Induja es mi nombre, soy una niña India, apenas estoy comenzando a saber escribir tengo 19 años, ahora ya estoy mejor, me han sacado de la calidad de vida mas dura, pobre y normal que ahí en este, nuestro planeta. Porque diré normal si antes había contemplado la posibilidad de dura y pobre, porque desgraciadamente no soy la única niña que conozco que a sufrido las mismas o peores cosas. Comencemos por el principio, esta no es una historia para dar pena, ni si quiera publico esto para que nadie me de dinero, ni con ningún fin económico, publico esto para hacer conciencia a toda aquella gente que vive sus vidas intentando cerrar los ojos, pero señores eh de advertirles, no por cerrar los ojos deja de existir el mundo.

Nací en Varanasi, en mi propia casa, tengo entendido que la mayoría del mundo nace en hospitales, cuando aquí si quiera hay eso de seguridad. Me crie con mis 8 hermanos, 3 chicos y 5 chicas, mi madre y una especie de padre, que no nos trataba muy bien. Cuando yo era más pequeña, mi padre vendió a dos de mis hermanas de 5 y 9 años a un hombre que era muy rico, de unos cincuenta-i-cinco. A mis hermanos los echo de casa, entonces solo quedábamos mis dos hermanas mayores Yamir, Uma y yo.
A nosotras no nos vendió. Pero un día vino un hombre que parecía tener mucho dinero, y ser chino o coreano a casa, mato a mi madre, delante nuestro, y nos cogió por el pelo, no puso un trapo en la boca. Y cuando me desperté ya no estábamos en casa, si no en una habitación, con más niñas.
Por ese entonces yo tenía 14 años, no sabíamos que pasaba, pero tampoco podíamos preguntarlo, lo único que sabíamos de la persona que nos había secuestrado era que había matado a nuestra madre, el miedo nos reconcomía por dentro, no sabíamos hacia dónde mirar, simplemente nos abrazábamos entre todas nosotras, aunque no nos conociéramos. Tampoco nos veíamos con valor de hablar, ni de hacernos si quiera mentalmente una pregunta, solo teníamos miedo, terror, angustia, ansiedad y pánico.
Llevábamos ya tres días sin comer, solo nos daban algo de agua, nos pegaban duchas con manguerazos, y las personas que lo hacían parecían estar muy tranquilas. Seguíamos sin hablar, cuando de pronto apareció un tal ‘’Ishani’’, que era como todo el mundo le llamaba, yo no sabía porque pero toda la gente que estaba hay parecía tenerle mucho miedo. Nosotras nos limitábamos a callar, si quiera podíamos llorar, solo queríamos salir de allí.
Pasaron aproximadamente dos meses, durante este tiempo, iban viniendo chicos a vernos, nos hacían desnudarnos, y practicar relaciones sexuales con ellos. Aquellos hombres, no solo abusaban de nosotras, si no que nos pegaban, nos obligaban a consumir estupefacientes, nos maltrataban psicológicamente. Pensareis,’’ -Porque no te escapabas Induja?’’ No era tan fácil, ojala lo hubiera sido, nos ataban con una cadena en la cama por si se nos ocurría.


