Fue el juego perfecto, solo que yo nunca acabe de ver lo que pasaba, tal vez por la forma en que me mirabas. Me da tanto miedo pensar que todo era una mentira, ver que ya ni me miras, que ya no se enciende nada en tus ojos, que ya no puedes decir que me quieres, a veces. Eres tan fría y tan perfecta, eres todo lo que quise tener y tuve, y eres lo único que no puedo olvidar. No pienso en ti como aquello que perseguí, ni recuerdo todos los besos que te di, ni conservo todos los lugares, aunque suela ir a ellos y imaginar que aún estas allí a mi lado. No sabes lo fría que está la plaza de la Catedral sin ti a mi lado, discutiendo, fumando, cogiendome la mano, mirandome un segundo y dando una calada un instante después... Volví a pasar por la Farmacia que está cerca de la parada del autobús, y sabes que te busque, intente mover el mundo solo para volver a mirarte a los ojos, pero desapareces cada vez que te encuentro; creí verte en uno de los cristales y por un minuto estuve acariciando tu lado derecho del rostro, pero me vi como una gilipollas de pie frente a un puto escaparate que fue testigo del momento más importante de mi vida, y tu, que nunca has sabido ver cuantisimo te quiero, y es que tiene sentido, las cosas superiores no se pueden ver.

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