Siempre
cuando no estás
intento que tu ausencia
no se interponga
en mi mirada
de una ciudad tan bella
pero es inútil
hasta en una simple almohada
del hotel donde me alojo
te encuentro y
parece que
me habla de tí
que estoy muy solo
e intentar poner una pantalla
no tiene consistencia.
Es cierto
mi yo
sabe
que el único imposible
es tener
sin tu presencia
el mismo estado.
Y esta ciudad
con sus mejores galas
no puede ser igual
-no lo
está siendo-
sin tus ojos cercanos
y el tacto perfumado
de Granada
tendrá pronta
caducidad en mi memoria
sin tus manos.