TusTextos

Aquel Lugar En Su Mente

Y ahí estaba el niño, adentro del armario, con su pequeña hermana en brazos.
Su madre lo había arrancado de la cama en plena noche, para meterlo en aquel sitio, pero sin antes decirle, -no salgas a menos que te lo pida, cuida a tu hermana, y por favor no hagas ningún ruido!-
Acurrucado entre cajas de zapatos, podía escuchar sus propios latidos, veloces, desenfrenados.
Aferrando fuertemente a la bebé, intentaba no pensar.
Apretó los párpados hasta que le dolieron, intentaba ir a ese lugar en su mente donde no había miedo ni tristeza, ese lugar al que había ido por primera vez, aquel día al regresar de la escuela.
La imagen de su madre en la sala, contemplando el cadáver suspendido por el cuello de su padre, era un recuerdo difícil de llevar. Pero el niño nunca había llorado, cuando el pequeño sentía ese incontenible dolor en el pecho, aquel lugar en su mente lo acogía y lo liberaba de todo miedo y tristeza.
Aquéllas noches, en que lo gritos de agonía resonaban en cada rincón de la casa, los gritos de dolor de una mujer que anhela el alivio de la muerte. Fue el tiempo en que la anciana abuela en estado terminal, se hospedó en la casa. Ese par de meses el niño aprendió que podía viajar a ese lugar en su mente, las veces que el quisiera.
-Buaaaaaaaa!!-
El llanto de la bebé lo saco de aquel sitio, la niña lloraba a todo pulmón y lo jalaba del cuello de la camiseta.
El niño podía ver luz entre las rendijas de la puerta armario, luz proveniente de la habitación de su madre, iluminada por el sol de la mañana.
El niño estaba decidido a salir, no tenia intenciones de desobedecer a su madre, pero debía ir al baño y su hermana seguramente tenia hambre.
Ya no sentía miedo, y ver el sol entrar por la ventana, le hacia creer que la tormenta había terminado, fuese la que fuese.
Salió lentamente del armario y se dirigió hacía baño, tratando de ignorar aquel silencio poco habitual, orino como pudo con la niña en brazos, oprimió el botón del deposito y fue hacía la cocina. Puso a calentar la leche que venía en pequeñas cajas, era la que su madre siempre le daba a la bebé, mientras esperaba decidió ir a su habitación a buscar sus pantuflas ya que sus pies descalzos se estaban congelando.
Siempre con la niña a cuestas, se dirigió a su habitación, giro el pomo, y fue ahí donde la vio.
El cuerpo completamente desnudo de su madre, con un profundo corte en la garganta, los ojos entrecerrados que miraban a la nada,el enorme charco de sangre que cubría casi todo el piso de la habitación, los vidrios de la ventana rota, esparcidos por el suelo.
El niño tomó la pantuflas que estaban al lado de la puerta y regresó a la cocina.
Lleno el biberón con leche y se aseguro de que no estuviera muy caliente. Luego de alimentar a su hermana, la llevó a la habitación de su madre y la deposito en su cuna. La niña esbozo una risita cuando su hermano encendió el colorido móvil musical, el se quedo ahí mirando a la bebé hipnotizada por los danzantes animales de plástico.
Cuando el móvil se detuvo, la pequeña ya estaba profundamente dormida, el niño se acostó en la cama de su madre, sentía el olor de su cabello en la almohada en la sabana. El corazón se le aceleró, y las lagrimas empezaron a brotar, intento contenerse pero la repentina presión en su pecho era inaguantable. Fue así que decidió ir una vez mas a ese lugar en su mente donde no había miedo ni tristeza, solo que esta vez el viaje fue solo de ida.
Pantraxard11 de junio de 2014

Más de Pantraxard

Chat