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Calesita de HÉroes

Inesita era la chica de la que muchos estábamos hechizados sin saberlo, ya que "enamorados" era una palabra que escapaba a nuestra comprensión, aunque los efectos fueran los mismos que llevara a los compañeritos a intercambiar empujones y piñas por una gota de su atención.
Recuerdo que el autito de F1 amarillo era el juguete preferido que todos ansiábamos tener, lo que nos hacía ir más temprano para esconderlo en algún lugar secreto de la sala hasta que llegara el momento indicado para jugar.
Allá afuera, en un paisaje de patios, acuarelas y aparatosos juegos aparentemente a muy poco de jubilarse, se nos presentaban dos calesitas de cuatro asientos. Una de ellas, vieja, lenta y defectuosa era la más concurrida, mientras que la otra, más nueva, ligera y peligrosa se prestaba solo para los valientes. Tres, solo tres de ambas salitas, se animaban a las vueltas de la muerte en aquella chatarra infernal, donde uno, tan solo uno debía quedar en pie... reglas de vaya a saber que cerebro macabro.
El espectáculo era sorprendente: gritos que se transformaban en llanto, entusiasmos que se hacían añicos con el correr de los segundos, almuerzos que se volvían... charcos. Pero bueno, bastaban un par de giros para que el ganador se volviera una especie de Hércules que se robaba nuestros aplausos, la admiración y por supuesto la simpatía de las chicas que aguardaban a un costado del ring. No sé que habrá sido de la vida de cada uno de esos muchachos, si habrán seguido triunfando o solo fueron presas de los "espejismos de héroes y superhéroes" que nos da la infancia...
No recuerdo haber sido del selecto grupo de Hércules ni de la hinchada que agitaba alrededor, tal vez si de los que lo intentaron alguna vez y se acobardaron tras la sombra de alguna naúsea, llevándome a arrinconar a un costado de la foto, con mis rulos y supercachetes masticando papas fritas, mal sentado en una rueda de tractor semi enterrada (que oficiaba de cantero) y con un palito dibujando la escena, el cuadro, la historia, la leyenda misma para la posteridad...

(No hace mucho fuí a buscar al sobrino a ese mismo lugar de recuerdos desencontrados, y como que se me desgarró el alma al ver que ya no quedaba nada de la escena, nada de la calesita, nada de cosas acuosas o Seños corriendo con el botiquín tras los perdedores a color sepia, y lo peor de todo, es que ya no había ni rastros de algo parecido a yo... pues habían arrancado todo, pero todo todo, para hacer un patio nuevo y pavimentosamente triste... ¿Pero anda a saber no?, y quién me dice, que por ahí mi dibujo todavía aguarda tibio e intacto debajo del concreto...)


ram
Ram08406 de mayo de 2013

2 Comentarios

  • Ennimaje

    Ram, quedé con ganas de más, me gusta el cariño que le imprimes al relato, lo haces tibio.

    07/05/13 03:05

  • Ram084

    Hola, gracias por leer!!! y... los recuerdos, los recuerdos!

    08/05/13 08:05

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