Inúndate de este mi ser.
A Chay:
Tú y yo somos almas gemelas cuando nos fundimos en un profundo beso. Lo que pasa en el resto del mundo se queda en el recuerdo.
Inúndate de este mi ser.
Anhelame, acaba conmigo, deshazme, inmolame.
Intima. Coleccióname, ríñeme, escóndeme de todas.
Persigo ser uno, deseo ser tuyo, ser tu tiempo,
yazco en el que fue y que gira sobre tus sujetos,
eterno, en carne viva.
Por eso supe tu hora,
la hora de que se paró tu reloj,
era la hora de las afecciones que nunca tuve,
el lapso de las elipsis que no adquieren señales,
hora, crepúsculo de sangre que me lactó de zozobras,
tiempo, alborada que me fue helminto.
Exonérame del ayer. Deseo sacar mi alma del pasado.
Yo existo en este momento que sollozo, me quemo, ardiendo.
Sabes que soy lobo que aúlla, a la grande luna.
Quiero ser lobo, loba.
Auxíliame para a romper las leguas que me separan.
Tus caderas de seda enfunda el áncora.
Tú solo atormentas mi mal en un solo segundo.
Deseo no ser límites y enaltecerte como si sol fueras.
Mi alma no duda en gritar siempre, mi amor.
Significar lo que siento aquello que acaricio,
Ere ser de oro, de diamante, pájaro libre.
Consigo ser el guijarro que revota en el lago de tus ojos,
y se hunde, en el para siempre en tu río.
Eres mi destino. Te llevo tatuado en la sangre.
Reyerta lóbrega frente a mí semejante, eres.
Posees de mí ese timbre de hambre no saciada.
Tras el amor tus ojos viven, recobran la vida después de morir.
Ven conmigo. Desgajemos este paisaje los dos juntos.
¿Amor? Tu camino es el mío. Ven. Acompáñame, permanece a mi lado.
Codíciame, termíname, derrámame, conságrame.
Haz inclinarse los anillos de mi último satélite.
Dame un salvoconducto, para correr, siempre hacia ti
anegando las haciendas como un reguero aterrador,
desencadenando estos lazos, la soga, todos los nexos,
lacerando,
calcinando,
devastando
ser volcán que arroja lava perturbada que viva,
desfilar fuera de mi idéntico, perdido,
Separado del ayer, libre del pasado
¡Quiero , amarte, amándote!