Ven esa piedra en mi camino, esa que yo aún no puedo ver. Y me tropecé hace ya tiempo con ella; aun así no la puedo ver.
Soy como una cometa que pretende no ser atada, un payaso sin maquillaje tras el que esconderse, un actor sin personaje al que interpretar, un borracho sin alcohol ni necesidad. Hay cicatrices por todo mi cuerpo que quizás nunca quise sanar. Deseo el día en que me rompan los esquemas, que todo aquello en lo que siempre creí me caiga encima, y me atormente, y sangre, y me consuma para poder huir. Quiero hoy notar el peso de la realidad golpeándome y gritar al abismo un te quiero sin sentir y oír un eco intenso burlándose de mí. Correr hacia la nada y cruzar el mundo sin una meta que seguir. Conocer en el camino todos los demonios que hay en mí. Cometer errores, enloquecer a besos, enamorarme porque sí, llorar hasta dormir, no dormir infinitas noches y soñar despierta que no te conocí. Nacer de nuevo y ser alguien distinto, querer sanar mi débil corazón herido. Días de felicidad amarga, una sonrisa falsa y ojos llorando sin mis lágrimas. Tuve suficiente, noches de fortuna que solo satisfacían dos cuerpos a oscuras. Volar sin alas que me sostengan y caer al suelo sin miedo a lo que vendrá. Robar mil carcajadas buscando una en la que creer. Romper tus fotos y lanzarlas al océano, ahogarme entre ellas, hundirme con el deseo. Incendiar tu maldito cuerpo y desaparecer junto a él, junto a todo ese daño que jamás pensé en romper. Hacer arder el odio por mis venas, crear una vida lejos de aquí. Me di cuenta de la piedra en el camino cuando al mirarla te reflejaba a ti.
