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El Día Final de Los Muertos

La ciudad de Boston (Massachusetts)

- ¿Otra vez sales? Maldita sea Mike, nunca te quedas en casa. Me prometiste que hoy iríamos al cine – decía la hermosa Norah, disgustada con su novio.
- Lo siento amor, pero es que debo hablar con Donny de algo muy importante; además sabes lo que está sucediendo y también sabes que es muy peligroso salir a la calle con esta maldita peste ¿o acaso crees que a mí me es divertido estar aquí sin trabajar y sin ganarme ni un centavo? A veces hay que tomarse las cosas más en serio – respondió el muchacho, intentando hacerla entrar en razón.
Ya habían pasado tres años de los sucesos ocurridos en Belmopan (Belice), ahora Mike Leigh estaba comprometido con una bella joven profesional en psicología llamada Norah Berger, a la cual conoció en la universidad de Harvard.
- Odio que pases mucho tiempo con ese sujeto! El muy maldito es profesional igual que tú y se la pasa bebiendo, con mujeres y desperdiciando su vida como si no tuviese nada que hacer. Esto es verdaderamente patético, y si no cambias tu forma de ser, lo nuestro deberá terminar – decía furiosa Norah, que parecía no entender las circunstancias de la situación.
- Solo iré un momento, regresaré para la cena – agregó el otro.
Tomando las llaves de su flamante Land Rover, el muchacho se dirige a la casa de su mejor amigo, Donny Bartilson, el otro sobreviviente de los ataques sufridos primero en “La Isla de los Misterios” y posteriormente en la ciudad de Belmopan.
Colocando el CD “Machine Head” de Deep Purple, el mismo se iba pensando en el horrible caos que estaba sacudiendo a la ciudad, que bien parecía ser una de las plagas que azotó a Londres en el siglo XVIII.
Hacía un par de días, un extraño virus estaba arrasando con gran parte de la población, nombrado como el virus X (debido a que no se conocía el origen del mismo). Éste podía manifestarse en las personas en forma de una terrible gripe, con mucha fiebre, náuseas y sofocamiento, lo cual hacía que las personas murieran en pocas horas de haberse infectado.
Se creía que la causa de este fenómeno era provocada por la inmensa ola de calor que se estaba viviendo, lo que hacía que los rayos solares crearan una especie de radiación que afectaba al sistema nervioso y bloqueaba las defensas del ser humano.
Al llegar a la casa de su amigo, el muchacho se baja de la camioneta rápidamente, tocando el ruidoso y horrible timbre que tenía éste en su casa.
Recibiéndolo agradablemente como siempre, éste dice: - Hola hermano, llegaste justo! En diez minutos comienza el partido de los Celtics contra los Nets, en la heladera hay cerveza y si quieres puedo llamar a Lorna o a Honey “la abejita caliente” para que pases un buen rato ¿Qué te parece? –
- Demonios Donny, no vengo para eso ¿cuándo vas a cambiar esa actitud de mierda? Sabes bien lo que está pasando en la ciudad ¿acaso no te preocupa? Debemos hablar sobre el tema y pensar muy bien lo que vamos a hacer – decía furioso Mike, pasando al living y procediendo a sentarse en el sofá blanco.
- Tienes razón, lo siento. Hablemos – respondió Donny.
La televisión se encontraba encendida, estaba a punto de empezar el partido del cual hablaba el muchacho, cuando las noticias de último momento salieron en pantalla.
- Sube el volumen – decía Mike, mientras encendía un cigarrillo.

NOTICIAS DEL CANAL 4

- Continúa afectando de manera alarmante el fenómeno local conocido como el virus X. Se han reportado catorce nuevos casos en las últimas 48 hs. Sumado a las treinta muertes que ha acarreado debido a su extrema gravedad. Los médicos aún no encuentran una explicación a este fenómeno, tampoco se ha podido resolver la forma de combatirlo. Se recomienda a los ciudadanos no salir de sus casas, ya que el aire se encuentra contaminado por este virus. Soy Barbara Cromwell para las noticias del Canal 4. Seguiremos informando… -

- Esto es verdaderamente terrible. Creo que deberíamos salir de la ciudad hasta que esto se solucione – decía Donny, mientras tomaba un sorbo de su cerveza Miller.
- Estaba pensando lo mismo, pero todas las aerolíneas están congestionadas por culpa de esto. La gente se asusta y se va de la ciudad, los vuelos están repletos de gente aterrorizada y no es para nada fácil salir de aquí – respondía Mike, casi sin pestañear.
La situación era verdaderamente complicada, nadie podía trabajar, ni hacer las cosas que estaba acostumbrada a realizar todos los días, por el impedimento de no poder salir de sus casas.

1 hora después

- Debo regresar a casa, Norah está un poco enfadada conmigo porque vengo aquí todos los días – comentaba Mike, un tanto preocupado por como marchaba su relación.
- Vaya, esa mujer es una mamba negra en tus pantalones, hermano. Pero sé que la quieres, por eso no voy a decirte nada esta vez –
- En estos días tenía pensado proponerle matrimonio. Tengo 25 años y las cosas estaban marchando muy bien en mi vida, hasta que empezó a suceder todo esto. Creo que ella se sentirá muy feliz cuando se lo diga – agregó Mike, mirando su botella de cerveza, sin poder dejar de pensar un instante.
- Brindemos por ello, compadre! –
Mike regresó a su casa, notando que las calles estaban totalmente desoladas, sin la presencia de nadie en una noche oscura y tenebrosa, trsite además, por su actual estado.
Luego de cruzar por la puerta, el joven empieza a buscar a Norah: - Amor, ya llegué! – pero la muchacha no se encontraba por ningún lado.
Extrañándose un poco, empieza a buscarla por toda la casa, hasta que en un momento dado, escucha que la misma se encontraba en el baño vomitando sin parar.
- Corazón ¿te encuentras bien; qué es lo que te sucede? – luego de decir esto, Norah sale del baño, con un aspecto totalmente pálido y venido a menos.
- Creo que no me siento bien, voy a acostarme – argumentó la bella joven.
Empezando a sudar un poco, Mike dice: - Amor, dime la verdad ¿qué está pasando? Me estás asustando mucho –
La mujer soltó unas lágrimas, contándole a su novio el temor que tenía: - No lo sé, de repente empecé a sentirme muy mal… creo... (silencio momentáneo)… creo que contraje el virus X.
Mike no podía creer lo que acababa de escuchar, por tal motivo, procedió a acostar a su novia en la cama, tapándole bien y diciéndole que no se preocupara, que todo saldría bien.
Rápidamente, toma su celular y llama al Dr. Lawrence Costigan, un gran amigo de su familia hacía mucho años.
- Doctor, esto es una emergencia, Norah no se siente bien, está con constantes náuseas y en un estado muy delicado. Por favor, necesito que venga a verla, es el único que puede ayudarme –
- Claro Mike, en unos minutos estaré allí – respondió el Doc., tomando rumbo a la casa del muchacho.

