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La Comunidad Continúa Dando a Luz







Un blanco punto diminuto
casi invisible, transparente,
marca el inicio
de la vida.





Los movimientos a un lado
y a otro,
marcan el día a día,
con dulce colchón
de suave espuma.





Hasta que ponen la tapa
a su cuna,
mas no una tapa definitiva
de féretro, sino una
con tubos por donde ingresa
el aire, lento como la
anestesia y le va
acariciando el cuerpo,
mientras se embadurna
y se revuelca en su espeso
alimento blanco y
pegajoso.





El XXI día con toda la fuerza
acumulada , y con uñas
y con dientes convierte en
polvo
la misteriosa e inviolable
puerta a la sociedad.
Limpia su cuarto, lo desinfecta
con su propio veneno y
echa a andar.





De alimentado feto a
alimentadora madre,
como todas, sacrificio,
desarreglo y manchas.
Sangra, suda, escupe proteínas,
vitaminas, todas, las más
densas y benéficas a
sus crías bellas y musicalmente
adoptadas.





Virgen eternamente, exceptuando,
en ocasiones, la muerte de
la gran Dama.





Crecen agujeros a los costados
de su cuerpo, fluye de ellos
a borbotones, cual pesada
hormigonera, el material, tan
fuerte como ella, para construir
su vivienda, la de todos, la
de toda la sociedad.
Desfilan los obreros, camina, saltan,
vuelan, gimen y vienen y van, mil,
diez mil, cien mil. Chocan, se caen,
no discuten, continúan, trabajan,
crecen, crecen, crecen…





Las fuerzas las convoca, arpón
Afilado, veneno a punto de explotar.
Imaginaria limítrofe en la puerta,
siempre recibiendo los lagañosa
ojos del sol.
Matando hombres por amor,
y los hombres dejándose morir
por sus hijas, ¿ cuan más amor?





Toman clases de aviación,
exploran campos minados, de frutos,
de flores, de árboles coloreados
por la naturaleza, Buonarroti
o Chagall.





En cada aleteo frágil, pero
incansable, su vida está en juego,
es normal morir en estas
circunstancias, buscando el pan
de cada día, esquivando, autos,
casas, trenes, niños…





Al final de la dura labor,
solo resta esperar al gigante,
con su armadura de nieve
y máscara de perdigones;
que como todo poderoso, opresor,
llega arrebatando, saqueando
las viviendas, robando el líquido sol,
tan duramente conseguido;
dejando solo un poco para sobrevivir,
porque más tarde volverá por más.





Y ellas arponeándolo constantemente,
desgarrando sus cuerpos, dejando
colgadas las tripas en sus armas,
muriendo y muriendo, pero
luchando y luchando que
tiene más sentido aún.
Más tarde, de nuevo a la construcción,
dejando de lado sus puñales,
como serruchos, tomando
cuchara y balde…





Porque los obreros que luchan
y mueren a cada instante
siempre se vuelven a levantar;
porque no ha habido guerra,
ni dictador, ni genocidio alguno
que no permita que los pueblos
continúen trabajando, reconstruyendo,
pensando, estudiando y
procreando.





Los poderosos cumplirán
su ciclo,
los pueblos siempre
serán…
Como las abejas.
Pringas23 de julio de 2009

1 Comentarios

  • Vocesdelibertad

    En siglo XXI, con ese crecimiento industrial acelerado pasan los joranerlos de campo a obreros de industrias "aspirando la modernidad", estos versos son una construcción en el arte, trae historia, cultura, economía... cargado de verdad y de esos verbos ideológicos que expulsas por la tinta sangre con la fuerza que hoy rompe el tiempo.

    Cada estrofa es capaz de desprender poesía por sí sola.

    Me alegra ser parte del pueblo.

    Abrazos

    08/04/11 10:04

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