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Persiguiendo la Verdad: Parte 7

Saliendo del tren entre tanta multitud llegué al lugar donde se tomaban los taxis, casi todos estaban llenos, de pronto una voz gritaba mi nombre
- ¡Grace! ¡Grace Leconi!
A lo lejos una figura agitaba las manos, en seguida reconocí la figura y la estatura, era Dani; corrí a alcanzarlo y me abrazó levantándome del suelo
- Dani, ¿qué haces aquí?, y ¡qué le pasó a tus rulos!
- Reglas de la academia. Me alegra verte, temía que la invitación no te llegara
- Pues aquí estoy, lista para celebrar tu ceremonia
- Ven, nos espera la limosina; sí oíste bien dije limosina- dijo agarrando mi maleta.
Una limosina elegante nos esperaba, el conductor nos abrió la puerta y por dentro un techo tapizado y asientos de cuero blanco la hacían aún más bonita.
- ¿Te gusta?
- Es genial
- Tu llegada a Cromeldi será con clase
- Muy bien señor Fleder, creo que tienes mucho que contarme
- Qué hay de ti, no he sabido nada de ti desde que te fuiste
- Deja de cambiar de tema Dani, desembucha ya
- Ja, ja, ja…por donde empiezo… Después que te fuiste se realizó la conferencia e inmediatamente después el rey ordenó trajeran a mi mamá…
- ¡Claro!, ¿cómo está tu mamá?
- Ahora se encuentra bien, ya está bastante saludable, el rey se encargó de eso; por mi madre continué hospedado en el castillo hasta que ella se recuperara; una mañana salí a la ciudadela y en un parque observé a unos hombres uniformados que estaban siendo instruidos por el capitán
- Cómo olvidar al capitán
- Me desafió y yo no bajé la cabeza, trepé un gran árbol sin ninguna seguridad y cuando descendía caí quedando inconsciente; cuando desperté estaba en el castillo y desde el momento que desperté sentí que eso era lo mío
- Parece te golpeaste muy fuerte
- Ja, ja, ja; fue una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida.
- Me alegro por ti Dani; pero debo admitir que extrañaré al chico de rulos que viajaba por todo el mundo.
- ¿De qué hablas? Sigo siendo el mismo, y tú Grace festejarás con vodka
- Ja, ja, ja
- Yo no puedo beber alcohol, pero tomarás por mí
- Ni en sueños Dani, aquella tarde fue suficiente vodka para mí
El recuerdo de Eric hizo que mi sonrisa se apagara, poco a poco, Dani parecía adivinar mis pensamientos
- Eric también asistirá
- Me alegro- dije disimuladamente
- Te dije que no siempre podrías huir
Lo miré y él me observaba con una semi sonrisa; la limosina paró frente a la gran reja mientras ésta se abría automáticamente de par en par, mientras ascendíamos al castillo real suspiré
- Deberás de enfrentar al rey
- Losé, pero aun nosé cómo lo haré
- Si hay algo en que te pueda ayudar solo dímelo ¿está bien?
- Está bien
El conductor nos abrió la puerta, ahí estaba otra vez, la imponente entrada hacia el castillo real de Cromeldi; el capitán estaba parado frente a nosotros
- Buenos días jóvenes
- Buenos días capitán- dijimos ambos
- Señor Fleder usted ya debería estar listo
- En seguida lo estaré capitán
- Bien- dijo y sin más se retiró
Entramos y en el segundo patio ya se ultimaban los detalles para el evento, una vez llegando a las gradas frente a las puertas de vidrio Dani se detuvo
- Yo debo irme a alistar o el capitán me sacará la cabeza; ya le dije a Jaqueline que te atendiera, nos vemos en la ceremonia
- Suerte
- ¡Ah! Debo decirte algo
- Qué
No dijo nada y se alejó
- ¡Dani, qué debes decirme!
- ¡Me la debes Grace!- dijo sonriente mientras se alejaba complacido de su clara venganza, con la misma frase con la que alguna vez yo lo había torturado.
Volteé y Jaqueline bajaba las gradas sonriente
- ¡Grace, bienvenida!
- ¡Jaqueline!