20 minutos después

Costigan había revisado a la joven, dando a entender que lo que tenía era bastante extraño, ya que los síntomas que presentaba no se daban por lo general todos al mismo tiempo, aunque sì en los casos dados en los últimos días.
- Debes descansar Norah, es la única forma en que vas a recuperarte. Y tú Mike, asegúrate de darle estas pastillas tres veces al dìa cada cinco horas – recomendaba el Doc., dándole al muchacho un frasco de Xenophyl, una droga muy potente que subía las defensas del organismo, como una especie de adrenalina súper concentrada.
El muchacho acompañó al profesional hasta afuera, colocándose ambos un barbijo para no respirar el aire contaminado que había por todas partes.
- Doctor ¿cree que Norah se pondrá bien? – preguntaba Mike, esperando una respuesta positiva.
- No quiero mentirte Mike, te conozco hace mucho tiempo y voy a ser totalmente sincero contigo. No tengo la menor idea de lo que pueda tener Norah; estos síntomas han estado presentándose con mucha regularidad estos últimos días en personas que finalmente fueron diagnosticadas bajo los efectos del virus X. Lamentablemente aún no hay una cura para este extraño fenómeno; lo único que por el momento puedes hacer es darle ese medicamento y ver como evoluciona – respondió Costigan, sin poder dar un halo totalmente positivo.
- O sea que es seguro que va a morir… creo que Dios nos está castigando por nuestros pecados de una vez por todas –
- Mi pobre hija Susy contrajo lo mismo hace un par de días y falleció a las ocho horas. Con esto no quiero decirte que a Norah le sucederá lo mismo, pero debes tener fe, es lo único que queda. No te separes ni un segundo de ella, ahora es cuando más te necesita - explicó el Doctor.
- Siento mucho escuchar eso Doc. Gracias por estar siempre cuando lo necesito – decía Mike, despidiéndose del hombre.
Las horas pasaban y cada vez Norah empeoraba más y más; en menos de tres horas había perdido el habla, sus sentidos empezaban a apagarse lentamente, lo cual ya denotaba algo más que obvio.
Su agonía se extendió por una hora más, hasta que indefectiblemente la bella joven murió, tras un sufrimiento indescriptible, derribando los sueños de su pareja, la cual tenía planeado proponerle matrimonio.
Mike derramaba sus lágrimas, mientras abrazaba fuertemente a la chica, intentando continuar con ella por más tiempo, aunque ya no de la forma de antes.
Cabe mencionar que el virus X no era contagioso de persona a persona, ya que era una transmisión infecciosa causada por el propio aire, lo cual hacía que el mismo fuese aún peor.

Noticias del Canal 4

- Recientemente, el gobierno de los Estados Unidos ha lanzado un comentario determinante y que parece ser un hecho según los últimos informes. La idea del mismo es la de contratar a los mejores científicos del país, para crear una especie de fórmula que pueda devolver la vida a las personas fallecidas a causa del virus X. Según fuentes, la idea es reinsertar a los ciudadanos malogrados por esta infección, logrando que puedan volver a sus vidas normales. El presidente Thomas Flint aún no ha hablado públicamente sobre este ambicioso proyecto. Soy Henry Gómez para las noticias del Canal 4. Seguiremos informando… -

Aunque parezca mentira, el presidente de los Estados Unidos, Thomas Flint, había contratado especialmente y en forma secreta a diez de los mejores científicos del país y a algunos de Canadá, para poder llevar a cabo este proyecto revolucionario e imposible de imaginar por el ser humano.
Esta iniciativa fue tomada por el propio Flint, ya que se acercaban las elecciones y necesitaba alguna especie de respaldo para su campaña, para poder ser reelecto. Últimamente las cosas no le andaban saliendo bien, perdiendo mucha credibilidad, por eso necesitaba algo que vuelva a ubicarlo en la cima.
Al ver esta noticia, Mike volvió a tener esperanzas de reencontrarse posiblemente con su amada Norah, si es que el proyecto era exitoso y posible de cambiar el mundo.
Sentado en la cama junto a su malograda novia y apoyando su vaso de whisky sobre la mesa de luz, el mismo tomó su celular y llamó a su mejor amigo.
- Donny, ¿has visto la noticias del Canal 4? Esto es increíble; si de verdad es posible lo que pretende hacer Flint, podré reencontrarme con Norah y todo volverá a la normalidad –
- Mike, escúchame con atención. Sé que es muy duro el momento por el cual estás atravesando, pero lo que Flint tiene pensado hacer escapa de lo racional, es algo inhumano. Solo quiero que entiendas que esto ya no se trata de recuperar nada; tú bien sabes que no hay que jugar con la vida de nadie – explicaba Donny, queriendo hacer entrar en razón a su confundido amigo.
- El Dr. Costigan me dijo que debía tener fe… es precisamente lo que estoy haciendo – fueron las últimas palabras del muchacho, colgando el teléfono, para proceder a servirse otro vaso de whisky.

1 semana después…

El gobierno de los Estados Unidos había elaborado un laboratorio especial en la ciudad de Boston para que los científicos pudieran realizar sus estudios con las personas fallecidas a causa del virus X, las cuales se encontraban en un estado de congelamiento, siendo controlada su temperatura cada 2 horas, para evitar su descomposición.
Los doctores habían logrado reanimar los cuerpos con total éxito, creando una especie de NFC (Nueva forma de clonación), suministrando iguales cantidades de sangre viva a la sangre muerta (solo que la sangre agregada contenía los mismos genes alterados de la persona), esto hacía que al despertar nuevamente la persona fallecida, no recordara absolutamente nada de lo que le había sucedido, pero si pudiendo recordar su vida pasada, como por ejemplo a su familia, a sus amigos, a su mascota, etc.
Lo que el gobierno había hecho estaba en contra de la ley, pero fue una orden del mismo presidente, así que en esos casos no había nada que pudiese discutirse. Obviamente, no a todas las personas les cayó bien la noticia, ya que muchos decían que había que respetar a las personas fallecidas y hasta se crearon diferentes grupos que salieron a protestar contra esto.

Anuncio del Presidente Thomas Flint (Casa Blanca – Washington DC)

- Ciudadanos de Boston y las demás ciudades del país, me encuentro hoy aquí para anunciarles que nuestro proyecto de revivir los cuerpos de las personas fallecidas a causa del virus X ha sido un éxito total. Gracias al esfuerzo de los mejores profesionales del país, pudimos lograr que nuestro mundo hoy se vea de distinta manera. Hemos dado un gran salto hacia el futuro con este logro de la medicina.
Todas las personas revividas serán devueltas a sus familiares dentro de las próximas 48 hs, luego de finalizar con los últimos estudios que restan, antes de reinsertarlos definitivamente a la sociedad. Por último, quiero decirles que seguiremos tratando de estar en lo más alto de la medicina mundial y no permitiremos que ninguna enfermedad venza u opaque a nuestra población. Gracias –

Laboratorio Muldooney (Boston – Massachusetts)

