- Ayer lo observe, caminaba frente a mí.
- ¿Y eso qué?, ¿Qué tiene que haya caminado frente a ti?, ¿Te hizo algún daño al cruzarse en tu camino?
- No me hizo daño, no hizo nada, no me dirigió ni siquiera la mirada.
- Entonces ¿Por qué hablas de que lo observaste?, si también observaste a otras personas pasar frente a ti.
- Yo solo quería escribir sobre el encuentro que no tuvimos.
- Tampoco tuviste otros encuentros. ¿Por qué lo elegiste a él como persona?
- Porque me enamoré de su aire misterioso, de su andar tan majestuoso. De la sonrisa que le dedicó a su acompañante.
- ¡Estás loca!, no puedes enamorarte de esos detalles insignificantes. Esa persona tiene la capacidad de lastimarte.
- Y tú, ¿cómo lo sabes?
- Lo noté al no mirarte ¿a poco no sufriste porque no te vio?, dime, ¿No sufriste porque no te contempló?
- Si, lo admito, y por eso escribo, escribo para decirle lo que nunca le diré, porque te aseguro, casi te lo juro, que ya no lo veré.
- Nunca más.
- Nunca más.
