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Penumbras Sienes

En un tiempo donde no existe la verdad, y solo coincidencias hacen que se priorice un orden en la sociedad. Un hombre lleva una bandera casi blanca como estandarte.
Esta insignia que lo caracteriza se fue tejiendo a través de su infancia., con hilos de lealtad y valor se oponía ante la injusticia, no toleraba la calumnia y solo buscaba la paz.
Los bordes dorados presagiaban la gloria de este Aquiles del siglo XXI.
Conviviendo con la normalidad del crecimiento, comenzó a armar su personalidad. Le costo poco ir conociendo al lobo dentro de cada una de las ovejas que vivían con el en aquel rebaño. Tampoco fue necesario robarle la esfera de cristal a la bruja del pueblo para debatir a donde quería llegar.
El tiempo le dio la razón a todos los presagios, con sus promesas logro conquistar la mente de cada oyente. Promesas, para nada vanas, describieron el tempo exacto para cambiar esta frívola realidad. Lo que parecía imposible, fue atrapado por sus redes, sienes pensantes que lograban ver el final.
No dudo y a paso firme subió al podio. Le entregaron una bandera manchada que tenia los mismos colores que llevaba en su interior. Eran la pareja perfecta.
En sus ojos se podía observar el correr de esos mares. Un suelo cumplido para esta alma que nunca ceso de luchar.
Su mano en el pecho sostenía ese corazón que no paraba de latir, invulnerable ante el sonido del himno.
Estaba en ese sillón en el que pocos se pueden sentar.
Pero la diosa tenía que cobrar la deuda, el rey solo pudo dar vuelta a esta primera página para dar comienzo a una historia de la que no se pude saber el final.
Su excelsa eternidad lo ataco sin misericordia, consumiendo de a poco los pensamientos del guía.
Todas sus obras deslumbraban por su prestigio y la medida justa para poder sobresalir. Sin gastar por demás equilibrio la balanza. Un principio prometedor, predestinado y sin dejarlo crecer se acercaba como las olas al mar.
Un principio que duro mas que cualquier introducción, pero no llego a ser ni el prologo de lo que él tenía pensado.
Se resguardo en un claustro de cristal, desde allí siguió dirigiendo su sociedad.
Sus ideales seguían siendo escuchados por miles de entes sin objeción. Seguía siendo el león detrás del pedestal.
Pero los demonios se escabullían entre las líneas de esos discursos. En la cabeza del dueño del capitel, los fantasmas sobrevolaban su mente, detenían el tiempo y le susurraban al oído.
Es un actor en el medio de la escena donde nunca hay una función y todos lo escuchan.
Luego de los discursos, sus protectores escoltaban a este que pensaban conocer sin siquiera intentar invadir su interior.
En el medio del camino, diligentes saludan al presidente de los ideales firmes. Le agradecen por trasmitir lo correcto, son justamente esas palabras que ellos quieren escuchar. Él sabe muy bien que no es necesario difamar ni siquiera convertirse en un malabarista para dar vueltas en el aire con promesas falsas como sus antecesores. Sólo apaga las luces de esas mentiras, que iban a iluminar las avenidas.
Pero dejar de lado tanto tiempo su corazón lo hace acercarse más aquella cuenta pendiente. Sabe muy bien lo que necesita para sobrevivir, y al menos enfocar una sonrisa sobre su felicidad.
Sigue creyendo que puede consolarse durmiendo con una mujer que no forma parte de sus sueños. Engaño hasta a su propia conciencia por el solo hecho de no derrumbar toda la buena cosecha que consiguió.
Debería estar confundido como nadie en el mundo, pero él es distinto, mucho más que todos los demás. Está obstinado, solo conoce la llegada y no le importa como alcanzarla. .
A este gladiador le falta la armadura para combatir a los leones, pero le sobra la sangre para poder soportar el desarraigo de su alma. Pasea en los sueños por el medio de las arenas, aunque estén repletas del deseo, él sabe come mantener dormido a las fieras.
Esta involucrado con un personaje que no le permite dar el brazo a torcer. Sus falacias son balas que no lastiman a ninguna de las almas que lo rodean, solo causan en si mismo esa brutal sensación de dolor.
Pamfleto18 de octubre de 2008

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