Los científicos se encontraban realizando los últimos estudios para poder devolver a las personas a su vida normal. Todos se encontraban dentro del inmenso laboratorio cedido por el propio gobierno.
Un hombre de unos 40 años llamado Bill Sommers se acercó al Dr. Lázaro, preguntando lo siguiente: - ¿Es verdaderamente necesario que sigamos aquí?, porque esto no tiene el más mínimo sentido. Créame que no es agradable morir y ser revivido, prefería haberme quedado muerto para evitar todos los problemas que uno tiene día a día –
En eso, la bella Norah, que también se encontraba entre las personas revividas agregó: - Oye idiota, estas personas nos dieron una nueva oportunidad. Hay mucha gente que aún tenía mucho por vivir y murió a causa de ese horrible virus, así que deja de decir estupideces –
Un niño de 8 años llamado Brian Cheaney se encontraba recorriendo por todo el laboratorio sin que nadie pudiese notarlo, ya que se les había recomendado a todas las personas que permanecieran juntas, debido a que todo lo que había allí era extremadamente delicado.
Acercándose a un inmenso tubo, el niño con mucha curiosidad abre una especie de canilla que estaba conectada al mismo, la cual según la presión, aumentaba cada vez más, lo que obviamente hizo que reventara a causa de la fuerza que se estaba desprendiendo del tubo.
Un gas verde y asfixiante empezó a invadir por todo el laboratorio, cegando por completo a cualquiera que esté mucho tiempo al mismo.
- Quién demonios abrió el tubo de Cycloterycina!! Debemos salir de aquí ahora mismo! – exclamó asustado el Dr. Mulligan, el cual sabía las consecuencias que el mismo acarreaba.
La Cycloterycina era un gas letal, creado por los mismos americanos con intenciones de utilizarlo como arma biológica en el Medio Oriente. Todavía no se habían realizado las últimas pruebas sobre el mismo, por tal motivo aún se lo mantenía bajo revisación.
Todas las personas empezaron a gritar desesperadamente, sin poder llegar a salir del lugar, ya que sus cuerpos empezaban a perecer muy rápidamente; a algunos con menos inmunidad, este gas hasta les derretía la piel, quedando solo sus huesos y pedazos de carne.
En menos de 2 minutos, todas las personas que se encontraban dentro del inmenso laboratorio habían muerto. Un terrible desastre ocurrió, por un pequeño e inocente error.
De a poco el gas volvía a extinguirse, pero aún seguía mezclado en el aire. Las computadoras, ni ninguno de los aparatos tecnológicos que había en ese lugar había dejado de funcionar; es más, hasta empezaban a mostrar los resultados de ADN de las personas fallecidas, ya que cada una de estas tenía implantado una especie de pequeño sensor en su cuerpo, lo cual a cada segundo controlaba su evolución. El resultado mostraba un ADN de células completamente muertas.
Al cabo de un par de minutos, los cuerpos de las personas que habían contraído el virus X y que posteriormente habían sido revividas y habían vuelto a morir a causa de la expansión de la Cycloterycina, empezaban a reanimarse nuevamente, logrando volver a la vida una vez más.
De a poco, todos los cuerpos volvían a pararse, pero ninguno de estos era un persona normal, ya que eran muertos vivientes; tenían un aspecto aterrador, falta total de consciencia y por sobre todas las cosas, un solo instinto era el que poseían, el más primitivo de todos, el de preservación; esto hacía que caminaran, sin razón, pero con el solo objetivo de alimentarse.
En medio de la oscura y tétrica noche, las abominaciones lograron salir del laboratorio, vagando por las calles y sembrando un pánico total, alimentándose de cualquier ser humano que encontrasen.
Las personas que se encontraban en las calles eran atacadas por estos muertos vivientes. Brazos, piernas, sesos y vísceras eran totalmente deglutidos por estas “cosas”.
Un hombre que se encontraba fumando un cigarrillo, al ver esto, entra rápidamente a su auto, dispuesto a escapar, pero uno de los zombies lo toma de atrás, arrancándole un pedazo de cuello y arrojándolo con violencia al suelo, procediendo a arrancarle las tripas y comiéndoselas como un delicioso manjar.
Una característica diferenciaba a estos muertos de los anteriores, y era que estos poseían más agilidad, eran más violentos y hasta se podía decir que razonaban un poco más. En pocas palabras, eran la amenaza más grande que podía haber sobre el Planeta Tierra.

Noticias de último momento del Canal 4

- En las últimas horas, se han reportado extraños casos de muertes en la ciudad. Según fuentes, las mismas serían provocadas por unos extraños seres que andan rondando por las calles, atacando a todo aquel que se cruzara en su camino. Diferentes testimonios, han asegurado que las personas causantes de esto, serían las mismas que fueron revividas tras el proyecto del gobierno para con las víctimas del virus X. Se recomienda a las personas no salir de sus casas, ya que estos son muy peligrosos y al parecer, no tienen razonamiento alguno. Soy Barbara Cromwell para las Noticias del Canal 4. Seguiremos informando… -

