Que el viento no te arranque los ojos
Y las pupilas se asomen como redondos espectros
En sangre de palomas enterradas en techos catedrales
Degolladas en las paredes de las iglesias
Negras cosas como ataúdes con piezas
Para sonámbulos y ruidos de otras tierras.

Tampoco que el frío te rompa las manos
Para que luego ellas crujan como el hielo que asota las neveras
O las aguas montañosas que en la hierba sangran
Sangrantes como el silencio descompuesto en las cavernas
O las hienas que añoran el pellejo de los huesos
Sonando en campanas de eco condensado
El crepitar de escarcha amoratado.

Como las repeticiones muertas en la vitrola
O pianos o violines ultrajados por la espalda
De maniobra de cadáver o flores de yeso
Retumbando en las bocas de los que prefieren hambruna
A esos almuerzos a veces no deseados
Que huelen a materia curtida y arroz fregado en los sesos
Recordando cuando salvan ciertas vidas
En operaciones con tijeras hilos bisturís oxidados
Navajas ocupadas para abrir el cuerpo y las rejas
Y rosarios de perlas y cruz de espantapájaros.

Cuando las hojas caen vistiendo las estatuas
Daré una vuelta por la plaza de fuego
Estaré allí por si la soledad insinúa carcomerse tus brazos
Tras los árboles viendo como la piel gotea proliferante
Para con un balde guardar lo perdido de tu imagen
Hallada entre esparcidos centelleos
De luz repentina mortecina zigzagueante
Que alumbra como farol tedioso de la rutina
En los secuestros inconclusos y los gritos fortuitos
En paraderos puestos por pena y violaciones.

Por eso que la tormenta no te arranque los ojos
Que los míos granizan en presencia de los tuyos
Y vacíos sería como llorarle a los familiares olvidados
O andar por ahí cantando con la lengua arraigada a las raíces
Dejar crecer en mi mirada un espanto de hospital
Como las sorpresas sutiles que se dan para decir que alguien ha muerto
Y uno está estoico a los delirios
Por lo que soporta los regalos envueltos por dentistas
Con sus manos anestesiadas de tanto sacar muelas
Y empuñar las agujas que retuercen encías y dientes.

En océanos iracundos de sangre te siento cerca
Mientras lamo el metal sabor a océano que a mil letras traba.

Seguir AutorRecomendar Texto Agregar a Favoritos

1 Comentarios

• 

  Fernando690

  "Cuando las hojas caen vistiendo las estatuas
  Dar? una vuelta por la plaza de fuego
  Estar? all? por si la soledad insin?a carcomerse tus brazos". me encanta esta parte
  
  
  "uno est? estoico a los delirios
  Por lo que soporta los regalos envueltos por dentistas
  Con sus manos anestesiadas de tanto sacar muelas
  Y empu?ar las agujas que retuercen enc?as y dientes". y esta parte tambien
  
  muy bueno lo que haces.
  
  un saludo

  06/05/09 03:05