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Disfrazado de Bucay

Buenos Aires, 3 de noviembre. 3:23hs
Siento la necesidad de escribir, creo que Jorge Bucay y sus cartas para Claudia me devolvieron estas ganas que hace tiempo no sentía. O quizá fui yo mismo, o tal vez solo Jorge, aunque también podría ser Claudia. No conozco a Claudia, pero si a Emilia.
Así como Jorge SE imagino como un descendiente de Patrick Troll, yo me emociono creyendo SER un descendiente de Bucay.

Querida Emilia:
Se que no escribiste y que debería (debería proviene de deber, ¿era mi deber? Claro que no) esperar a que lo hagas, pero hoy mi tristeza no me deja ser yo (¿O sí?) Lloro al saber que nunca podre ser el psicólogo y/o psicoanalista que nunca soñé, pero que sueño. He atravesado, sufrido, padecido varios cambios desde que terminé el secundario.
Fui víctima de mi inmadurez, de no saber que quería-quiero. Solo creo que no deben juzgarme por no saber elegir, o más bien por no saber.
Estoy sentado en el living de mi departamento de Coronel Díaz, frente al hermoso parque Las Heras (testigo de mis más crueles pensamientos). Acabo de poner “Love me do” de los Beatles. Junto a la mesa hay tres sillas que nadie ocupa, aunque en mi mente estas vos mirándome y aportando ideas para esta primer carta para vos.
Me gustaría que alguna vez puedas leerla, pero a su vez tampoco quiero, es tal mi ambigüedad que derramo lagrimas sobre el papel porque te amo y te odio, te llevo y te traigo, te echo y te extraño. Y esto no es amor, esto es padecer (A-mor). No quiero escuchar nunca más a nadie decir que está enamorado, quiero que tengan las agallas para reconocer su enfermedad, como a los alcohólicos o drogadictos les pedimos que acepten su adicción. ¿Por qué nadie se atreve a estudiar-plantear el amor como una enfermedad (o sea, al amor como A-mor)? ¿Sera porque va de la mano de un placer inigualable? ¿Sera porque tememos las consecuencias? No soy quien para responder estas preguntas porque soy un ignorante del tema, soy una persona con rumbo incierto (no existe ni una persona sin rumbo) que padece y por eso escribe.
Solo quiero decirte Emilia, que las guerras, las traiciones, las acusaciones, las infidelidades no existirían si no existiesen los “te amo”, producto del A-mor. Esto se debe a que como dijo Jorge (por no citar miles) no existe la luz sin la oscuridad, la ley sin la gravedad, el bien sin el mal, el blanco sin el negro y viceversa (vaya, que placer haber dicho esto, me siento –aunque con un poco de vergüenza- Jorge Bucay).
Te despido con un gran abrazo, un gran beso y un gran cariño que me niego a que sea A-mor.

Pablo
Emilia:
Son las 4 AM del 3 de noviembre, no sé si será casualidad u obra del destino, pero la última vez (¡HELP ME!) que te escribí también era 3 de noviembre.
No sé por que todavía no me respondiste.
Quiero pedirte disculpas por la forma en que escribí mi primera carta, además de ser fría y cruel fue demasiado confusa. Voy a detenerme en, quizás, la frase que mas me identifica de aquella primer-única carta (ya no YESTERDAY); “… no existe…” “…la ley sin gravedad…” Lo que quiero decir es que la gravedad es libre, es como un ser alejado de los demás, único en su especie –o única especie-. Ella es liviana, despierta y se acuesta en el aire, es totalmente independiente, es hermosa; aunque no los tiene es la más bella de pies a cabeza, y como toda bella dama afecta e influye en todos y en todo; pero así como el blanco, como la luz y como el bien, la gravedad tiene su opuesto: la ley. La ley la encierra, la limita, la condiciona. La gravedad es presa de la ley, no permite disfrutarla en su esplendor. WE ALL LIVE IN A YELLOW SUBMARINE.
Te pido disculpas por no haber dejado que contestaras, espero no ahogarte como la ley a la gravedad.
Un beso.

