Es la vida una reata indivisible,
cuando se salda el olvido se enciende la vida,
con luces de neón que ya habían sido olvidadas;
tuvimos la ocasión de amar, y los pretextos no nos han alejado,
vivimos cabalgando a su lomo, esperando que el mundo,
se mueva en la dirección acertada, estoy llegando hacia a ti
estoy llegando.
Hay vida en nuestros los corazones, como en los arboles
cuyas hojas no caen nunca,
palabras en primera persona, que conectan el alma
son como el infinito, nunca acaban;
somos consecuencias de las alboradas soñadas
diatribas de amaneceres distintos,
ágoras de distintas formas, olores, sustancias ;
amor, el tuyo y el mío que irremediablemente han de chocar
el mundo lo sabe, tú y yo también.
Dejaremos de ser nosotros, cuando el sujeto
no sea un subjuntivo indeterminado,
pero si determinante,
como el éter me uniré a ti, para ser una sola verdad,
sin sortilegios que persigan ensueños
para ser realidad, ese día, cuando en el horizonte, el sol escriba,
que tu sombra y la mía, son realidad y no, utopías.