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Cuento Corto


Era un hombre joven de carácter fuerte que sonreía a los demás y la ignoraba a ella.
Aquella noche me pareció extraño verlo entrar a su casa. ¡Dios mío en casa de una muchacha sola!, en casa de una chica sana y buena.
Pero la ignoraba; en las fiestas la ignoraba; entre la gente la ignoraba, lo vi otra vez entrar a su casa, y así, una, y otra, y otra vez.
¿Cómo una joven como ella se tenía tan poca estima? Ella era hermosa, alegre, agradable a los demás, pero se valoraba poco, porque lo amaba a él.
Después de eso corrió la noticia de su muerte, él no lloró, no asistió a los funerales; y no lo hizo, no derramó ni una sola lágrima.
Aquella noche lo vi a distancia en su sepulcro, y la noche que siguió a esa, y la que siguió después de esa, hasta que en un momento no lo soporté más&
Era un hombre joven, no tan fuerte, ya no sonreía, ahora lloraba&
- Yo la amaba  me dijo al sentir que me acercaba.
- ¿La amabas? Y si lo hacías, ¿por qué siempre la trataste así?
- Ella así lo quiso&
- Pero, ella te amaba  le dije y volteó sus ojos inyectados en sangre sorprendidos.
- ¿cómo lo sabes? ¿te lo dijo?  no respondí, ella no me dijo nada  ¡callas!, ella no me podía amar, no amaba a nadie, no podía&
- Pero, todas las noches que te vi entrar a su morada& - Asintió llorando como crío.
- Si, la tenía, tenía su cuerpo, pero no a ella; noche tras noche, pero no me amaba, no me podía amar  sollozó.
- ¿Por qué repites que no podía amar, si todos tenemos esa capacidad?
- Pero ella no, ella no, ella no, ella no&  decía mientras se balanceaba con la cabeza entre las manos.
- Tranquilo, lo comprendo&
- ¡No! - gritó como desquiciado  no lo comprendes - ¿no sientes curiosidad?, ¿no quieres saber por qué no podía amar?
Dije que sí, ese joven ya me estaba poniendo nervioso, de pronto sentí miedo, a esa hora en el sepulcro de la chica, en ese cementerio donde había otros cadáveres; comencé a temblar, un escalofrío recorrió mi cuerpo&
- ¿Lo sentiste?  me preguntó el muchacho ya más calmado.
- No sentí nada  mentí.
- Es ella, siempre estuvo observandote, siempre supo que estabas al pendiente de los dos, tuve celos de ti, pero me consolaba el pensar que no podía amar a nadie. Ahora te diré la verdad sobre ella. No podía amar, no existía, ella no podía existir& porque ella es la muerte.
Mientras me iba diciendo todo aquello, fui retrocediendo temeroso, tropecé y caí al suelo, entonces la vi; la vi más hermosa que nunca, fue lo último que vi& al enamorado y a la muerte.
Sol15 de noviembre de 2019

1 Recomendaciones

2 Comentarios

  • Regina

    Muy buena historia, me ha gustado mucho, el ambiente y el desenlace.
    Saludos Sol.

    16/11/19 10:11

  • Clopezn

    Buen relato, atrapando al lector desde el principio con inesperado desenlace. Un saludo cordial.

    18/11/19 02:11

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