Inercia
Atravesando mares me encuentro en este preciso momento, aunque me parecen océanos, con ese azul tan profundo que habla de frío, de oscuridad, de soledad. Un camino sembrado de sentimientos, fríos, calientes, ardientes, fuertes, dolorosos, cariñosos…toda una amplia gama para experimentar.
Mi cuerpo, transformado en una frágil silueta sostenida por la inercia, el viento me hace girar, un pequeño impulso de rabia es el que me permite caminar, pero este cuerpo desaparece cada día un poco más. Noto como va encogiendo hacia dentro, mi piel se seca, se arruga, se reproduce en mí la imagen de un desierto.
Arenas sin vida, quemado por el sol, sin agua, apenas lo recorren esqueletos de arbustos que habitaron por poco en él. Así me veo yo, seca, marrón, quemada, estéril, muerta, abandonada…
Ya no habita alma alguna dentro del cuerpo, se perdió tres años atrás y no se han vuelto a encontrar. Mi cuerpo anda perdido moviéndose de delante hacia atrás, pero sin ninguna dirección real. No sabe lo que busca, ni tan siquiera sabe que debe buscar, tiene el tiempo ordenado, organizado para no pensar… ya no hay tiempo, todo se ha vuelto gris.
Miro mis ojos frente al espejo, han perdido brillo, antes eran dulces, almendrados, ahora me parecen dos ventanas redondas de gruesos cristales tras las cuales se adivina el vacío, no hay nada, no vive nadie, están vacíos casi como muertos. Parecen estar ausentes de todo. Mis ojos.
Tres años golpeados de dolor, de miedo, de ausencia, de evasión……………
Cada palabra un corte en mi corazón, tras un golpe, un grito, tras una exigencia, una obligación, tras un movimiento, una explicación, la sinrazón, el desamor, y todo acababa cicatrizando por el perdón, perdón del que gratuitamente me auto convencía incluso cuando no se merecía.
Cada una de mis vísceras tiene recuerdos de ese dolor, a todas les toco padecerlo cuando otra ya no resistía más… muerta con 27 años, muerta en vida.
Toda la vida, el color, la alegría, se desvaneció…. con lo fácil que era ver belleza en cualquier rincón, reír, amar, observar, moverse con libertad, querer, conocer,…
Amar… simplemente esta palabra me trae recuerdos de lo que fue, y quiero más pero me da miedo, miedo al dolor, a mi propio corazón… a todo un torrente de pensamientos, sentimientos, que tan fácilmente llegan a invadir todo rincón sin dejar hueco a la razón. Ocupando tanto espacio que apenas mi mente llega a ver, nublándose toda realidad, queriendo creer.
No puedo ya ni amar, a mí que el amor me ha hecho volar, y ahora se me retuerce el cuerpo entero con tan sólo pensarlo, se abren las cicatrices con sólo nombrarlo, que miedo me produce, y que miedo el pensar también en no volver a amar.
Con lo que me gusta abrazar, sentir otra piel, otro aliento, oír la fuerza de otro corazón, besar suavemente los labios, acariciarlos con los míos y rápidamente morderlos ó besarlos con tanta fuerza que ya no sepa donde están los míos ó los suyos, acariciar delicadamente por cualquier rincón, sentir como se desliza por mi cuerpo, entra en él con amor, con fuerza, con suavidad, con pasión, con fuego,…
Ahora ya pasó ese tiempo de color, y me quedan recuerdos, luces de todo lo que viví, lo que sentí en los momentos de mi vida en que hubo amor…
El tiempo ha pasado más rápido de lo que lo solía hacer, se ha consumido demasiado mi vida en estos tres años, ha crecido demasiado, más de lo que me hubiese gustado. Han crecido las obligaciones, las arrugas, los años, el dolor… todo ha crecido, y yo no me he enterado, no he disfrutado, no he reído, no he bailado, no me he movido, los he perdido ó más bien los he tirado.
En momentos he querido renunciar a mi bagaje, dejarlo tirado y olvidado como si no me perteneciese, volver al punto de partida, pero no se puede, ahora soy otra, ya no soy yo, y debo empezar a buscar para poder afirmar “soy yo, esta soy yo”. Pero en estos momentos no soy más que un cuerpo movido por la inercia, un cuerpo gris y marrón.
FIN