Seguía pasando el tiempo, pero yo no tenía esa capacidad de rendirme, no tenía fuerzas para rendirme, tenía mis trucos para todo, y no iba a dejar que la situación que estaba pasando me hundiera, no podía ni iba a dejar que esto ocurriera. Creo que mi buda interior, fue mi fuerza, causada por mucha rabia, pero invertida en la frase de NUNCA TE RINDAS.
Muchas veces me rendía, cierto es, pero no me duraba más de 10 minutos, sabía que un día todo acabaría y que si no era así, en otra vida podría avanzar. Mi camino era siempre seguir hacia delante. También pensaba, y si hubiera sido un chico? Esto no hubiera pasado verdad? Cierto es, nunca hubiera pasado. Quizá hubieran querido traficar con mis órganos, y al ser más pequeño, habrían abusado de mí, pero no tendría que aguantar esto de estar atada a una cama, esperando a que viniera el siguiente cliente. Pero bueno, sabía que todo podía ser peor, yo seguía con mi fuerza interior, y seguía, y seguía.
Un día se olvidaron de atarme, y lo primero que hice fue salir de allí, no sabía dónde ir, ni como, puesto que en la India, incluso en un hospital te pueden violar, pero como podéis imaginar mi miedo ya no era una violación, mi mayor miedo era que me pillaran, pues la paliza que me meterían seguramente acabaría con mi fuerza física.
Sorprendentemente me cruce con una Francesa, me pregunto, te podría hacer una foto en Francés , no le entendí muy bien, puesto que yo no había ido al colegio nunca, y no entendía el idioma. Pero señalo la cámara, y me digo que me daría una chocolatina, entonces me senté en medio de un montón de basura, y me hizo la foto. Recuerdo que me digo algo, pero no lo entendí, señalo mis ojos, pero no hablábamos el mismo idioma y me fui. No tenía tiempo para nada más.
La Francesa llamada Madeleine me siguió, cuando cayó la noche, no sabía dónde caer muerta yo, así que me tire en un montón de basura y me escondí entre ella como podía, para dormir ajusto por primera vez en un año y dos meses. Madeleine en ese momento me cogió del suelo, yo no entendía que hacía, pero le hice caso, que podía perder ya?
Me llevo a un Hotel, nunca había estado en un sitio así, la verdad es qué estaba muy limpio y bonito, me digo con gestos que me duchara, me duche, con agua caliente, no recordaba la última vez que había hecho algo así, comí pan, pan blando, con arroz de primera calidad, todo aquello parecía un sueño. Con el paso de los días Madeleine y yo comenzamos a tener más confianza. Madeleine sabia un poco de Ingles y yo también puesto que mi abuela era inglesa. Mantuvimos muchas conversaciones, en ellas salió de donde yo salía, y donde había estado, ella, era de una asociación feminista llamada, Femme Rouge y tenían muchísimo dinero en esta asociación la lleve hasta el sitio donde yo había estado eh hicieron una grandísima redada, sacaron a más de 290 niñas de 10 hasta los 25 años. Y las llevaron a un lugar seguro.
Eh estado agradecida desde el día uno que salí de allí, pero de lo que más agradecida estoy es de nunca haber perdido la fuerza, de siempre tener la cabeza muy muy levantada, de no perder la esperanza en mí. En la vida, en el mundo y las personas. Madeleine es una de las personas más importantes en mi vida, ahora mismo en mi madre adoptiva, y gracias a ella estoy comenzando a vivir lo que es una vida de verdad, levantarme tener comida en la mesa, poder ducharme, poder tener una manta que no esté sucia, sonreír sin miedo a que te peguen, llorar si quiero, gritar si estoy enfadada, sé que me eh llevado la mochila muy cargada de todas estas situaciones, pero en vez de rendirme, yo sigo luchando, si me hubiera rendido nunca hubiera salido, ni yo, ni ninguna de las chicas que estaban allí. A día de hoy tengo 19 años, valoro la vida, la valoro de verdad, cada latido es un latido libre, cada suspiro, cada momento en el que sonrió porque siento felicidad, soy humana, soy mujer, soy persona, merezco más de lo que eh tenido, merezco amor, tanto darlo como recibirlo, merezco vivir.
A veces los Europeos, y las personas del primero mundo no se dan cuenta de que sus problemas son completamente estúpidos, no porque no tengas el teléfono móvil tienes un problema, o porque te deje tu pareja, quizá los que menos problemas tienen al final se los buscan solos. La vida es bella, pero es qué es bella de verdad, sonríele a la vida. Y ella te sonreirá.
Aquel que tiene un porqué para vivir se puede enfrentar a todos los "cómos".
Y el como, puedes ser tu.

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2 Comentarios

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  Romivi

  totalmente inspirador, realmente me dejo pensando, no puedo hacer otra cosa mas q recomendarla

  05/10/15 04:10

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  Selenacot

  Romivi, muchas gracias! Fue fruto de una imaginación, tras ver algún capitulo doloroso. Muchisimas Gracias! un abrazo muy fuerte.
  

  05/10/15 04:10