Cuando quise darme cuenta, todo había vuelto a empezar. Me di la vuelta, el descansaba su cuerpo en la cama. Los ojos me miraban y una mano volvía a recorrer mi cuerpo. Era tan difícil desprenderse de ese amor, era tan difícil tener que vivir sin sus besos... Hacíamos de nuestros sentimientos una locura. Le besé. Se acercó a mi oreja y me dijo, te amo. Lo dijo con la voz suave, como para no dañar su significado. Yo no dije nada. Me gire y aguantaba la sonrisa pícara que siempre se me dibujaba.
- No te aguantes la sonrisa.-Dijo mientras su mano paseaba por mi cintura.
La solté, mi sonrisa se desprendío de mis labios y ahora se ha quedado dibujada en sus sabanas. Unas sabanas que guardan el recuerdo de un amor que fué feliz.