- Sabía que vendrías- dijo abrazándome y sujetando mi maleta continuó
- Déjame ayudarte, ven te mostraré tu habitación
- ¡Oh no! No me quedaré a dormir
- Pero supongo necesitas un lugar para alistarte
- Pues sí
Nuevamente recorrimos los pasillos adornados, los candelabros de cristal, los floreros de porcelana, el alfombrado elegante y la madera reluciente.
- Éste será nuevamente tu habitación
- Jaqueline
- ¿Sí?
- ¿Tú también asistirás a la ceremonia?
- Sí, pero como parte del servicio
- ¿Te importaría ayudarme?, es que nosé cómo arreglarme para eventos como éstos.
- Será un placer, empecemos con la vestimenta
- Está en mi maleta- dije abriéndola
- ¡Qué hermoso!
- Sí, me lo dio Berta, ella es como mi segunda mamá
Jaqueline parecía disfrutar todo ese proceso en el que una chica se transformaba en una señorita, me hizo el recogido y también me maquilló.
- Parece como si toda tu vida hubieses maquillado
- Me gusta hacerlo, en casa siempre maquillo a mis hermanas
- ¿Menores a ti?
- Sí, tengo tres hermanas menores, suelen enfurecerme pero también hacen que las quiera cada día más
- Yo no tengo hermanos, lo más cercano a un hermano que tengo es a Dani
- ¿Quién diría que ni Dani se convertiría en un oficial real?
- ¿Tu Dani?- dijo sorprendida
- ¿No te lo dijo?, estamos saliendo- dijo y viendo mi expresión de sorpresa continuó
- ¡Lo voy a matar!
A eso se refería cuando me dijo que tenía algo que decirme, definitivamente
Dani no perdía el tiempo, siempre parecía vivir su vida al máximo
- Estoy feliz por ustedes
- Gracias… Listo, terminé, ahora ponte los zapatos.
Era la segunda vez que usaba tacones y aun no sentía seguridad al caminar.
- Te ves hermosa Grace, sorprenderás a todos
- Gracias por la ayuda
- Yo debo bajar, seguramente ya están buscándome, la señora Navil suele estresarse en acontecimientos como éstos
Jaqueline se retiró y yo quedé sola y nerviosa en aquella lujosa habitación. Me pregunto si el rey autorizó mi estadía o era otra travesura más de Dani; todo aquello me ponía aún más nerviosa y ansiosa. Era hora de enfrentar todo aquello que se presentara y averiguar sobre las cartas de mamá.
Bajé y todo parecía estar muy solitario, de pronto unos pasos se escucharon y una persona apareció
- Buenos días señora Navil
Ella parecía sorprendida y yo no sabía si era mi aspecto o el hecho que mi presencia no había sido autorizada, después de unos segundos respondió
- Buenos días señorita Leconi, discúlpeme pero tengo mucho que hacer, con su permiso.
- Claro, siga.
Luego me dirigí al segundo patio, las sillas estaban todas enfiladas, una tarima muy bien decorada y la bandera de Cromeldi flameante en lo alto. El servicio estaba listo, postres de todos los tipos y bebidas también, todo elegantemente decorado, de pronto la esposa del rey salió a mi encuentro
- Grace Leconi
- Buenos días su alteza
- Acompáñame querida- dijo caminando por delante.
Nos dirigimos lejos del acontecimiento hasta llegar al pequeño puente blanco con barandas de piedra. La vestimenta de la señora Charlene la hacían ver aún más intimidante, un largo vestido verde con detalles de encaje negro y un abanico lujoso sujetado por manos revestidas con guantes impecablemente blancos.
- Debes saber que el rey se vio afectado por tu repentino abandono del castillo
- Losé y lo siento mucho
- Seguramente. Espero estés aquí exclusivamente por el acontecimiento de tu amigo
- ¿Por qué espera eso?
- Voy a ser sincera contigo Grace; yo sé exactamente lo que tú y tus amigos están planeando, y no va a suceder. Solo hay un hijo y heredero del rey Alberto II y se llama Alexander
- Disculpe pero creo que está equivocada, no tenemos ninguna mala intención con su familia
- No me tomes por tonta niña que no estoy ciega.
Seguramente se refería a Eric, tal vez después de todo sí había aceptado la propuesta del rey.
- Disculpe pero nosé de qué habla
Ella sonrió por unos segundos y luego volvió a estar seria.