Progresivamente las víctimas aumentaban más y más, la noche era muy oscura con una niebla que parecía adueñarse de toda visión. Los muertos atacaban a todo aquel que vieran, ya que su único instinto era el de alimentarse. Las calles estaban empapadas de sangre y restos humanos, mientras los gritos de las abominaciones aterrorizaban a todos.
Las personas que eran mordidas por estos seres, al poco tiempo ya pasaban a convertirse en uno de ellos, ya que la infección transmitida era muy rápida.
Mike se encontraba encerrado en su casa, al tanto de que la pesadilla había comenzado nuevamente. Sin poder creerlo, sin esperarlo, sin siquiera poder remotamente imaginarlo, pero ya no había espacio para sustos, él ya había enfrentado veces anteriores a estas abominaciones, por tal motivo sabía lo que tenía que hacer.
Tomando su celular, el muchacho llama a Donny, diciéndole: - ¿Será cosa del destino? La verdad, estoy empezando a creer que sí. Voy para allá, cuando escuches una violenta frenada enfrente de tu casa ábreme la puerta –
Tras colgar el teléfono, éste toma un bate de béisbol que tenía en el living, saliendo de su casa rápidamente, destrabando la camioneta con el sensor de las llaves.
Uno de los infectados se abalanza violentamente contra él, intentando morderlo. Esto le resultó muy extraño, ya que él había logrado verlo y esperaba que viniese a atacarlo, pero no con tal velocidad. Era casi imposible zafar de esta criatura, ya que el mismo tenía mucha fuerza y (demás está decir) mucho apetito.
Logrando arrojarlo contra el piso, Mike toma su bate y lo golpea con mucha fuerza en la cabeza, destruyéndole el cerebro e inutilizándolo completamente, dándose cuenta que la forma de morir que tenían era la misma.
Sin perder más tiempo entró a la camioneta, notando que las calles estaban totalmente invadidas de zombies hambrientos, que se movían con más agresividad y mayor violencia que antes.
- Qué mierda está pasando!! – se preguntaba a si mismo, viendo como los mismos devoraban restos humanos y emitían unos gritos terroríficos.
Al cabo de un par de minutos, el joven había llegado a casa de su amigo, realizando la brusca frenada que había mencionado anteriormente, dando paso a que rápidamente el otro abriese la puerta, disparándole en la cabeza a dos de los infectados que se acercaban.
- Entra rápido, esto se ha descontrolado de sobremanera – decía Donny, mientras miraba a todo su alrededor, ante la aproximación de algún otro muerto viviente.
Ambos entraron a la casa y aseguraron bien las puertas y ventanas, intentando encontrar una explicación y por qué no, también una solución al tremendo caos que se estaba presentando.
- Está volviendo a pasar, pero por qué!!! Cómo mierda esas cosas llegaron hasta aquí – preguntaba Donny, sentada en el sofá con las manos en la cabeza.
- Según las noticias, toda esa gente fue la que supuestamente sería revivida por el gobierno, o más bien por los científicos que contrató el gobierno. Ahora, no me preguntes cómo fue para que quedaran así! – respondió Mike, mientras el sudor caía sin parar de su frente.
- Estoy harto de los zombies, hermano. Me hacen doler la cabeza! Y lo peor de todo es que estas porquerías no son iguales a los que enfrentamos anteriormente, estos son más rápidos, más agresivos y pueden devorar todo en cuestión de segundos – expresaba Donny, al mismo tiempo que el escándalo de afuera era cada vez más insoportable.
- Ni que lo digas… debemos encontrar una solución, porque de otra forma toda la población puede extinguirse en menos de medio día – agregó el otro, encendiendo un cigarrillo de los nervios.
Los gritos de las víctimas eran aterradores, autos que chocaban, disparos que se escuchaban provenientes de la nada. Todo parecía un infierno sin salida.
- Por lo que veo aún tienes la 9mm, espero que tengas suficientes balas – decía Mike, refiriéndose a la pistola que conservaba su amigo.
- Por supuesto, ¿acaso creías que iba a venderla? Esta belleza me ayudó mucho contra los malditos zombies, sabes – respondió Donny, mientras metía una goma de mascar de menta en su boca.
- En la medida de lo posible deja de utilizar la palabra con “Z”, porque me pone de muy mal humor – agregaba Mike, siempre un tanto más cuerdo.
- Ja, si tú lo dices… -
En eso, suena el celular de Donny; presto a atender, el muchacho ve que la llamada era de Robert Moon, otro de los sobrevivientes de la “Isla de los Misterios” y los posteriores ataques en la ciudad de Belmopan.
- ¿Rob? –
- Hey Donny, ¿tanto tiempo, no? ¿Puedes creer lo que está pasando? La ciudad está totalmente infestada de muertos que caminan. No te imaginas lo que me costó olvidarme de toda esa mierda para que me vuelva a pasar – decía el muchacho, no pudiendo entender por qué todo estaba volviendo a suceder.
En eso, Mike toma la iniciativa, sacándole a su amigo el celular de las manos, dispuesto a hablar con el joven: - Rob, soy yo Mike. Iremos a tu casa ahora, trata de que ninguna de los infectados entre, estos no son iguales a los que enfrentamos antes – procediendo a colgar el teléfono, sin esperar a una respuesta.
- ¿Iremos para allá? – preguntaba Donny, levantando los brazos en forma de duda.
- Espero que todavía tengas puntería – dijo Mike, dirigiéndose hacia la puerta, dispuesto a salir.
Ambos salieron de la casa; mientras Mike destrababa las puertas de la camioneta, Donny procedía a dispararle en la cabeza a todos los muertos que se les aproximaban, inutilizándolos por completo.
La noche cada vez era más oscura y las calles cada vez más hediondas, empapadas de sangre y vísceras.
A toda velocidad, Mike embestía a todo muerto viviente que estuviese en el camino, llenando el parabrisas de sangre, para proceder a limpiarlo con el limpiaparabrisas. Los pedazos volaban por todas partes.
- WOW!!! Esto es mejor que dispararles – decía Donny, feliz de destrozar a las abominaciones que les traía muchos dolores de cabeza.
En eso, una muralla inmensa de zombies cubrió toda la calle, para impedir que los jóvenes pudiesen continuar su paso. Al parecer estos podían pensar en cierto modo, ya que no estaba dentro de los cálculos de nadie.
- No te detengas, pásalos por encima!! – exclamaba Donny, con un completo rostro de desesperación.
Mike aceleró aún más, destrozando a unos cuantos más, pero la gran cantidad de muertos vivientes que se había apilado impedía el buen funcionamiento de la camioneta.
Los zombies comenzaban a golpear el vehículo, algunos lo hacían hasta con piedras y otros con ramas de árboles que había tiradas por el piso.
- Tengo una idea – dijo Mike, tomando un bidón de combustible que se encontraba en el asiento trasero, procediendo a salir por el techo corredizo de la camioneta, rociando con el mismo a los infectados.
- Mi turno – agregó Donny, arrojando un fósforo por la ventanilla, viendo como estos comenzaban a arder en llamas, alejándose de la camioneta y permitiendo volver a retomar el camino.
Al cabo de unos diez minutos habían llegado a la casa del “volado Rob”, como le decían al muchacho fanático de la marihuana y de las investigaciones extrañas por Internet.
- Entren por aquí, rápido!! – gritaba Rob, señalando a los jóvenes que se metiesen por la ventana, antes de ser comidos.
Tras entrar a la casa, Mike dice lo siguiente: - Ok, no perdamos nada tiempo. Rob, necesito que traigas maderas, martillos y clavos y todo lo que tengas para poder proteger la casa; debemos cubrir todas las puertas y ventanas lo más rápido que podamos –
Los tres procedieron a asegurar la casa, a sabiendas de que los muertos sabían que estaban allí dentro e irían a buscarlos para comerlos.

20 minutos después

Muy pensativos en el living de la casa del “volado Rob”, los muchachos pensaban la forma de poder hacerle frente a tales cosas.
- No podemos quedarnos aquí encerrados, esas porquerías no tardarán en entrar – decía Donny, mientras escuchaba los golpes de los muertos, intentando entrar a la casa.
- Si logran entrar estamos muertos, eso es seguro; pero vamos! Somos mas listos que ellos, debe haber alguna forma de destruirlos por completo – expresaba Mike, al mismo tiempo que revisaba todas las entradas, observando que estuviesen bien aseguradas.
- Hasta ahora lo único que sabemos es que mueren igual que los anteriores, destruyéndoles el cerebro, también sabemos que son más rápidos, más agresivos y muchísimo más feos – acotaba Rob, mientras encendía un cigarrillo.

La Casa Blanca (Washington D.C.)

Rupert Borenstein, secretario principal y mano derecha del presidente Flint, fue corriendo por el largo pasillo que llegaba hasta la enorme oficina del hombre más importante del país.
- Señor presidente, el Gobernador de Boston quiere hablar con usted –
- Pásame la llamada – respondió Flint, esperando a que se encendiera la luz roja de su teléfono, el cual avisaba las llamadas entrantes.
El Gobernador de la ciudad de Boston, Samuel Keenan, un afroamericano de 52 años, llamaba desesperado para comentar la situación, la cual a esas alturas ya era de conocimiento nacional.
- Señor Presidente, disculpe que lo moleste, pero esta ciudad es un verdadero infierno. No se imagina el caos que está ocurriendo, es como si hubiese llegado el día del Apocalipsis. Necesitamos que envíe algo de ayuda, nuestros efectivos militares no dan abasto contra todo este pandemonio –
- Lo sé Keenan, créeme que lo sé; pero ya no hay nada que pueda hacer, lo siento. Pensé que podía darle a la gente una gran alegría al devolverles a sus seres queridos, pero fallé. Quiero que entiendas que no quiero seguir cometiendo errores, esto se me ha ido de las manos – explicaba Flint, lavándose completamente las manos de la situación. Keenan entendió que su llamada había sido en vano y debía tratar de encontrar otra solución.
- Tiene razón; siento haberlo molestado señor Presidente – se despidió el hombre.
Borenstein había escuchado toda la conversación detrás de la puerta, por tal motivo no pudo evitar el entrar tras acabar la misma.
- Señor Presidente, disculpe el haber entrado así nada más, pero es que… no pude evitar oír la conversación con el Gobernador Keenan. No quiero cuestionarlo, ni nada por el estilo, pero… ¿no cree que esa gente necesita algo de ayuda? – decía Borenstein, un tanto asustado por cómo reaccionaría el Flint.
- Rupert, todo lo que está pasando en Boston es absolutamente por mi culpa. Fue mi idea la de contratar a los mejores científicos del país para revivir a todas esas personas; sea lo que sea que haya pasado, ahora es un completo infierno y no hay nada que pueda hacer. Qué se supone que haga!! ¿Lanzar una bomba que arrase con toda la ciudad? No puedo!! Lo único que se puede hacer en estos casos es rezar para que todo se solucione lo antes posible – explicaba Flint, mientras se servía un vaso de whisky, intentando bajar el pulso cardíaco.
- Tiene razón Señor Presidente, lo siento – respondió Borenstein, retirándose nuevamente de la sala.