Pablo












Emi:
¡Que gusto haber recibido tu carta! Veo que estás totalmente confundida, no es para menos. Antes de contestar tus preguntas quiero que sepas que sentí una alegría inmensa cuadro recibí el sobre.
Veo que después de leerlas a ambas lo primero que te “salió” preguntar es si estoy enamorado de vos, sospecho que realmente lo pensás así pero te da miedo confirmarlo.
No creo tener respuesta para esa pregunta, además este tema del amor me ES realmente confuso. Como habrás visto traté de enfermos a los enamorados. Mi confusión es tal que no se si estoy enfermo (en-A-morado) o no lo estoy (en-amorado), juro que deseo más que vos conocer la respuesta.
Acerca de si realmente creo que las desgracias del mundo son producto del amor, mi respuesta es no, creo que este tema no quedo claro, yo considero que son producto del A-mor, que como te habrás dado cuenta no son conceptos gemelos. Voy a dejar para una carta futura las diferencias que existen entre amor y a-mor.
Leyendo la carta número cuatro que Jorge Bucay le envió a Claudia me dieron ganas de ser sobre a mi también, por lo menos para que me veas un rato y para ser testigo de lo que causo en tus ojos con mis palabras. Aunque no me gustaría ver como soy guardado en un cajón.
Bueno Emi no quiero aburrirte mas con mis fantasías (¿?).
PD: Desearía ser el Dr. Jeckyll de estos años; para poder identificar las maniobras y los actos de Mr. Hyde, creo que ese es el primer paso para descubrir la cura para el A-mor.

Pablo









Querida amiga:
Te dije que te iba a explicar algunas diferencias entre amor y A-mor. Pero hoy me resulta imposible porque me invaden la ira, la bronca y ¿Por qué no? el odio. Según el diccionario de la Real Academia la palabra ira significa:
• Enfado muy violento: lo golpeó en un ataque de ira.
• Deseo de venganza: Temo que su ira nos cierre muchas puertas.
• Repetición de los dos anteriores en forma conjunta.
Teniendo en cuenta estos conceptos, pienso, repaso mis sentimientos y si Emi, tengo deseos de venganza, por lo tanto la ira está en mi.
Sigo por la bronca, que en un acto de muy poco esfuerzo la Real Academia lo describe con sinónimos; enojo, enfado y rabia. Tomemos estas palabras tal cual las conocemos payasito, porque verdaderamente las siento mías en este momento, se apoderan de mi ser-estar. Y por ultimo tenemos el ultimo sentimiento que es el que más se ajusta a mi estado: el odio, que se lo define como: Sentimiento de aversión y rechazo, muy intenso e incontrolable, hacia algo o alguien. ¡Qué feo suena, pero que peor se siente!
Espero que entiendas los motivos por los cuales no estoy en condiciones de explicarte nada.
Después de pensarlo varios minutos decidí algo que es muy importante para mí, pero más aun es difícil de aceptar. Estoy muy angustiado porque tengo miedo, y este miedo se debe a que padezco varios síntomas de la enfermedad a la que más le temo: el A-mor. Es más, creo que el odio, la bronca y la ira no es hacia ninguna persona en especial, sino hacia esta forma de mierda y cruel de querer a alguien.
Adentro mío hay una lucha del ser que no quiere ser, temo porque mi Mr. Hyde quiera salir, pero más aun temo por lo que pueda llegar a hacer si vence a mi Dr. Jeckyll y sale en libertad.
¿Por qué mierda siento como siento? ¿Por qué mierda no puedo querer bien (si existe una forma)? ¿Por qué soy yo? ¿Por qué no soy vos? ¿O en realidad vos soy yo y muero del dolor por ver reflejadas en vos todas mis miserias?
Creo que metí la pata, lo que dije no quiero que sea, o lo que quiero que sea en realidad no lo dije, no sé bien como armar esta frase. Lo único que sé es que dije lo que dije, y calle lo que quiero y no dije.
Hoy no te mando un beso, pero si un fuerte abrazo.

Pablo

Emi:
Te escribo para contarte que estoy cansado de las ambivalencias y de la indecisión en la forma de expresarse de las personas. Creo que no nos damos cuenta, pero cuando hablamos o usamos las palabras incorrectas, lo que estamos haciendo en definitiva, es comunicar incorrectamente lo que nos pasa.
Creo que tanto tiempo de terapia y el hecho de que siempre que tengo un bajón sea por la misma razón, me han quitado las ganas de buscarle la quinta pata al gato, de buscar diferentes matices, o los grises, como lo llaman algunos psicólogos. Soy rebuscado para muchas cuestiones, pero muy simple para otras, como el lenguaje. Te doy un ejemplo clarísimo, de cómo nos comunicamos la mayoría de las personas, es una conversación entre un paciente y su terapeuta:
-Matías: Necesito hablar con María.
-Psicólogo: ¿Necesitas?
-Matías: Si, ¡mucho!
-Psicólogo: ¿Es indispensable que hables con María?
-Matías: Bueno no sé si “indispensable”, pero lo necesito.
-Psicólogo: ¿Lo necesitas cómo? ¿Para vivir?
-Matías: No, claro que no. Pero quiero hablar con María
-Psicólogo: Repetí eso.
-Matías: Quiero hablar con María.