- No creas que eres especial por ser la hija de un consejero difunto
Luego se retiró repentinamente.
Las ganas de huir se apoderaron de mí nuevamente, jamás debí volver a Cromeldi; cuando me disponía a irme Jaqueline apareció
- Grace, la gente ya está llegando y…- se calló al notar mis rostro desanimado y preguntó
- Qué sucede, ¿está todo bien?
Traté de disimular lo más que pude
- Sí, yo solo observaba todos los detalles…
De pronto alguien la llamó
- Lo siento, debo irme, ¿estarás bien?
- Sí, no te preocupes
Cada vez más gente entraba elegantemente vestida, todos venían en parejas y me observaban al verme sola; tomé asiento y minutos después la ceremonia empezó. El orador anunció la llegada del rey y todos se pararon; entró el rey, luego su esposa, una criada sosteniendo al pequeño Alexander y finalmente entró Eric, verlo hizo que el corazón se me parara, afortunadamente él no notó mi presencia; tal como lo predije Eric se sentó junto al rey en primera fila. Discursos, himnos y otros protocolos precedieron a la ceremonia de iniciación, cuando nombraron a Dani aplaudí tan fuerte que mis manos se pusieron coloradas, estaba muy orgullosa de él, aunque era extraño verlo tan serio.
Terminada la ceremonia música clásica sonó en la tarima; Dani caminó sonriente hacia mí.
- Grace ven, te quiero presentar a alguien- dijo estirando mi mano
- Mamá te presento a Grace Leconi; Grace ella es mi mamá Estefanía.
La señora Estefanía era una señora elegante de cabellos rubios, tez blanca, de mirada dulce pero decidida.
- Al fin nos conocemos Grace- dijo abrazándome
- Mucho gusto señora, me alegra verla sana y salva.
- Daniel no paró de hablarme de ti
De pronto Dani irrumpió y me susurró
- El rey está solo, es tu oportunidad
Miré y evidentemente estaba sentado dando instrucciones a un empleado; Dani facilitó las cosas
- Mamá sígueme, te presentaré a algunos amigos
- Yo los alcanzo luego- dije.
Decidida fui directo hacia el rey, tomando antes una profunda respiración
- Buenos días su alteza, ¿me permite unos minutos?
- Señorita Grace, tome asiento.
- Gracias
- Es bueno verla
- Pos favor no sea amable conmigo, no lo merezco; usted me atendió muy bien cuando llegué por primera vez y yo…
- Es cierto, pude ordenar tu persecución por desobediencia, pero por otro lado comprendí tu huida
- Lo siento mucho su majestad, estaba asustada y era demasiado para mí
- Está bien Grace, lo dejaremos en el pasado. Sígueme hay alguien que debes conocer
- Disculpe su alteza, pero debo preguntarle algo
- Ella te sabrá responder
Se levantó y yo lo seguí entre la multitud, mientras caminábamos pensaba si vería a Eric, al mismo tiempo mis tacones ajustaban mis pies.
- Grace Leconi te presento a Beatriz Frateli. Yo me retiraré, así podrán conocerse mejor
- Buenos días Grace, me alegra conocerte- dijo aquella elegante señora; las arrugas mostraban su experiencia pero su belleza natural parecía intacta, un vestido largo sencillo y un collar de perlas la complementaban.
Yo estaba impactada de verla ya que llevaba el apellido de mi padre y compartíamos el mismo color de ojos.
- Buenos días señora Beatriz, usted conoce, es usted…
- Si niña, tu padre era mi hijo; ven siéntate a mi lado
- Entonces usted es mi abuela
- Así es querida, el rey me comentó todo lo sucedido, las cartas, tu llegada, la huida
Sonreí de la vergüenza, mientras no podía creer que estaba viendo a mi abuela.
- No tienes de que avergonzarte conmigo, tu padre solía hacer lo mismo cuando pequeño, me costó mucho quitarle esa manía…tus ojos y tu mirada son idénticos a los de él.