De vuelta en Boston

Los jóvenes se encontraban buscando todo tipo de elementos que pudiesen servirles como armas para enfrentar a los muertos vivientes, mientras los canales de noticias no paraban de comentar sobre el extraño fenómeno que se estaba viviendo.
De repente, unos lentos pasos empiezan a escucharse, los mismos provenían de arriba, donde se encontraba la habitación de Rob. Estos eran verdaderamente aterradores, bajando lentamente por las escaleras.
Los tres se miraron atemorizados, sabiendo perfectamente de qué se trataba, pero sabiendo exactamente lo que debían hacer, ya que la posibilidad nunca dejó de existir.
Algo realmente sorprendente había ocurrido, ya que la abominación era nada más y nada menos que Norah, la novia de Mike que había muerto a causa del virus X y posteriormente revivida, ahora era un zombie más.
- ¿Norah? Amor, eres tú – decía Mike, tirando al piso el bate de béisbol que tenía en la mano, dispuesto a abrazarla y sin la menor consciencia de que lo que estaba viendo no era ni la menor parte de lo que había conocido.
- Mike, no te le acerques!! Esa no es la Norah que conociste, ahora es una más de ellos!! – expresó Donny, tratando de hacer entrar en razón a su amigo.
La muchacha tenía una cara muy pálida y de tristeza, cada vez se acercaba más a su ex pareja, pero sin buenas intenciones. La misma se abalanzó sobre el muchacho, arrojándolo al piso y dispuesto a morderlo.
Con mucha sangre en la boca, la mujer no se detenía, con el único instinto de comer en pedazos todo lo que viera y sin mostrar ningún tipo de remordimiento al respecto.
Donny sacó su pistola, apuntándole directamente a la cabeza a Norah, mientras Mike, aún resistiéndose en el piso gritaba: - Donny, no lo hagas! Yo me encargaré – para acto seguido, agarrar del cuello a la joven, mientras su amigo le pasaba el arma, con el cual éste mismo le voló la cabeza de un disparo en la frente, acabando con la amenaza.
El piso se había llenado de sangre coagulada, los gritos de los muertos afuera intentando entrar a la casa no cesaban por un solo segundo. Mike parecía haberlo hecho todo; luego de matar al amor de su vida, arrojó el arma al suelo, sentándose en el sofá y empezando a llorar de la impotencia.
- Lo siento mucho amigo, pero debes ser fuerte y seguir para adelante. No podemos detenernos ahora; tú una vez me dijiste que si nuestra vida estaba destinada a combatir contra estas cosas, debíamos hacerlo, sin titubear – decía Donny, mientras tomaba del hombro a su angustiado compañero.
Por su parte, el Dr. Costigan se encontraba en el laboratorio de su casa, ubicado en el sótano, donde era muy difícil que los muertos llegasen hasta allí, debido a la gran seguridad que poseía.
Éste estaba estudiando los componentes de la Cycloterycina, los cuales, en su mayoría, resultaban ser provenientes de enfermedades virales y con una especie de veneno que permitía ser propagado con el aire, capaz de matar a una población entera en muy poco tiempo.
Él bien sabía que esta toxina pudo haber sido la única causante de que los cuerpos de los muertos sean reanimados y pudiesen volver a caminar, ya que esas personas no tenían un ADN normal, debido a que fueron modificados por los científicos a la hora de probar sus experimentos.
Costigan había trabajado un tiempo para el Gobierno, involucrado en este proyecto, pensado exclusivamente para ser utilizado en el conflicto con Irak, por eso sabía muy bien la gravedad del caso. Lo malo era que no se conocía nada que pudiese solventar los daños causados por la Cycloterycina, siendo un arma creada especialmente para evitar cualquier tipo de anticuerpo utilizado.
La tensión crecía cada vez más, los sonidos de afuera eran aterradores y los muertos cada vez más anunciaban su entrada a la casa.
- Mierda, están rompiendo la maldita seguridad que colocamos – decía Rob, viendo como los pedazos de madera comenzaban a desprenderse.
En eso, unos disparos de ametralladora empiezan a escucharse, pareciendo una lluvia de balas que no parecía querer cesar.
- Vaya, creo que por fin los militares se decidieron a actuar – decía Donny, escuchando como los infectados iban cayendo de a uno.
- No, no son los militares, es una sola persona la que está disparando – agregó Mike, un tanto sorprendido de que alguien tuviese el valor de enfrentar a tales criaturas caníbales.
Luego de aproximadamente un minuto de constantes disparos, un silencio se hizo sentir, como habiendo dado paso a una pequeña ola de tranquilidad que se había perdido totalmente.
En eso, un hombre derriba la puerta que ya estaba en su gran parte rota a causa de los golpes de los zombies. Éste era alto, musculoso, con una boina negra y un habano en la boca, portaba una M4 y una remera que decía “U.S. ARMY KICK US!”.
- Mike Leigh, Donald Bartilson y Robert Moon, necesito que vengan conmigo. Suban a mi camión ahora mismo, no hay tiempo que perder; en el camino les contaré todo – expresó el extraño hombre, el cual tenía un gran aspecto de guerrillero.
Los jóvenes salieron por la puerta, viendo estacionado afuera un enorme camión que tenía escrito “Night Hunter” (cazador nocturno) en un costado, sonriendo al verlo, como una señal de que estaban frente a una persona un tanto excéntrica, pero que al parecer sabía lo que hacía.
Recorriendo las calles bañadas en sangre y vísceras, los tres muchachos expresaron su agradecimiento para con el sujeto que les había sacado de aprietos.
- Gracias por la ayuda amigo, ¿podemos saber tu nombre? – preguntaba Mike.
- Mi nombre es Tino, el cabrón menos indicado con el cual meterse – respondió éste, haciendo a Rob reírse entre labios.
A medida que el inmenso camión avanzaba por la oscura noche, aplastaba a todos los muertos que se encontraban en el camino, arrojando pedazos por todos lados y llenando el parabrisas de sangre.
- ¿Adónde nos dirigimos? – preguntó Donny, viendo que estaban saliendo de la ciudad.
- A un lugar seguro, allí estaremos bien – respondió Tino, siempre un poco cortante con sus respuestas.
Yendo hacia las afueras de la ciudad, el hombre entró al bosque, estacionando el inmenso camión frente a unas rocas perfectamente cubiertas por arbustos y hojas, lo cual parecía ser una especie de escondite.
- Síganme – ordenó Tino, bajando del monstruoso vehículo y procediendo a encender un habano.
Cruzando por los obstáculos de plantas y rocas, seguido de un enorme pasillo que por cierto estaba bastante iluminado, todos llegaron a un inmenso salón, perfectamente iluminado y del cual se desprendía un aroma muy hermoso, ya que estaba cubierto de rosas rojas y blancas. En el lugar también había computadoras y monitores por doquier.
Una bella mujer morena y de ojos verdes se acercó a ellos, diciendo: - Vaya, vaya, vaya, así que ustedes son los famosos sobrevivientes de “La Isla de los Misterios”! es un placer conocerlos muchachos. Siéntase cómodos, aquí estarán a salvo –
Tino se adelantó a presentarles a la mujer: - Chicos les presento a mi esposa Mary Ann, experta en aparatos tecnológicos y comunicaciones; ella es capaz de hacer funcionar un teléfono celular en la Luna (por así decirlo) –
Ninguno entendía muy bien lo que estaba pasando, ni lo que estaban viendo, por lo tanto, Mike tomó la iniciativo y procedió a preguntar todo lo que había que preguntar en menos de medio minuto.
