Se escuchaban los pasos. Cuidadosos en su pisar, casi indolentes. Desde la ventana abierta pude ver que atravesaba la calle, Se dio la vuelta para mirar sin miedo. Un hermosa sonrisa desmarcaba el canto a la vida, de los mil problemas sentidos. El instante ocupaba un silencio inusual, como prolongando la quietud de quienes se descubren a través de una ventana abierta.