- Sí, fue lo que noté al ver por primera vez su fotografía
- Si algún día deseas ver más fotografías, con gusto te las enseñaré; me gustaría me visites y así podamos platicar más tranquilamente
- Eso sería lindo, gracias
- No todos los días encuentras una nieta perdida… Supe de la muerte de tu madre, mis condolencias
- Gracias
- Debo admitir que no traté correctamente a tu madre, jamás estuve de acuerdo con su relación; para una madre nadie es digno de su hijo
- Estoy segura mi madre jamás le guardó rencor por ello
Sujetó mis manos y mirándome me dijo
- Estuve cargando con una culpa Grace, y lamentaré el resto de mi vida lo que hice…tu padre jamás supo de ti…
Mi rostro palideció presintiendo aquella impactadora noticia
- …y no fue a buscarte porque, yo escondí esa información
- Un momento, ¿fue usted la que escondió las cartas?
- Sí, espero me perdones por lo que te causé y lo que le causé a tu padre; cuando quise reparar el daño fue muy tarde
- No entiendo, ¿por qué lo hizo?
- Estaba convencida que tu madre no era buena para mi hijo, no quería verlo en Bello monte, siempre planeé un gran futuro para él como alguien importante de la alta sociedad, si hubiera sabido que no le quedaba mucho tiempo de vida yo…- no continuó y las lágrimas se asomaron por sus ojos.
La abracé y le dije
- Está bien, la perdono…abuela
En el momento en que lo dije sentí otro peso aliviado, ya no tenía más cosas pendientes. Me miró y sonriente dijo
- Mi nieta
Para luego volver a abrazarme con sus tiernas manos avejentadas. De pronto reconocí una esbelta figura entre toda la multitud, era Eric, vestido elegante en un traje negro, muchas muchachas lo rodeaban sonrientes; ahí estaba otra vez el deseo de huir.
- Disculpe pero debo retirarme
- Está bien, pero prométeme que me visitarás
- Claro abuelita
- Vivo en la ciudadela, pregunta por mí y te darán mi dirección, todos me conocen allí.
- Está bien, entonces nos vemos pronto- le dije dándole otro abrazo.
- Cuídate mi niña- dijo sujetando mis manos.
Pasé entre la multitud tratando de pasar inadvertida, rogaba porque Eric no me hubiera visto, logré salir del evento y me dirigí hacia mi habitación, llegué y empecé a empacar nuevamente; sabía que huir no era bueno pero mis instintos eran inevitables; de pronto unos pasos se posaron en la puerta
- ¿Vas a algún lado Grace?
- ¡Eric!- dije sobresaltada
- ¿Otra vez huirás sin despedirte?- dijo tan seriamente que casi no lo reconocía
- Por favor Eric, no quiero más sermones- dije continuando de empacar para disimular mi vergüenza y nerviosismo.
Él rió irónicamente para luego continuar, de pronto estampó un papel contra mi maleta
- ¿Te parece esto una despedida?
En seguida reconocí el papel y mi letra plasmada en ella, no supe qué decir
- No puedes evitar a las personas sin sufrir las consecuencias
- ¿Me estás amenazando?- dije alterada
- No, la amenaza es para cobardes
- ¡Lo siento!, creí que esa era la mejor forma de dejar las cosa
- La mejor forma para quién
- Jamás pudo y jamás habrá nada entre nosotros, vamos por caminos contrarios y…
- ¿Y tú quién te crees para determinar eso?
- Ya basta Eric, es claro que no soy bienvenida aquí y tú todo lo contrario
- Si no eres bienvenida deberías preguntarte por qué
- Esa parte la dejó muy clara la señora Charlene
- Vas a volverme loco Grace- dijo volteando
Sin decir más agarré mi maleta y me dispuse a salir, Eric bloqueó mi salida
- A dónde vas
- Ya te dije Eric, lo nuestro no funcionará; sigue tu camino que yo seguiré el mío
- Vaya, es muy fácil para ti ¿no?
- Claro que no
- No te lo impediré, vete, aléjate de mí, de Dani, Jaqueline y de todos los que alguna vez te importaron
- Debo irme, aunque quisiera quedarme no doy bienvenida; suerte con el rey y con Cromeldi
- Eres igual a los demás, siempre suponiendo lo que es mejor para mí sin siquiera preguntármelo- dijo enfurecido para luego retirarse repentinamente.
