Me pregunto en que momento de mi vida habré vivido realmente.
Buena pregunta. Cuántos trenes hemos dejado pasar por miedo al destino. Cuánto tiempo llevamos esperando algo que nos haga completamente felices sin darle importancia a los pequeños detalles que han marcado la diferencia, la diferencia entre una media sonrisa y una carcajada. Soy una de esas personas que han permanecido sentadas en una de las rocas con las que se tropieza uno en su camino y por no volver a caer ha decidido sentarse a esperar... Y así vi mi pasado cada vez más cerca, vi como las dudas de ayer emborronaban mi presente, vi como mis miedos me consumían... Y en ese momento, cuando cría haber muerto fui consciente de que todavía respiraba, y me levanté.
Hoy quiero decirte a ti, que aunque las piernas te tiemblen sigas andando, que aunque las montañas sean enormes no dejes de subir, que de ti depende llegar a la cima, que si te caes, como se ha dicho siempre... arriba. Súbete a todos los trenes, disfruta el viaje o aprende de ellos, pero no te quedes con la duda. Sonríe, que la felicidad está detrás de cada una de nuestras sonrisas. Y una vez alcanzada la cima, no mires abajo, ni hacia arriba. Cierra los ojos, brinda por ti y permítete un baile con el aire... Luego, vuelve a ponerte tus alas y vuela.
