Los silbidos del viento punzando las ventanas del faro. Puñales en los cristales, rota la tarde. Remolinos, remolinos, los mugidos de la mar ondulada. Temporal de mil diablos malos ahogándo estos muros. Truenos, lluvias y huracanes. Los barcos en columpios, casi volándo. Y yo, espectador desde lo alto, vigilándo los títeres de acero que están a merced de las aguas rabiosas. Sin dormir no titubeo, no puedo. Ilumino a los titanes del océano. Manchas perdidas, con pánico en las entrañas.
Mi cuerpo en la torre, mi aliento en el suelo. El corazón en las olas con ellos. De rodillas al Sol. Llorándole. Tres dias de sombra gris, ya sin consuelo. ¿ dónde está el cielo ? En nuestras lágrimas. Ya no quiero dormir, los barcos tampoco. El Sol no aparece. Abandonados sin rumbo, dejan flotar sus anclas. ¿ dónde duerme el sol ? En nuestras almas mojadas.
Las madres lloran. Negras las ropas, cruces en las casas. El puerto oscuro. Yo en el faro. Los niños gritándo de rabia y el mar; el mar sin habla. Azul y gris, no dice nada.