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Destino Sin Tregua

Y estaba allí, observándome.
Quedé totalmente paralizado, inmóvil. Un sudor frío comenzó a recorrerme. La sequedad en mi garganta, la sensación de ahogo, no me permitía emitir sonido alguno ni pedir ayuda.
Quería despertar del horrible sueño, pero en realidad no lo era, lo veía parado al pie de la cama y tome conciencia de la tangible realidad: estaba nuevamente ante mí, expectante.
La habitación se percibía helada, tornando mi cuerpo en temblores. Seguía mirándome impávido, casi como el reflejo de un espejo, tan real como yo mismo. Cerré los ojos y al abrirlos aún permanecía allí, incólume, inalterable.
Esta angustia tan real, se repetía una y otra vez sin darme tregua. Pero fue la última, la realidad se desdibujo, había pasado a otro plano, al otro lado de donde no volvería jamás.
Shangobakun21 de febrero de 2012
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