Sabía que su enojo era justificado pero para mí esa era la mejor forma de dejarlo todo; verlo retirarse de esa manera hizo que mi corazón sufriera un dolor desconocido; de pronto ya no sentía la necesidad de huir, pues a nadie le importaba, nadie me perseguía. Solté mi maleta y me quedé allí parada sin saber qué hacer; Dani apareció en ese momento y al verme de esa manera acudió en mi ayuda.
- Grace ¿qué paso?, ¿sucedió algo malo con el rey?
- No, es otra cosa
- Te encontraste a Eric
- Sí
- Y qué sucedió
- No quiero hablar de ello
- Está bien, pero no te irás, hoy es un día especial y quiero que te quedes un poco más
- Está bien
- Ven, iremos a un lugar tranquilo
Me llevó hasta el primer jardín con la fuente y los ángeles de piedra.
- Estos zapatos me están matando
- Entonces quítatelos
- No puedo, sería de mala educación
- Solo estamos los dos, y créeme he visto peores cosas
Le di un leve codazo sonriendo. Nos sentamos en un banco cercano y yo dejé a un lado mis zapatos; sintiéndome mejor decidí contarle a Dani lo sucedido, él solo me escuchaba atentamente.
- Crees que hice mal ¿verdad?
- Creo que hiciste lo que creías correcto, si el destino así lo decide así será
- Vaya Dani, casi ni te reconozco
- Un hijo de rey debe comportarse como tal
- Ja, ja, ja. Hablando de eso ¿Cómo vas con el rey?
- Pues nosé si alguna vez podré hacerme de la idea que es mi padre pero lo estoy intentando; él también se esfuerza pero es un hombre ocupado
- ¿Y con la señora Charlene?
- La verdad no la soporto, me trata como si fuera un total extraño infiltrado, parece que se esfuerza demasiado por ser amable
- Dímelo a mí
- ¿Pasó algo entre ustedes?
- Nada importante. Y que tal tu nuevo hermanito Alexander
- Es un niño muy inteligente y travieso; a Charlene no le gusta que pase mucho tiempo con él pero siempre encuentro la forma; creo que ya somos amigos
- ¿Y cómo puedes saberlo si apenas tiene un año?
- Pues me deja usar sus juguetes, eso es una señal
- Ja, ja, ja; está bien Dani fingiré que te creo
De pronto se oyeron voces femeninas provenientes del pasillo:
- No es tan guapo
- Y eso qué; dicen que será el próximo heredero al trono
- Eso es seguro, no entras junto al rey porque sí
Cuando nos vieron se detuvieron y al verme descalza me miraron levantando una ceja en señal de desaprobación, luego vieron a Dani y lo saludaron.
- Buenos días señor Fleder
- Señoritas- contestó Dani
Luego ellas dirigieron una última mirada antes de regresar por donde habían venido
- ¿Es eso cierto?
- ¿Qué cosa?
- Que Eric es el heredero al trono
- Son solo rumores Grace
- Dime la verdad Dani
- El rey nos lo propuso a ambos y ninguno supo qué responder; Eric no me ha dicho que lo haya decidido ya.
- No necesita decírtelo, solamente lo hará
- No supongas Grace, mejor pregúntaselo
El dolor volvió y yo necesitaba alejarme
- Debo irme
- Pero antes debes despedirte, no más huidas ¿está bien?
- Está bien, está bien
Me dirigí al acontecimiento y me dirigí al rey que se encontraba con su esposa
- Majestad, señora; debo retirarme pero quiero agradecerles por el recibimiento
- Siempre eres bienvenida Grace- contestó el rey
- Gracias
- Buen viaje
- Hasta luego
La mirada del rey era pacífica, mientras que la mirada de su esposa parecía desatar una batalla interna. Luego me dirigí hacia mi abuela
- Adiós abuelita, ya me voy, pero quiero que sepas que fue un placer conocerla
- No olvides que prometiste visitarme
- No lo olvidaré, adiós
- Adiós mi niña- dijo abrazándome tiernamente.
Me dirigí hacia Jaqueline y pude ver que Eric aún estaba rodeado de muchachas, parecían bromear ya que todos rieron al mismo tiempo, de pronto su mirada se cruzó con la mía y mentalmente despedía a aquellos ojos plomos. Jaqueline al verme sonrió
- Adiós Jaqueline, debo irme
- ¿Tan rápido?
