TusTextos

Un Pozo Oscuro

Porque hablar de uno mismo nunca es fácil. De aquellos comportamientos que ruborizan o angustian al más pintado. De la losa tan pesada que llevo y de la que no me consigo librar. Y nunca he entendido como llegaron a mí esas conductas, pero ahí están. Y hablar de ellas me cuesta más de lo que imaginaba. Anoche quise hacerlo y no pude. Mi compromiso de anoche no obstante, fue hablar de ello el próximo día de grupo. Hablar de mi interior más profundo, de lo que tengo escondido en la oscuridad. Y sé cuánto me va a costar, pero es algo que irremediablemente tengo que hacer si quiero progresar. Necesito hacerlo. Y había pensado en dividirlo en tres motivos, para ir haciendo un camino que condujera paulatinamente a lo más terrible, sin embargo, luego pensé que de ese modo atraería toda la energía de la sala hacia mí, y dudo mucho que eso me ayudara. Creo que la mejor opción será empezar por lo que más me angustia, seguir con lo que es un poquito más llevadero y terminar con algo perfectamente comprensible por todos, centrando la atención de mis compañeros en ello, y así, conseguir diluir el supuesto estupor entre todo lo dicho.
Hay una cosa de la que me cuesta mucho hablar, pero bueno, lo he estado hablándolo con Pedro, antes con el psicólogo, y parece que empiezo a verlo de una forma más relativa. En el ámbito sexual, hay una cosa que me gusta además de otras muchas. No significa que solo piense en ello, pero sí que me obliga a hacer cosas de las que luego me arrepiento. Tiene tintes exhibicionistas. No es ni de lejos lo que nos viene a la cabeza del tipo que anda desnudo con gabardina por la calle, de ahí precisamente mi miedo a hablar sobre ello, porque pienso que siempre se me va a comparar con uno de ellos, sino más bien es un -no me disgusta que alguien me observe cuando hago el amor-. Dicho de este modo parece que no es tan grave, de hecho, en la actualidad, la sociedad comienza a ver natural comportamientos que en otra época serían “pecado”. Pero no queda ahí. A veces, solo a veces, provoco situaciones en las que poder exhibirme. No busco una situación violenta, jamás lo haría. Nunca iría directo hacia una persona semidesnudo destrozando su intimidad con la mía. Me gusta buscar situaciones que tengan una perfecta explicación en la coincidencia. Siempre debe parecer una mera coincidencia, algo que perfectamente puede darse aunque la intención no fuera la de exhibirme.
Esta conducta va asociada a otra compulsiva, mi drogadicción. Bien es cierto que desde que no consumo controlar esa parte que ya existía en mí antes es mucho más fácil, y aunque la tengo latente dentro de mí, consigo controlarla. Pero cada día me cuesta más soportar los ataques que me lanza la droga para que vuelva a consumir, mostrándome una y otra vez situaciones perfectas y estimulantes para conjugar droga y exhibicionismo, o droga y sexo. Es por eso por lo que he empezado a hacer frente a éste demonio, a sacarlo de mi interior, a ponerlo en frente, y a plantarle batalla.
También hay una cosa que me asusta sobre las demás en la vida, -no ser lo que se espera que sea-. No ser el padre que necesitaran mis hijos, el marido que mereciera mi mujer, el hijo que mis padres querrían, el obrero que la empresa apreciara. Ya he cometido muchos errores en el pasado que muestran que mi camino será precisamente ese, el de marginado, el de incomprendido, el de rechazado por todos. Por no ser lo bastante fuerte, por no ser lo bastante bueno. Y sé que no hago todo lo que puedo para evitarlo, porque me asusta la responsabilidad, me asustan las obligaciones, me asustan las decisiones. Me he escudado en la droga una y otra vez y a sido la tapadera perfecta para ocultar mis indecisiones, mis miedos, mis equivocaciones. Y creo que aún lo sigo haciendo. No sé cómo enfrentarme a la vida. Me siento un niño ante ella. Me siento indefenso. Pero hago presión. Me presiono a mí mismo para mejorar. Lucho contra mi desidia, contra mi desazón, contra toda la parte de mi ser que se conforma, que acepta lo que hay aunque no le guste. Lucho por mí y a su vez estoy luchando por todos. Sé estoy mejor, me noto mejor. Me noto en el camino correcto, el que quiero. Ahora solo queda caminar.
Un tercer motivo que también me ha llevado a consumir en el pasado fue mi relación con mi padre. Una relación de la que me gustaría coger un poquito más de tiempo para exponer el dolor que he sentido, que todos hemos sentido en casa. Porque mi hermana no tuvo culpa de nacer así. Porque mi madre tampoco.

Rpuc28 de febrero de 2012

Más de Rpuc

Chat