Se sentó en la última fila, en el rincón más oscuro, allí donde nadie pudo juzgarle.
El joven con lágrimas en los ojos, gordo y acomplejado, engullò sus palomitas.
Se sentó en la última fila, en el rincón más oscuro, allí donde nadie pudo juzgarle.
El joven con lágrimas en los ojos, gordo y acomplejado, engullò sus palomitas.