Romualdo
Romualdo Capicua nació en Neuquén, otros dicen que en Itatí, pero el sitio es lo de menos. Lo que si importa es que toda su vida dijo cosas raras, casi como si fuera un tic sin que nadie pudiera entender a que se refería. En cualquier lugar y sin que se lo esperara, soltaba frases que incomodaban a más de uno.
Muchos recuerdan su chiste de siempre, el que por contarlo muchas veces, todos ya se sabían el final pero que inesperadamente un día lo remató con un "No deseo ese don".
En la tribuna de su equipo favorito, por insultar un gol errado gritó al 9 un "Odio la luz azul al oído".
En la cita con el amor de su vida, en el umbral de un beso que lo cambiaría todo, susurró un "Adán no cede con Eva y Yavé no cede con nada".
La peor de sus frases se escuchó en el funeral de un amigo, que entre llantos y gemidos saludó a la viuda con un "la ruta nos aportó otro paso natural".
A menudo se lamentaba con: "Somos o no somos,¿acaso hubo búhos acá?, Anita lava la tina, añora la roña" entre otros.
Los que lo rodeaban pensaban que estaba loco y no había mucho por hacer, pues no era el único en la ciudad que hablara nimiedades. Hasta que alguien, un extranjero, ajeno a la costumbre, fanático de crucigramas y palabras enredadas prestó atención a lo que salía de esa boca y lo invitó a tomar un café, charlaron largo rato y no tardó mucho en darse cuenta que solo intentaba hacerle honor a su apellido. Ese descubrimiento impactó a Romualdo, quien se prometió hacer ese papel hasta que alguien pudiera descifrarlo. 28 años habían pasado. En cambio, al resto de los escuchas, poco les importó.
El viajero, siguió camino, satisfecho de haberle dado solución a una encrucijada humana.
En fin, el 02/02/2020 se despertó temprano, se miró al espejo, se encontró un poco viejo, se dijo "Se es o no se es", y decidió darle un giro a su vida. Por eso, con ánimos y sueños esperó con ansías el lunes siguiente para poder ir a cambiarse el apellido. Uno que le traiga augurios de nuevos sueños.
Romualdo Metáfora, pero esa, es otra historia.
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