- Sí, pero quiero agradecerte por la ayuda
- No fue nada- dijo abrazándome
- Estoy feliz por ustedes y les deseo todo lo mejor
- Gracias Grace, buen viaje
- Adiós
Dani me esperaba con la maleta en mano
- ¿Lista?
- Sí
- Me hubiese gustado acompañarte hasta el tren pero no me dejan faltarme a mi ceremonia
- Estaré bien Dani, no te preocupes
- Aún me debes el vodka
- Ni soñarlo
Abrió la puerta de la limosina, mientras el chofer acomodaba mi maleta, me abrazó y me dijo
- Nos volveremos a ver Grace Leconi
- Claro que sí señor Fleder
Ingresé a la limosina y nuevamente ahí estaba Dani despidiéndose a lo lejos.
Aunque me dolía dejar a todos allí, algo era diferente, ya no huía, simplemente volvía a Bello monte.
En la primera parada ingresé al baño y me cambié de ropa, después de todo mi vestimenta era muy elegante para un tren de tercera clase, me solté el pelo y disminuí el maquillaje, buscando en mi maleta mis manos encontraron el collar de cuero, lo agarré y aunque tenía deseos de arrojarlo no pude hacerlo, aun sentía algo, como por instinto me lo puse y el resto del viaje pensé en Eric mientras mis dedos tanteaban el collar.
A la llegada Berta esperaba por mí, en cuanto me vio corrió a abrazarme. Caminamos juntas hacia el pueblo. La estación del tren quedaba algo lejos de Bello monte.
- ¿Cerraste el capítulo?
- Sí, logré cerrarlo y al hacerlo me encontré a mi abuela.
- Me alegro por ti hija
- Le prometí visitarla
- ¿En Cromeldi?
- Sí
- Eso significa que volverás y también verás a alguien más
- No Berti, solo a mi abuela- dije sabiendo a quién se refería.
- Pero ¿qué sucedió con ese muchacho?
- Tal como lo sospeché, es el nuevo heredero al trono
- Pero aun así puedes…
- No, me dejó en claro que ya no quería saber de mí
- ¿Estás segura que no fuiste tú quien lo dijo?
Esa extraña pregunta resonó en mis pensamientos. Permanecí en silencio hasta que llegamos a la entrada de mi casa, Berta dejó la maleta en la entrada y se sentó en el escalón de la entrada
- Ven hija, siéntate, no es una sugerencia
Sonreí y me senté junto a ella
- A veces las personas huimos porque no queremos ser encontradas, a veces porque nos asusta lo que suceda más adelante y otras veces simplemente porque creemos es lo mejor para uno mismo. No importa cuál es la razón por la que huyas, siempre que decidas hacerlo pregúntate a quién y qué cosas dejas atrás, porque puede ser que junto a lo que dejes atrás estés dejando una parte de ti. Y algún día tendrás que regresar cuando ya no puedas dejar más otra parte de ti.
- ¿Cómo puedo saber si junto a esas cosas estoy dejando una parte de mí?
- Lo sentirás
- Berti no puedo dejar de huir, eso significaría enfrentar y mucho sufrimiento, no deseo eso para mí. Me prometí que ya nadie me lastimaría nunca más
- Hija mía, eso no lo puedes evitar; dale una oportunidad a la vida y lo más importante, date una oportunidad a ti misma de ser feliz.
Estaba totalmente confundida, aunque sus palabras eran lógicas, no lograba comprenderlas del todo. Berta se paró, besó mi frente y sonriente se fue del lugar.