- ¿Cómo saben tanto de nosotros? ¿Quiénes son ustedes? Y ¿por qué tienen toda esta tecnología aquí? Esto es un poco extraño, así que por favor dennos una jodidita información – preguntaba el muchacho, un tanto fatigado de no recibir respuestas.
Tino tomó una botella de whisky que se encontraba sobre una pequeña mesa de madera clara, tomando un trago y diciendo: - Ustedes tres fueron sobrevivientes de ataques de muertos vivientes en “La Isla de los Misterios” y posteriormente en Belice. Según lo que leí en Internet, hubo una terrible matanza allí, y muy pocas personas para poder contarlo. Aunque me lo pregunten, verdaderamente no sé quién publicó esas cosas, pero de lo que estoy seguro es que ustedes saben que eso está publicado, solo que nadie jamás se los había preguntado antes. La razón por la que fui a buscarlos y arriesgué mi vida, es porque son las únicas personas que tienen idea de cómo combatir a estas abominaciones –
Secándose un poco la transpiración de la frente, Mike agrega nuevamente, con un pequeño respiro de por medio: - Aún no nos dijiste quién eres –
El hombre le cedió la botella a su esposa, la cual empezó a beberla como si fuese agua mineral recién sacada de la heladera.
- Tino Vargas, soldado en la guerra del Golfo, retirado hace 10 años y con una medalla de honor entregada por mi país, que en este momento no vale ni 5 centavos. Cuando me retiré, como premio me dieron bastante dinero, el cual invertí su gran mayoría en todas las computadoras que ven aquí; por lo general, Mary Ann las utiliza para rastrear redes internacionales de seguridad y evitar infiltraciones al sistema del Gobierno; una maldita tarea por la que me pagan menos que a un camarero –
Donny encendió un cigarrillo, sorprendido después de haber escuchado semejante historia; claro que tampoco podía escuchar algo inferior después de haber visto a semejante estructura ósea entrar a balazos a la casa.
- Mira, la verdad agradecemos mucho tu ayuda y que nos hayas salvado la vida, pero hay algo que debes saber. Estas criaturas no son iguales a las que enfrentamos anteriormente, hay una gran diferencia. No sé qué mierda fue lo que pasó esta vez, pero ahora son más veloces, más inteligentes y más agresivos; es mucho más difícil escapar de ellos – decía el muchacho, con la voz un tanto agitada.
- Pero mueren de la misma forma; de eso pudimos darnos cuenta – acotó Mary Ann, mientras continuaba tomando de la botella de whisky.
- Síganme a la otra habitación, quiero mostrarles algo – dijo Tino, mientras abría una puerta de hierro con un pequeño control remoto.
Los jóvenes vieron que la habitación que acababa de ser abierta, se encontraba llena de armas de todo tipo; pistolas 9mm, Uzis, ametralladoras M4, M16, AK 47 y hasta granadas de mano y Kevlar, pareciendo la película Commando.
. Wow!! Eres todo un Schwarzenegger amigo mío, esto es lo más increíble que vi en mi vida – exclamaba Rob, mientras observaba maravillado todo el arsenal que estaba frente a él.
- Espero que sepan usar alguna, de otra forma deberemos hacer un curso rápido e intensivo para que sepan cómo liquidar a esos malditos y enfermos zombies – decía Tino, cargando una M4 con lanzagranadas, la cual era su arma preferida.
- Iré afuera a fumar un cigarrillo, necesito un poco de aire puro – decía Rob, observando aún qué arma elegir para empezar a acabar con los infectados.
- De acuerdo, pero entra rápido. No estoy tan seguro que estemos 100% a salvo aquí – agregó Mike, siempre desconfiando de todo y de todos.
Rob salió de “la cueva”, lugar como finamente se le apodaba a ese recinto espectacular y de ensueño, decorado por la bella Mary Ann. En ese lugar, la noche se presentaba tranquila, aunque bastante oscura y tenebrosa. Para no contar con algo inesperado, Rob llevó una linterna, ya que afuera no se veía absolutamente nada, debido a que los árboles cubrían toda la visual.
Fumando un cigarrillo, lo único que se escuchaban eran los sonidos de los murciélagos y algunos búhos que recorrían por la noche. El joven trataba distenderse un poco, sabiendo que le esperaba una larga batalla contra los muertos.
En eso, escucha un sonido extraño entre los árboles, estos parecían unos lentos pasos, que de golpe se hacían muy fuertes y de repente volvían a detenerse, francamente abrumadores.
Alumbrando con su linterna, Rob trataba de distinguir si no se trataba de algún animal, que era lo más probable en ese lugar, pero no lograba vislumbrar nada.
Arrojando su cigarrillo, comienza a alumbrar por todos lados, ya que los pasos se hacían sentir nuevamente, pero no daban lugar a distinguir de dónde provenían. En eso, la linterna se apaga, quedándose sin pilas en el peor de los momentos.
- Mierda, sabía que debía comprarle pilas a esta porquería – decía el muchacho, momento en el cual uno de los infectados se arroja encima de él, mordiéndole y arrancándole un pedazo de cuello, dejando a Rob como una canilla que no paraba de chorrear sangre.
Éste tenía mucha fuerza, logrando arrojar al joven al suelo, intentando seguir devorándolo, mientras que las fuerzas de la víctima cada vez se perdían más y más.
La boca del muerto viviente, que era un hombre de estatura media y con la cabeza calva estaba llena de sangre y sus ojos completamente llenos de ira y una cara completamente pálida.
Rob no podía zafar del mismo, por lo tanto tomó una piedra que se encontraba a su lado, sosteniendo del cuello al infectado y destrozando la misma contra su cabeza, logrando destruir su cerebro y sin que pudiese volver a levantarse.
A duras penas logró ponerse de pie, arrancando un pedazo de su remera, para poder cubrirse la herida, que no paraba de sangrar ni un instante. Él muy bien sabía que si moría, al cabo de muy poco tiempo iba a convertirse en uno más de ellos, pero a su vez, no quería preocupar a sus amigos.
Mientras tanto, los demás se encontraban sobre qué era lo que harían en caso de escapar de la ciudad, lo que en ese momento resultaba lo más factible de hacer, debido a que no existía forma aparente de combatir a las abominaciones.
- Creo que deberíamos ir a Ashfield o a Lakeville, no creo que esas cosas lleguen hasta allá – decía Tino, mientras encendía un habano.
- Todo eso es en Massachusetts, la idea es salir de este maldito estado. Debemos ir lo más lejos posible; créeme que los muertos podrán llegar hasta los lugares que mencionaste – respondía Mike, sin para de caminar de un lado para el otro, cruzado de brazos.
En eso aparece Rob, totalmente pálido y ensangrentado, respirando muy lentamente y con pocos reflejos, lo cual alarmó a todo el resto.
- Rob, que te ha pasado!! – exclamó Donny, tomándose de la cabeza.
- Una de esas porquerías caminantes me atacó, pero logré deshacerme del maldito. ¿Pueden creerlo? Al parecer el muy hijo de perra se subió al camión sin que nos diéramos cuenta – argumentó éste, con pocas fuerzas para hablar.
Mary Ann tomó el arma que se encontraba en su cintura y le apuntó al muchacho directamente a la cabeza; al ver esto, Mike rápidamente tomó la pistola 9mm de Donny que estaba sobre la pequeña mesa y le apuntó a la mujer, diciendo: - Le disparas y te vuelo la maldita cabeza sin pensarlo dos veces – obviamente que tras esta tensa situación, Tino tomó la pequeña Roscoe que tenía en una de sus botas y le apuntó a Mike en la sien: - Si te atreves a disparar no voy a dejar un solo hueso tuyo, bien sabes lo que pasará en muy poco tiempo –
