Solo tú existes, y nadie más.
A Chay:
Soy culpable de todo, lo admito todo, pero sobre todo de quererte.
Me avergüenzo de haber querido, la espera hubiera sido mi salvación, y no mi condena.
Solo tú existes, y nadie más.
Te indago, inquiero tu hechura entre las cruces
que en la gloria crea, y ,al tiempo, se desmantela
te debo tanto y saber, quiero de ti, por ello, eternamente
que la heredad está colmada de mi erario ácido.
¿Qué sandunga, geodesia, qué montaña no se aupará
en el gallardete recóndito en que fui apiadado?
¿Qué pámpano al abatirse no yació para mí?
como un epítome luengo, acaecido de sus entrañas,
de esas sus señales, que a mi llegan en forma de flecha.
Inicuo veneno negro que bebo de ella,
para en ella morir, y morir en ella
sollozos velados que indagan rúbricas
y sílabas que nunca nadie pronuncio por mí.
Sustancia reclinada aledaño a mi terno como sisellas análogas,
tácitas en mi perene vida y en mi atropellado eco.
Para revertir el ser,
atajar la usurpación del suspiro despojado de su pétalo
y el primer linaje rociado de la hacienda en mi corona: hasta
cuándo, me pregunto, inquiero el sesgo
debo regresar y ser forma.
¿ Hasta cuándo su fragancia, no será sentida?
¿Por qué enterraron las flores de su perfume,
que hace la vida, que me la arrebata a lapsos, y yo muero?
Enterrado por las más altas cordilleras,
escarbo con mis manos, para que mis ojos sepan de ella
mi oído escuche su voz y mi desdén su patria acontezca
sangrarán mis manos, hasta que se haga la luz
solo para volver, aunque sea un instante, oler su perfume.
Mi hermosa mariposa, desnuda
célibe de las inmundicias del mundo ,
estrangulada en el reino celestial, oriunda
de la pureza callada, tu sola, sola, impenetrable,
con ese jubón que cuando mis ojos ven,
en tasajos se convierten
médula socavada por la ausencia.
Inanimado, existo
como el lago helado en invierno,
como océano visto desde el cielo siempre celeste
te has convertido en la sombra de la paloma,
que lleva la rama de olivo, esa que mi paz necesita.
Quebrado en la sombra, entre las flores muertas:
me paralizo y sufro
como un sonido lánguido e inmutable
solo tú, puedes regar mi árbol, y que crezcan mis ramas.
Solo tú, y nadie más.