El viento sopló haciendo sonar las margaritas relucientes, abrí mi maleta y ahí estaba la fotografía de papá, en el fondo las cartas de papá y la carta de mamá doblada; ni siquiera recordaba haberlas empacado pero allí estaban. Las agarré y luego corté dos margaritas, me dirigí hacia el cementerio y sentada frente a la tumba de mamá me dije a mí misma: “Aún no está cerrado el capítulo”, escavé un pequeño hoyo al lado de aquella tumba de piedra y puse allí las cartas de papá, la carta de mamá y la fotografía diciendo “Fue un gusto conocerte papá, gracias por todo mamá”, agarré las dos margaritas y las puse una por una en el florero diciendo: “Te perdono mamá” y en seguida una lágrima recorrió mi mejilla, luego poniendo la otra dije: “Te perdono papá” y otro par de lágrimas seguían el mismo recorrido; cerré el hoyo echando tierra, miré al cielo y dije: “También te perdono Grace”, la frase salió como si hubiese sido guardad por mucho tiempo y me sentí más liviana que nunca; una brisa alborotó mis cabellos y limpió las lágrimas derramadas; al cerrar los ojos pude ver a papá y mamá abrazados, me miraban sonrientes, parecían tan reales que casi sentía poder tocarlos; una sonrisa inexplicable iluminó mi rostro, al abrir los ojos observé con detenimiento el paisaje que me rodeaba y sentí la necesidad de abrazar todo aquella muestra de naturaleza, y sentía que ella me retribuía con más amor aun.
Yo Grace ya no huía, me daba una oportunidad, la de ser feliz. Me levanté y sacudí la tierra que llevaba encima, estaba ansiosa por contarle todo a Berta; el camino a casa se sintió reconfortante, todo parecía tener vida propia. De lejos vi una figura sentada en el escalón, de inmediato pensé en Dani, a medida que me acercaba la perspectiva cambiaba, sentí curiosidad; el rostro que miraba la suelo levantó la mirada, la mirada de un caballero de ojos plomos, la mirada que me volvía imprudente, que me tornaba débil y fuerte a la vez; “no más huidas” me dije a mí misma. No bajé la mirada mientras él decididamente se paró y se dirigió hacia mí, esta vez respondería a sus preguntas con total honestidad, ya no huiría. Él aun parecía estar molesto por todo lo sucedido, mantuvo la seriedad en su rostro mientras nuestras miradas no se apartaron una de la otra, hasta que finalmente estuvimos a menos de medio metro de distancia, podía sentir su respiración agitada y su aroma, permaneció en silencio; de pronto su mirada se tornó pacífica, sus manos se dirigieron al cierre de mi chaqueta, la abrió delicadamente unos centímetros y en seguida vio el collar de cuero, la sujetó y tragando saliva dijo
- Aún la conservas
- No pude quitármela
- Es todo lo que necesitaba saber
Puso su mano derecha en mi cintura acercándome aún más hacia él, su mano izquierda sujetó la mía, parecía que una energía recorría mi cuerpo, se acercó más hasta que nuestros labios atraídos uno hacia el otro se encontraron, la energía se transformó en una sensación de libertad. Sonrió y yo también
- ¿No volverás a huir?
- Lo prometo
De pronto alguien gritó a lo lejos
- Te dije que nos volveríamos a ver
Era Dani sosteniendo una botella de vodka, sonriente se acercó a nosotros y nos abrazó con un brazo a cada lado, levantó la botella y dijo
- Deseo brindar por la amistad y por supuesto por el amor
- ¡Salud!- dijimos al mismo tiempo
- ¿Y los vasos?- dije
- La celebración te espera en Cromeldi- me dijo Dani sonriente.
- Jaqueline y Austin nos esperan, vamos- dijo Eric
- Un momento, antes debo despedirme de alguien
- Está bien, pero no tardes- dijo Eric besando mi mano.
Me dirigí a casa de Berta corriendo, apresuradamente le comenté el acontecimiento y me despedí de ella prometiendo llamarla desde Cromeldi y con un fuerte abrazo mientras ella me decía
- Ve y sé feliz hija mía, no es una sugerencia.
Al volver los muchachos me esperaban, Eric tomó mi mano y me guió hasta un terreno llano donde un helicóptero aguardaba
- ¡Vaya! Ser el heredero al trono tiene sus ventajas
- ¿Quién dijo que lo haría?
- Pero creí que…
- Ya estuve atrapado en los protocolos, la historia no se repetirá
- Pero ¿cómo consiguieron el helicóptero?
- No dar una respuesta al rey tiene sus ventajas
Reímos y nos subimos al helicóptero, éste al despegar se sintió inseguro y me provocó miedo; sin embargo la vista aérea valía la pena ya que era mágica. Los grandes campos de tulipanes me recuerdan a mamá, y desde ahora en adelante me recordarán a un nuevo comienzo lleno de oportunidades.
FIN
Romivi18 de julio de 2015

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