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Las Aventuras de Hu

La luz que salía por las ventanas del Centro Cultural para el Intercambio de Aretes tenía una cualidad especial. Si revoloteaba uno cerca de sus ventanas abiertas, orientadas a la Estrella Polar, bien podía creerse que salían hadas de oro huyendo del sofoco del equinoccio hacia el terciopelo sintético de la temprana noche urbana.

La casa estaba edificada en relación con la Luna y el Sol. Tenía un gran techo curvo orientado al norte para ver la luna y el sol y las estrellas, sin luz eléctrica que proviniera de la calle.

Un examen más de cerca, como el que ofrecería una minúscula cámara a control remoto que pudiera entrar y salir de las casas filmando planos continuos sin dejarse afectar por imágenes de leyenda, revelaría que el chisporroteo provenía de una sala en particular, en la parte alta de la casa. bajo el gran techo curvo orientado que permitía ver las estrellas, la luna, la lluvia, las nubes, el sol y los rayos. Era el baño del piso de arriba, donde una multitud de velas incrustadas de pólvora daban luz a dieciséis personas que celebraban apretujadas un cumpleaños, estallando cuando el fuego llegaba al detonante en alegres manojos de chispas.

Todas habían traído regalos, tanto para la festejada como para los otros invitados, y en ese momento los estaban abriendo, mientras las bandejas con bebidas y canapés iban y venían traídas y venidas por palmas sudorosas en alto, de dieciséis personas en un baño, de pie dentro de la tina, subidas en el retrete, en un piso, tratando de bailar, el estéreo en el lavamanos debajo de los envoltorios de regalos y los platos de cartón.

Uno de los regalos era una barra de chocolate envuelta en papel color chocolate con la palabra XOKO grabada en crema sobre él, y un papel interno color crema con la palabra LATTE grabada en chocolate sobre él.

Entretanto en el piso de abajo, los usuarios habituales del Centro, con varios agujeros en cada oreja, en la gran sala central intercambiaban los aretes que, habiéndolos adquirido en pares y siendo ellos personas no convencionales que no podían usar aretes en pares, tenían repetidos.

En la sala de al lado, el Grupo de Apoyo para Problemas Astrológicos, otra de las actividades del Centro, reunía a una multitud variada afectada por problemas en las influencias estelares en su carta astral (por ejemplo exceso de aspectos negativos, falta de aspectos positivos, o un exceso de cuadraturas y oposiciones).
Actualmente el grupo trabajaba en la creación de una base de datos de Perfiles Astrales, de modo que los maltratados por alguna configuración celeste en particular pudieran compararse con quienes la sufrieron en el paso y aun así, o debido a ello, se hicieron famosos.

En el baño, Hu, la dueña de casa. que cumplía 36, recibía un broche con un sol en oro, una luna en plata y una estrella en platino.
Otros recibían joyas de poliestireno: collares, pulseras, tobilleras y aretes hechos con bolitas blancas de distintos tamaños, mezcladas con cuentas transparentes.
Otra razón para la fiesta era la fecha, por supuesto. Allí se celebraban todos los días, y ese día era 27 de marzo de 2007, que suma 21, que suma 3, así que el tema eran los números 3 y 21.
Los días dejaban un “sabor”, como una pista a seguir para perseguir intuitivamente la compleción de la vida de uno.

Y como además era una Fiesta de la Risa, periódicamente entraban por la puerta globos lleno de óxido nitroso, mientras los invitados se hacían cosquillas unos a otros y contaban chistes. En la parte alta de las paredes se habían instalado monitores en que se mostraban videos divertidos.


Al día siguiente, Hu se vistió según la joya que deseaba usar; eligió toda su ropa de modo que combinara con el broche que le habían regalado para su cumpleaños.
Corrió las cortinas, abrió las ventanas y respiró el gran aire de afuera.
Sobre la alta torre de la Casa flameaba la Bandera de Gaia, azul y verde con una espiral blanca.
Al frente, el nuevo edificio piramidal demostraba un concepto en arquitectura. Tenía árboles en todas las terrazas y en el techo. Era como un cerro en el interior de la ciudad y dentro de sí tenía una pirámide interna que era un shopping mall iluminado con luz natural por un sistema de espejos que no estaban afuera del edificio sino adentro. No tenía lados sin ventanas.

Hu salió a la biblioteca y cruzó la sala. Las paredes digitales mostraban imágenes tomadas de la Red.
Fue hasta el patio interno y tocó la gran campana. Tocada así, en momentos aleatorios, contrarrestaba las campanas y los almuecines de las iglesias circundantes.

