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Renacimiento

Una vieja puerta en el barrio oscuro de la ciudad, adentro se respira un aroma a suspiros cargados de alcohol, a humo de tabaco rancio y comida barata mal digerida. Es un bar viejo, un sitio negro por los años, un sitio que solo frecuentan los desesperados, los locos, la gente que ha construido su propio mundo y no busca neones brillantes y chicas bonitas; renegados de la sociedad o exiliados por cuenta propia. Todos saben que allí encontraran bebida, sombras y soledad. Un hombre cansado atiende tras la barra.
¿Eh, que será?
Un poco del vino horrible de siempre
Algún día me cansare de esas tonterías- decía el camarero, que de repente había encontrado fuerzas en el aburrimiento.
Avisa cuando llegue el día, y te ganaras un trago
En el rincón la mesa de siempre, un par de viejas fotos de tipos que deben estar muertos y que a nadie allí interesan. Resplandor de cerilla, una nube de humo envuelve la mesa. Cuando habló no lo hizo muy alto, era necesario atender a sus labios y descifrar su lenguaje.
Sabes, creo que te has pasado con el pobre tipo, no tenias que haberle dado tan duro, parecía una jodida matanza. No fue una pelea LIMPIA tío, y lo sabes.
Bueno, nadie dijo que lo tuviese que ser. El tío quería mi dinero y yo lo necesito para beber.
Si, es cierto, el hijo puta era un autentico cabrón, pero lo ultimo no hacia ni PUTA falta...
No lo defiendas, estabas disfrutando de lo lindo del espectáculo; hacia años que no veía esa sonrisa tonta en tu cara.
No sabes lo que dices, no soy un jodido sádico. La vida es bella, yo siempre te digo que la única regla, la única verdad que debemos respetar sobre todas, tío, lo único que nos separa de las bestias es que debemos evitar hacer daño a nadie si no es necesario. La mejor sensación en esta puta vida es ayudar a alguien y ver su cara de satisfacción por comprobar que en el mundo existe gente que te ayuda, que se preocupa por ti.
No empieces con eso, es tu discurso favorito. No empieces a contarme moralismos ni hables de bondad. Aquí lo único que tenemos es un tío que quiere mi dinero y a mi que no se lo voy a dar. Ese individuo se ha llevado su merecido, y un poco más de propina. No lo volverá a hacer.
No tío no, te equivocas, estoy seguro. Tiene que haber algo más. Joder si no hay nada, si tu tienes razón y todo se reduce a quien es el que da las ostias mas duras, ESTO no tiene sentido. La puta VIDA, tío, no tiene sentido si tu tienes razón. Mientras tu le pegabas yo no sonreía, estaba aturdido, cada golpe al fulano ese era como una patada en mi puta ALMA. Mi cara era jodido asombro. Mi risa era maldita incredulidad, tío. !En ese momento vi que no había diferencia entre ti y un puto perro rabioso! Estaba PARALIZADO entiendes. Joder si al menos te hubieras visto mientras…
Cállate ya, estas completamente loco. Además usas esas palabras todo el tiempo. Hablas de bondad y tu boca es como una cloaca negra que no para de escupir ratas e insectos putrefactos. No hay nada, estoy seguro. ¿Nadie me castigara nunca por lo de hoy sabes? Mañana me levantare, me mirare al espejo y no veré a ningún “perro rabioso”. Veré al tío al que nadie le toma el pelo. Deja tu gran regla suprema y aplícate la mía mejor: lo único que importa eres tú. Tú y nadie más.
Nonono, no puede ser!! Tú solo te ríes de mí porque digo joder y puta y cosas así. Lo digo porque me sale del alma, jodido cabrón. Lo digo porque mis palabras son sinceras, y no te intento engañar con preciosos adornos rebuscados. Tío, tu alma esta negra como la cloaca que dices es mi boca. He tardado todo este tiempo en darme cuenta de eso. JODER!!
Sabes, creo… creo que ya te he aguantado bastante. Llevo toda la vida cargando contigo y no me has traído nada más que problemas. No te volveré a escuchar más. Creo que es hora de que desaparezcas balbuceando tus grandes verdades. Me irá mucho mejor sin ti.
La puerta de la calle se abre y entra un tipo furioso, manchado de sangre. Los ojos del hombre hablan por si mismos. No quiere hablar, no quiere razonar. Hoy es un vengador. Va hacia el camarero. Lleva una barra de hierro en la mano y la descarga sin dudarlo. El brazo del camarero se lamenta con un crujido sordo. Cae al suelo retorciéndose. El visitante salta la barra. Primero golpea, luego pregunta.
-¿Dónde esta ese cabrón?
- Joder, esta en la esquina como siempre. Déjame en paz por favor. Cárgatelo a el. Yo no se nada.
Pero el cabrón de la esquina llevaba un revolver. Dos tiros, uno para el vengador y otro al tullido camarero.
-Bueno, ahora podré servirme yo mismo. Soy libre para hacer lo que quiera sin dar explicaciones. Estos dos no importan. El importante es el que ha caído justo antes. Ya no volverá a molestarme esa voz como un angelito malhablado junto al hombro nunca más. Los Ángeles no existen. Se acabó el castigo al crimen.
Se va por la puerta y echa a correr. En el bar: dos cuerpos con dos balas, la caja vacía, una botella menos de vino. En la esquina una silla volcada y sobre la mesa un vaso, una colilla aun humeante y la marca de haber sido apagada en el viejo espejo de la pared, en el que sobre el polvo se ve aun el esbozo de una sonrisa incrédula, asombrada, y ahora resignada.

Paalge29 de marzo de 2009

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