No sé como pasó aquello, cómo fui capaz de subirme a la moto de aquel desconocido con pinta de chico malo. Pero lo importante es que lo hice. Entonces todo ocurrió muy rápido. Cuando me quise dar cuenta, ya estábamos volando sobre la carretera, esquivando los coches de alrededor, como si de nada se tratara. Como si estuviésemos los dos solos en esa mierda de mundo, en el que la hipocresía vence a la verdad, y lo que es aún pero, al amor. Entonces llegamos. Ya estábamos los dos en la puerta de mi casa. Esa casa que me trae tantos recuerdos felices y no tan felices de mi infancia. Pero que sólo son eso, recuerdos. Y ahora ya no queda nada más. Se acabó todo.
Escaparnos. Es lo único que se me viene a la mente de desde hace ya un tiempo. Hagámoslo, grito en mis pensamientos, pero no consigo exteriorizar lo que siento, por miedo a no ser comprendida por la persona a la que más quiero. La única persona que hay en este momento en mi vida.
El momento que he estado esperando durante algún tiempo llegó. Él me pide la única cosa que yo deseo con todas mis fuerzas hacer...
Ya estamos lejos, muy lejos, cuando los recuerdo me vuelven a la mente. Pero ya es tarde, tarde para volver. Justo en ese momento, en el que me estoy arrepintiendo de todo lo que he hecho en estos últimos años, veo esa frase pintada sobre aquel puente, la que hace tiempo me dijo el chico de mis sueños. Tu & Yo a 3MSC. Entonces me doy cuenta de que sí, que todo tiene sentido. Y que aunque hallamos dejado muchas cosas atrás, hemos echo lo correcto. Que es él. La persona con la quiero estar el resto de mi vida y que no lo cambiaría por nada del mundo.
Sí, al fin. Ya hemos llegado al lugar que tanto hemos esperado. Ya estamos a Tres Metros Sobre el Cielo; el lugar donde viven los enamorados.