Donny se puso en medio de todos estos, tratando de calmar la situación dramática: - Oigan, oigan, deténganse! No hagan ninguna estupidez; dejen que sea Rob el que decida qué hacer –
El muchacho tomó un respiro, quedando un silencio momentáneo, en el cual agregó: - Mike, pásame la pistola, yo lo haré. No me convertiré en uno de ellos, jamás –
Éste no quería hacerlo, ya que sentía una gran impotencia por todo lo que estaba pasando, pareciendo habérsele escapado de las manos a todos; pero no quedaba otra opción, por tal motivo le arrojó el arma a su amigo, para que finalmente fuese él quien determine su destino.
- Háganme un favor… prométanme que destruirán a esos malditos, sin que ninguno quede en pie. Sé que pueden lograrlo – decía Rob, momento en el cual se colocó la pistola en la boca, jalando el gatillo y terminando con su vida.
Desgraciadamente, las cosas funcionaban de esa manera; mientras el peligro continuase, todos podían correr con la misma suerte, pero aunque fuese difícil, había que mirar para adelante y continuar.
- Sé que esto es duro para todos los que estamos aquí, pero necesito que se mantengan fuertes y no pierdan la postura; debemos acabar con esos malditos muertos vivientes de una vez por todas tal y como nos lo pidió Rob. Ahora… ármense de valor, agarren armas y prepárense para la guerra – comentaba Tino, mientras cubría con una sábana el cuerpo malogrado del joven Robert Moon.
Aún con el rostro lleno de lágrimas, Donny con muy pocas fuerzas y ganas decía: - Ya hemos soportado mucho ¿sabes? Esta no es la primera vez que estamos lidiando con estas cosas, y a decir verdad, ya se nos terminaron las ideas hace rato. No creo que podamos resistir esto mucho tiempo –
Parándose y acercándose hacia el muchacho, Tino toma la botella de whisky y se coloca en frente a Donny, explicando: - No me vengas con esas cosas, chico; claro que puedes resistir, que te parece esto… estar combatiendo en suelo rodeado de malditos árabes, pakistaníes, iraníes y todos esos cabrones que gozan de matar americanos, observando a tus compañeros morir en medio de la noche, con una oscuridad tremenda, mientras una granada explota al lado de ellos; tu rostro se llena de pedazos de carne y sangre, ¿Qué haces? No puedes detenerte a llorar ni a lamentar, debes seguir luchando, sin detenerte. Yo viví todo esto muchacho, así que no me parece nada imposible -
Tras esta profunda historia contada por Tino, todos se percataron de que sería inútil seguir llorando sobre la leche derramada y había que luchar ante las adversidades.
Dirigiéndose al salón de armas, cada uno tomó la que más cómodo le quedaba, eligiendo Mike una Uzi semi automática que disparaba cartuchos de 9mm, ideal para no dejar nada en pie; por su parte, Donny se deshizo de su 9mm modelo Heckler & Koch y tomó una escopeta “213 Magnum” calibre .20 de gran alcance, con un grabado finamente elaborado, culata y guardamanos de nogal y picada a mano, siendo un arma sumamente resistente; Tino se quedó con su M4 con lanzagranadas, siendo su fiel compañera durante muchos años, mientras que la bella Mary Ann tomó dos pistolas “Bersa” calibre .45 plateadas, colocándolas en su cintura.
- Ha llegado el momento muchachos! Quiero que todos hagan la promesa de que van a luchar hasta las últimas circunstancias y que si uno llegara en alguno de los casos a ser mordido, tomará la decisión por sí mismo y dejará de ser un estorbo – explicaba Tino, sabiendo cómo actuar en estos casos.
Todos estuvieron de acuerdo, conociendo la gravedad del caso y que había que tomar el toro por las astas y tratar de terminar con la amenaza de una vez por todas.
Subiendo al inmenso “Night Hunter” conducido por Tino, Donny preguntó: - ¿Adónde iremos? – a lo que el chofer respondió muy rápidamente y con un timbre de voz alto y potente: - Trataremos de ir hasta Pennsylvania, tengo varios conocidos allí que podrían ayudarnos, por el momento disparen a todos los malditos zombies que vean en el camino –
Rondando por la oscura noche y pasando nuevamente por la ciudad, el caos era cada vez mayor, dentro del camión todos podían ver como las calles estaban totalmente desiertas de seres humanos, tan solo había muertos vivientes comiéndose restos de cuerpos, que al ver el camión se abalanzaban sobre él, sabiendo que adentro había más humanos, a los cuales su instinto les decía que debían devorarlos también.
Sacando mitad del cuerpo por el techo del camión, Mike empezaba a dispararles a estos directamente a la cabeza, desparramando gran cantidad de sangre coagulada por el piso, sin que tuviesen más poder de reacción.
- Los malditos son una cantidad enorme!! Debemos apresurarnos antes de que sea demasiado tarde – decía Mary Ann, mascando algo de chicle, como era habitual en ella.
Mientras Mike recargaba su arma para seguir disparando, suena su celular con un timbre de “Paranoid” de Black Sabbath, su banda favorita, al ver quien era se lleva una sorpresa muy grande, ya que resultaba ser nada más y nada menos que el Dr. Costigan.
- Doc. que bueno que es usted, me alegra escucharlo, ¿sobreviviendo al caos? – decía el muchacho, mientras recargaba el cartucho de su Uzi.
- Mike, encontré la forma de destruir a todas estas abominaciones, presta mucha atención: he creado una droga especial que contiene Salvacolina (recetada para la diarrea, que contiene gran cantidad de opio), Inistón (estimulante restringido que contiene codeína y pseudoefedrina) y “La muerte dolorosa” (veneno de la serpiente de cascabel 600 veces más poderosa que la morfina y totalmente destructiva); unidas todas estas drogas, pueden destruir el cerebro en cuestión de segundos; es más, logré comprimirlas en un tubo de gas, lo cual hará que destruya a esas cosas – explicaba el Doc., una persona sumamente inteligente y capaz.
- Usted sí que es una luz Doc.; estaremos allí en un par de minutos – respondió Mike, dándole la orden a Tino de que virara el camión y tomase rumbo a la casa de Costigan.
Todas las estaciones de radio y televisión habían dejado de transmitir las noticias relacionadas al terrible caos que inundaba la ciudad, debido al generalizado pánico que existía y que los muertos vivientes no dejaban absolutamente nada en pie; gran parte de la ciudad ya se había convertido en un zombie más.
Pasados un par de minutos, los cuatro llegaron a la casa del Dr. Lawrence Costigan, bajándose Donny rápidamente del camión, disparando con su escopeta a la cabeza de los muertos, los cuales se abalanzaban sobre él a gran velocidad para devorarlo.
- Donny, no hagas estupideces, sube rápido!! – gritaba desesperado Mike, sabiendo que no le alcanzaría el tiempo a su amigo para recargar nuevamente la escopeta, debido a la gran cantidad de infectados que lo rodeaban.
Dada la situación, el muchacho comenzó a disparar con su Uzi a todos los muertos vivientes que veía cerca, diciendo: - Estaciona y bajémonos de una maldita vez!! –
- Mierda, se trabó el cargador!! – decía Donny, momento en el cual uno de los zombies se arrojó encima de él, mordiéndole y sacándole un pedazo del brazo.
Tras ver esto, Mike empezó a disparar desaforadamente, viendo que la situación se ponía cada vez peor y parecía no haber forma de escapar de ella.
