TusTextos

Señor, Apiadate de mi Alma.

21 de Enero de 1850

Londres, Inglaterra.

Sucumbia al beso de la medianoche, con un pobre verso escrito en una hoja sencilla de papel, que, sostenia con ira en mi adolorida mano, la cual, con el tiempo se habia cansado de escribir y escribir, a tal grado de darse una metamorfosis cruel de una mano lista para narrar sobre la hoja cualquier cosa a, una mano triste y adolorida que solo cuenta dramaticas historias llenas de colera bañadas con la delicada capa de la vida.

La luna deslumbra en mis aposentos, que se nublan por la medianoche, esa oscuridad abrumadora que consume cafa rincon de la habitacion donde solamente yo me encuentro murmurando palabras sin sentido, que nadie escuchara y que probablemente a nadie le importe, el simple hecho de mencionarlas en voz baja acalla mis sentidos, mi corazón, mi alma.

Mi alma, tan solo esa bruma dentro de mi ser pide comprecion, amor, alguien que se apiade de la misma que se encuentra en un vagon mortal donde de cruza el limite de la cordura y la locura. Mi alma pide a llanto que la amen, que la liberen del horrible estado en que fue desterrada cruelmente.

Miro a la nada, y la nada me consuela ligeramente acompañada de la soledad la cual me susurra cariñosamente al oido epitafios, poemas, liras, cualquier cosa que mi mente se digne escuchar de la elocuente y metamorfica soledad.

Aquella veladora postrada en la mesa de noche se consume casí totalmente, para indicarme que el momento que huir a la imaginacion de un sueño mordico se aproxima, a un sueño donde pueda tener una enamorada a quien enriqueserla con poemas y liras para hacerla sonreir calidamente a la vez que seduce mi alma.

Y, recostandome tranquilamente angustiado, pronuncio las ultimas palabras de la noche.

"Señor, apiadate de mi alma."

Sissel22 de enero de 2014

Más de Sissel

Chat