Luego fue a la biblioteca. En ese momento empezó a llegar la gente, los que trabajaban en la Casa y pisándoles los talones los invitados al lanzamiento de la biblioteca pública virtual en que la gente podría leer en línea cualquier libro actual pagando cierta suma. Como un sitio de venta de libros, pero en que solamente se pagaba por lo que se leía. Así los investigadores, autores y periodistas que necesitaban la información especializada más reciente pero no pueden permitirse adquirir cada nuevo título en el tema que les interesa, revisaban el índice de los libros a los que anteriormente sólo se podía acceder mediante la compra directa, elegían los capítulos o artículos que les atañían y, por una cuota adicional por palabra, tomar párrafos para citarlos en lo que escribían.

No era la biblioteca lo único que se lanzaba ese día. También estaba una colección de e-pistolarios: colecciones de mensajes de correo electrónico intercambiados entre dos personas famosas.

Después salió a la calle y el la gente de cine de la Casa estaba filmando un comercial: picados de zapatos caminando aceras, carreteras, salones alfombrados, pisos de madera, tierra. al final la frase “en todas partes” en muchos idiomas, en color sobre el logo y nombre de marca, fading out al logo y nombre.

Se acercó a la gente en la calle que llevaba camisetas entretenidas y los invitó a tomar un café o una cerveza para que le hablaran del significado del estampado en sus camisetas.

Al día siguiente dio una fiesta hindú, con comida, música y decoración hindú. Todos los invitados vinieron con ropa hindú y trajeron un cojín hindú, si lo tenían. Había incienso hindú, perfume hindú y se hablaba de dioses hindúes, viajes a la India, política hindú, etc.

Ese día se lanzó en la Casa un libro llamado "Increíbles actividades en los baños" que mientras no se publicó tuvo el título alternativo de "Cosas increíbles hechas en los baños públicos". Contenía historias de rituales, suicidios, negocios, etc., todo hecho en esos pequeños sitios, el último lugar privado, o el definitivo.

Después subió al metro. Estaba lleno y se quedó delante de los asientos ocupados, tomada de una agarradera que colgaba del techo. Frente a ella, uno de esos asientos reservados para quienes más los necesitan estaba ocupada por un anciano. Llegó uno más anciano que él y el primer anciano se lo cedió. Luego llegó otro más anciano que este, al que el segundo anciano también le dio el asiente. Por último Hu vio acercarse una momia forrada en vendas al asiento. El tercer anciano se lo ofreció, pero la momia dijo “No, gracias, me bajo en la próxima estación."

Luego Hu entró a comer a un restorán que se llamaba LA COCINA PÚBLICA. Las mesas estaban muy separadas una de otra y tenían el tamaño y número de sillas exacto según los comensales; estaba prohibido sentarse en una mesa para más personas de las que uno traía. No se servía alcohol y no había música. Todas las mesas tenían vista al verde del vivero/jardín/huerto interior/exterior. En las paredes había carteles explicando por qué se cocina, la máxima de Hipócrates “cúrate con lo que comes”, informaciones científicas, etc.

Se imaginó que estaba en una jaula invisible que la transportaba a todas partes impulsada por sus propios pies. Se imaginó que comía a través de los barrotes de esta jaula.

Al lado de este restorán había un bar y allí Hu entró a beber un cóctel de sodas, pero una vez dentro se decidió una Sekhmet, hecha con cerveza y jugo de granada. En la pantalla se proyectaba la película “Código de bares”, que trataba acerca de bares. En el wurlitzer, la banda Interesting Chemicals cantaba:

She knows that she's wearing
some powerful shoes...

Luego, como era gorda, entró a una boutique para gordos. Se llamaba Harta Costura, Tienda para Gordos (sin ningún eufemismo como “Tallas Grandes”), los maniquíes eran gordos, con carne de goma y huesos de acero, y toda la ropa tenía cinturas muy anchas. Los asientos eran anchos también.
Ella compró una camiseta que por el frente decía NO SOY TU CHELA y en la espalda NO SOY TU GURÚ, otra que en la espalda estaba estampada con letras en el mismo color pero más claro que rezaban lo mismo que rezaba la etiqueta (marca, talla, procedencia, composición e instrucciones de lavado), y algunas prendas hechas en piel humana, camisas y túnicas medievales tie-dye en seda. También una camiseta para traductores que decía “YO TRADUJE EL MANUSCRITO DE VOYNICH” y tenía una ilustración de aquel libro, una persona apoyada contra un gran matraz. Cuando pagó le dieron una bolsita de caramelos de regalo.

Hu y sus asociados se habían enriquecido mediante la perseverancia. Habían elegido un artículo cualquiera, mitones, y lo habían convertido en la base de su fortuna especializándose en él y promoviéndolo por todos los medios. Los habían vendido infatigablemente en el hemisferio en que se asentaba el invierno en ese momento, habían puesto de apellido a su marca de mitones “el original”, habían hecho de ellos un accesorio unisexo de moda, personalizado y modificable, en una variedad de modelos y colores, enjoyados, terroríficos, escamosos, etéreos, etc.
Habían apuntado también a los consumidores que necesitaban mantener sus manos calientes y funcionales, como las enormes masas ilustradas que trabajaban con computadores. Los mitones les abrigaban la mano y les dejaban los dedos libres para teclear.