- Entremos por atrás, será más fácil – decía Donny, tomándose el brazo ensangrentado, en el cual sentía mucho dolor, aunque trataba de no prestarle mucha atención.
El doctor les abrió la puerta trasera de la casa al escuchar el sonido de los disparos, haciéndoles entrar rápidamente sin que ningún muerto viviente pudiese seguirlos.
- ¿Se encuentran bien? – preguntaba Costigan, mientras veía a Donny ensangrentado y a los demás con el sudor que les caía por la frente, señal de mucho agotamiento.
- Usted que cree Doc! Mordieron a Donny, mataron a Rob, hace un par de horas maté a mi novia Norah y ahora no sabemos cómo destruir a esas malditas cosas infernales que están allá afuera ¿pareciera que estoy bien? – decía Mike, exaltándose dada la situación y ante Costigan, que era una persona a la que respetaba mucho.
Mary Ann se puso en medio de los dos, contestándoles en voz muy alta: - Basta de comportarse como idiotas y apresurémonos en matar a todas esas abominaciones, ya falta poco para el amanecer y no quiero que este sea mi día final –
- Si lo que dijo el Doc es verdad, este es “el día final de los muertos” – decía Tino, mientras encendía un cigarrillo.
Mientras tanto, Mike sacó el pañuelo que tenía en su bolsillo y procedió a atarle el brazo a Donny, para detener un poco el sangrado, sin pensar aún en las consecuencias que podía llegar a causar, aunque todos lo sabían.
- Creo haber sido claro cuando dije que si alguno llegaba a ser mordido iba a tomar las riendas de la situación, por la tanto amigo, más vale que te vayas haciendo la idea de volarte la maldita cabeza o yo lo haré – decía furioso Tino, con poca paciencia para permitir otro acto similar.
Tras escuchar esto, Mike le de un golpe de puño en la cara al robusto hombre, tirándolo en el piso y arrojándose sobre él: - Deja de dar órdenes maldita sea! Ya me tienes harto con todas tus palabras; no eres más que un maldito soldado resentido que no puede lidiar con esta situación –
El Dr. Costigan separa a ambos, pidiéndoles algo de calma y cordura, ya que no era momento para ese tipo de actos.
- Por lo que veo no podremos acabar con esto hasta que ustedes arreglen sus diferencias – decía Costigan, quitándose los lentes y limpiándolos con su camisa blanca.
- Ya basta de todo esto! Díganos de una vez cómo mierda haremos para esparcir ese gas para matar a todos esos zombies o lo que sea que son – exclamó Mary Ann, tensa al igual que los demás.
El Dr. se sentó sobre una pequeña silla negra, tomándose la cabeza y diciendo: - Con solo dejarlo fluir por el aire es suficiente para que en cuestión de segundos contamine todo, el problema es que… … la gente que aún no ha muerto morirá a causa de este gas, porque es un veneno completamente letal –
Limpiándose la sangre de la boca, producto del golpe recibido, Tino argumenta: - A estas alturas no me importa nadie, esto se trata de sobrevivencia Doc, aquí cada uno salva su pellejo ¿ok? – en eso, Donny cambia bruscamente su actitud y se arroja sobre éste, mordiéndole la cara y arrancándole un pedazo de carne, arrojando mucho sangre.
- Ahhhh, quítenme a este maldito de encima!!! – gritaba desesperado Tino, sin poder librarse de Donny, que al transformarse en un zombie, contaba con más fuerza que él.
Impotente ante la situación, Mike saca su arma y empieza a dispararle a ambos por todos lados, vaciando el cargador de su Uzi y llenando de balas el cuerpo de Tino y Donny, los cuales se desplomaron en el piso violentamente.
Mary Ann sacó las dos pistolas que tenía en su cintura y le apuntó a Mike, dispuesta a darle varios tiros en la cabeza, hasta que el mismo dijo: - Sabías que era necesario hacerlo; no creas que me resultó agradable dispararle a mi mejor amigo, pero tu esposo iba a convertirse en la misma mierda, así que será mejor que vuelvas a guardar tus armas, porque ya me estoy hartando de esto y pensemos cómo salir de este embrollo –
La situación se ponía cada vez más tensa y tediosa, parecía que todos estaban destinados a convertirse en zombies hambrientos, como ya había pasado con prácticamente toda la ciudad.
- No hay tiempo para lamentar nada; vi que tienen un inmenso camión allá afuera; Mike, ayúdame a colocar el tubo de gas en la calle. Mujer, tú dispara a todos los infectados que veas y trata de que no se nos acerque ninguno, porque tendremos serios problemas – explicaba Costigan, alterado como todos.
- Mi nombre es Mary Ann idiota, nunca más me digas “mujer”, suenas como mi suegra –
- Me parece justo – respondió el profesional.
Los tres volvieron a salir, llevando consigo el tubo de gas con la droga concentrada que supuestamente destruiría a los muertos vivientes, siempre al tanto de que corrían el mayor de los peligros.
Tras cruzar la puerta, Mary Ann comenzó a disparar a todos los zombies que se acercaban para comérselos, desparramando litros y litros de sangre y diciendo: - Dense prisa, no me quedan muchas balas –
La gran cantidad de infectados avanzaba más y más hacia ellos, dejándoles muy pocas chances de sobrevivir. Tras colocar en el suelo el pesado tubo de gas, Costigan dijo: - Listo, subámonos al camión rápido – momento en el cual los tres se subieron a la inmensa máquina, con Mike al volante.
- ¿Aún te quedan balas? – preguntaba Costigan, mientras se secaba el sudor con su pañuelo celeste.
- Unas cuantas – respondió la mujer, con una actitud muy seria.
- Dispárale al tubo; hazle la mayor cantidad de agujeros que puedas – agregó el Dr.
La mujer sacó la mitad de su cuerpo por la ventanilla, disparándole al tubo de gas, el cual comenzó a esparcir la poderosa sustancia derribando en cuestión de segundos a todos los zombies, destruyéndoles el cerebro.
- Funciona!! Lo sabía; colóquense estas máscaras – decía el Dr. Costigan, pasándoles a ambos unas mascarillas de oxígeno para evitar inhalar el gas letal.
Rápidamente escaparon del lugar, dejando las calles repletas de cuerpos sin poder de reacción. El amanecer vislumbraba el “día final de los muertos”, con un sol que se asomaba en medio de las oscuras nubes que poco a poco se iban abriendo.
La amenaza por fin había terminado, tras largas y duras batallas contra los muertos vivientes que dejaron escenarios inhóspitos y una cantidad innumerable de víctimas.
- Gracias por la ayuda Doc, in usted no podríamos habernos liberado de esas porquerías – agradecía Mike, aún bastante serio tras todo lo que había pasado.
- Siento mucho que hayas perdido varios de tus seres queridos, de verdad esta experiencia fue completamente insólita e inesperada para todos nosotros – argumentaba Costigan, quitándose la máscara para hablar con claridad.
Por su parte, Mary Ann permaneció callada casi todo el camino que los llevaría a un lugar nuevo y fuera de todo ese ambiente contaminado e insalubre.
La ciudad de Boston había quedado 100% desolada, sin ninguna persona que haya quedado viva, pasando a ser terreno de nadie y uno de los lugares más terroríficos jamás existentes.
Medios de todos los países del mundo reportaron informes sobre este horrible fenómeno que sacudió a la raza humana y los llevó a vivir la experiencia más bizarra y sangrienta de la historia.



THE END
Soulvalentino09 de marzo de 2008

1 Comentarios

  • Soulvalentino

    Esta es la continuación de "El renacer de los muertos" publicado anteriormente y con la que se cierra la trilogía de zombies.

    09/03/08 10:03

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