No Encuentro El Fin
No entiendo, yo nunca entiendo.
Parece que todos debieramos tener lo mismo tras la retina y resulta no ser así.
Siento que hablamos todos idiomas tan distintos. Y por ende no, nunca será fácil entenderse, pero más difícil aún lo será si encima dejamos de hablar.
Todo el tiempo infiriendo, no nos cansamos de inferir, suponer, obviar, pese a que la mayoría de las veces nos lleva a errar, pese a eso, insistimos.
Es como si siempre estuviesemos buscando fallar o como si el camino que dibujo el universo para nosotros, tuviese flechas que únicamente indican caminos equivocados.
Sólo deberíamos evitarlos, ¿no crees?. Intentar, sólo eso, ¿para qué más, por qué menos?.
Para qué el lastimarse, para qué frustrar. Para qué alejarse, para qué desertar.
No entiendes, avecilla, que si hay algo en la existencia que me destruye es cuando te vas.
Me destroza el alma, me descoloca la razón.
No entiendo tu amor, sin embargo lo conozco.
¿Sabes si quiera del mio?, ¿Te has preguntado qué tal está?.
Y así llegaré a supuestos y así llegaré a inferir, siguiendo flechas equivocadas, pero ¿Pasaría si tú siguieras aquí?
Yo no te dejo, cielo, yo no soy y peor, no quiero, ser capaz.
Cuéntame tú cómo es que lo haces, para dejarme y aún así seguir acá.
En mi nunca hay final.