A esto me refiero, cuando decimos necesito, nos estamos descomprometiendo con lo que decimos, no nos hacemos responsables; ¿entendés Lou? Hablarías con esa persona solo porque lo necesitas. En cambio si utilizas la palabra quiero, te estás comprometiendo con lo que decís, te haces cargo de lo que te pasa. Hablas porque queres.
Lo mismo ocurre cuando utilizamos, por ejemplo, esta frase: “me siento solo”
-¿Qué es eso? ¿Te sentís solo o estás solo?
-No estoy solo, pero es como si lo estuviera.
-¿Cómo si lo estuvieras? Entonces estas solo.
-¡No! Porque tengo mi familia, mis amigos, mi novia.
-Ah bueno, entonces no estás solo.
-Si ya sé, pero no están siempre que los necesito.
-Entonces estas solo a veces, y otras acompañado.
¿Se entiende a lo que me refiero Emi? Tenemos que ser claros, cuando antes de cualquier frase ponemos o decimos, “siento…”, “siento como si…”; etc. No nos hacemos cargo de lo que realmente nos pasa.
“Me siento confundido”. Esta frase es la más estúpida que escuche en mi vida (siempre que se refiere a una situación amorosa). La única palabra bien usada es “me”. Siento y confundido; son dos palabras que le quitan sentido a lo que intentamos comunicar, que esconden nuestros verdaderos sentimientos. Al decir eso es porque indudablemente necesitamos sacarlo afuera, pero no lo estamos haciendo, sino que lo guardamos más aun, creando justamente un estado de confusión. Cuando nos pasa algo con alguna persona y decimos que nos “sentimos confundidos”, lo que estamos haciendo es reprimir ese sentimiento por miedo, por vergüenza, por los motivos que sean, porque es más fácil decir “estoy confundido” que decir “me gusta Pepa”, o “estoy enamorado de Pepa”, o por que no “odio a Pepa”.
Espero que no te haya mareado con mis ideas, espero tu respuesta. Ahora te dejo porque estoy cansado.
Siento que te quiero mucho… ¡Te quiero mucho!
PD: Hablemos claro.

Pablo
Pabloberru27 de octubre de 2010

4 Comentarios

  • Lau928

    "Disfrazado de Bucay" el titulo ya me ha llamado, adoro a Bucay y sobretodo su "Camino de la autodependencia".
    Desde tus reflexiones, me encanta leerte, son sinceras, llenas de dudas que muchos no se atreverían a admitir incluso puede que yo misma, cuando realmente nos encontramos a veces perdidos, como ahora....unas veces más, otras menos. Admiro tu manera de mirarte hacia dentro sin miedo a expresar tu propia confusión en un mundo que realmente casi todos nos sentimos confusos.
    Sigue disfrazandote de quien quieras para escribir, o haz lo que tu quieras, yo seguiré aqui leyéndote.
    Saludos desde Madrid

    27/10/10 03:10

  • Lamentodefenix

    me encantaron!

    03/11/10 04:11

  • Danae

    Como en tu texto anterior, tu texto bulle de ideas, de sentimientos, de paradojas. Tu escrito es un resumen de la naturaleza contradictoria de la esencia humana ... desde luego tienes todas las preguntas, y como a todos, te faltan muchas respuestas.
    En fin, seguiré leyéndote porque me interesa lo que me puedas contar. A lo mejor terminas iluminando alguna de mis múltiples interrogantes ...
    Un gusto leerte.
    Un abrazo para ti!!!

    03/11/10 11:11

  • Dragonfly

    Original tu idea. Coincido con Danae, planteas muchos interrogantes que a todos nos pasan. Me sentí muy identificada con la primera carta. Una vez leí algo parecido a lo que dice Bucay sobre el A-mor (aunque no recuerdo quén lo decía). Hablaba sobre el enamoramiento (enamora-mniento -"me enamoro y te miento"). Son esas contradicciones inexplicables que surgen con el sentimiento. No?

    05/11/10 03:11

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