Te soñé una noche estrellada, con la brisa del mar a unos metros de mí.
Me mirabas con amor, me besabas tiernamente, nuestras manos se sujetaban sin la idea de soltarse.
Los "Te amo" danzaban desde nuestras bocas a nuestros oídos.
El amor se respiraba... yo te amaba.
Me despierto, rodeado de cuerpos sudorosos, prendas de ropa por todos lados, botellas de alcohol vacías esparcidas por el resto de la casa de campaña. Al ponerme mis zapatos estos están llenos de arena y mojados de vómito.
Aún no amanece, así que me siento en la orilla en espera de él.
Son las tres veinticinco de la mañana, espero el amanecer lleno de sudor, con aliento a alcohol y unos zapatos vomitados.
Reviso mis bolsillos: envoltorios de condones, algunos cerrados, otros abiertos, algunos tiene un condón usado dentro. No puedo siquiera recordar si yo lo he usado.
Botella de vodka en mano, un cigarro en la otra.
Trago, calada, trago, calada.
Una cajetilla se ha terminado, a la botella solo le queda un trago.
Mis ojos lloran y no sé el porqué, he vomitado sobre mí y no lo había notado.
A unos metros de mí, dos personas están follando, no le tomo importancia, probablemente hice lo mismo horas antes.
Son las cuatro cuarenta de la madrugada, no tengo alcohol, ni una cajetilla.
