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Ser Nocturno

Escapé del mundo de los sueños poco a poco, hasta que se convirtió en un vago recuerdo.

Como cerrar los ojos y dormir teniendo tantas cosas pendientes. Como descansar pudiendo pensar. Como correr el riesgo de soñar con algo que me recuerde irremediablemente a ti, y arriesgarme a volver a empezar.

Como desaprovechar una visión tan magnífica como la del manto estelar, cuando todo es silencio, cuando el cielo es lo que ves, y no lo que te espera por ver. Como huir de la noche después de tantos años dandole la cara al sol.

Porque soñar con los ojos cerrados pudiendo soñar despierto, y volar...

Cuando todos callaron y la calle quedó desierta abrí mi ventana, me senté en ella y escuché. Y en el silencio de la noche oí lo que buscaba, pero lejos de apuntarlo para la posteriedad decidí borrarlo de mi memoria, para no tener más remedio que volver a la noche siguiente y recordar lo que me trajo hasta allí.

Y la noche jamás me falló, y en ella descubrí todo lo que de dia no podia ver. Mi mente encontró el descanso en aquellas horas de soledad en que la vida se tomaba un respiro. Y durante todo el dia esperaba el momento de volver a encontrarme con mi reina, la Luna, y sus leales secuaces las estrellas.

En el transcurso de aquellos meses dejé de dormir, y aunque mi rostro y mi mente se resintieron durante el dia, en que me preguntaba porque hacia aquello, de noche todo volvia a adquirir sentido, cada pieza encajaba en su sitio y solo me preocupaba retomar mi conversación interna allí donde la había dejado veinticuatro horas antes. Para conocerme mejor y, quizás, llegar a entenderme después de todo.

Y en aquellas largas noches de insomnio desperté de un sueño que habia durado diecinueve años y descubrí que pasase lo que pasase, siempre habria una estrella brillando con la potencia de un corazón enamorado. Y mientras no se apagara la última de ellas, habria un motivo para confiar y cerrar los ojos. Y al fin, dormí. Y al despertar nada fué lo mismo, aún cuando nada había cambiado. Encontré mi estrella y de alguna manera supe que ya jamás volveria a perderla, así que dejé de vigilarla constantemente para empezar a sentirla en mi interior. Y en aquellos meses la noche fué mia, y yo fuí de la noche.
Pedrera21 de diciembre de 2010

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