Ahora que eran ricos, tenían un departamento de investigación y desarrollo que trataba de dar en el clavo de lo que la gente quería, como herramientas para expresarse a sí misma: cosas para inscribir madera y metal, cámaras digitales y computadores.

Por ejemplo, desarrollaban una manera de que cada uno pudiera hacer películas en la Red. Eliminaban así la necesidad de arrendar cámaras y contratar técnicos. La experiencia de dirigir se entregaba directamente a la pantalla, al monitor.

Una mejora importante que encontraron fue hacer la tecla de mayúsculas en los teclados era más dura que el resto; para cambiar de minúsculas a mayúsculas y viceversa había que esforzarse especialmente, con lo cual se evitaba presionarla por accidente.

Querían perfeccionar el viaje tiempo para vender asientos en cualquier concierto de épocas pretéritas, para los viajeros temporales que quisieran ver a su banda favorita ya extinta o con una formación anterior.

Con lo otro con que Hu trabajaba, eran sus ideas en bruto. Su secretario Xu la seguía a todas partes y recogía las palabras que caían de su boca; con ellas al final del mes lunar ella armaba guiones de películas o libros de cuentos o incluso novelas hechas sólo con ideas hiladas una tras otra. Otro secretario en la Casa recogía ideas para películas: recolectaba ideas impresionantes y las mezclaba en un sombrero. La última que habían rodado con sus scripts era una película que empezaba en un género y terminaba en otro; al principio era comedia y luego se volvía horror y nunca volvía a ser comedia.
Otra cosa que hacían era grabar segmentos independientes (por ejemplo, algunos extras recorriendo un set separados, sin actuar nada, haciendo lo que se les ocurriera, supuestamente explorando el set). Alguna tarde los revisaban y armaban alguna película o los insertaban en otra.

El laboratorio de música sampleaba sonidos de clic del ratón y del teclado del PC. Encapsulaban sonidos en canciones grabadas para que ejercieran su efecto mutador de carne cuando fueran tocadas.

Otra de sus películas era una en que sólo se hilaban chistes, uno tras otro, los mismos chistes clásicos que se contaban todas las noches entre los bebedores de cerveza, sólo que enteramente protagonizados por mujeres.

Lo que hicieron esa noche fue iniciar un período de viaje con accesorios: al día siguiente la mañana fue maya. Tomaron un desayuno maya de tortillas de maíz con ají. Luego viajaron a Egipto y anduvieron hasta las cuatro con ropa egipcia, caminando de perfil, etc.

Después Hu jugó un juego de realidad virtual para múltiples usuarios en línea que consiste en encontrar pareja, haciéndose un avatar semejante a como uno es por dentro.

Ora cosa que Hu hacía era estampar camisetas con sus frases célebres (como “La mañana es para levantarse”) en la espalda, para hacerlas más célebres. Las usaba y cuando la gente comenzaba a detenerla en la calle para preguntarle de dónde las había sacado, comenzaba a estamparlas para la venta. Lo que era tonto porque cualquiera podía estampar o pintar una camiseta con esas mismas palabras que le habían gustado; pero no lo hacían.

En las noticias hablaban de nuevas criaturas, una que era mezcla de escorpión y libélula y otra que era mezcla de araña con escarabajo. Aparecían y
rápidamente se convertían en leyendas.

En las universidades se estaba introduciendo el computador con dos ratones, uno para cada mano, de modo que la mano no dominante ayudara en lo que fuese que se estuviera haciendo, en vez de permanecer allí ociosa a un lado.

Fue invierno dentro de muy poco y ella se fue a la cama con un protector nasal, porque siempre se le enfriaba la punta de la nariz y eso le impedía conciliar el sueño con la velocidad que quisiera. Este protector tejido era una máscara que cubría únicamente la punta de la nariz. Era un dispositivo experimental: estaba considerando darle el mismo destino que los famosos mitones.

Entró a la Red y vio un sitio que decía "If you have any questions, problems, or need help, click here" (o sea, “Si tiene cualquier pregunta o problema o si necesita ayuda, haga clic aquí”). Hizo clic pero no se resolvió ninguna de sus dudas ni malestares. Luego fue a otro lugar en la Red destinado a quienes necesitaban orientación y que les daba una imagen o URL o texto encontrados al azar. Lo que encontró fue Ancient Kitties, el nombre de una banda pop. Hizo clic de nuevo y apareció El Bizcocho Bizco, el sitio Web de una pastelería.

Compró bizcochos, se los hizo venir a dejar, se los comió y se acostó y al día siguiente vivió otro día. Entero y completito, otro día.
Pomeraniawarchild01 de enero de 2008

1 Comentarios

  • Barandica

    En lo personal admiro cómo escribes... Demasiada mente para imaginar, pensar, crear, conectar... Espero que consideres mis escritos... Barandica.

    03/01/08 12:01

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