Tener el corazón roto es como tener las costillas rotas, nadie puede verlo pero es muy doloroso al respirar. Lo que no me explico es cómo puedo seguir amándote con lo que ha quedado de él, pequeños trozos. Tal vez no se deja de amar nunca. En el corazón quizás haya muchas puertas y detrás de ellas, todo lo que cada persona nos hizo sentir. Si llegase el momento de tener que cerrar la puerta de esa persona que te llenó el alma no será tan difícil momento como deshacerse de la llave sabiendo que será para siempre. ¿Y sabes? Yo tengo aún guardada tu llave por si vuelves.
Lo fuiste todo para mí. Mi sol en los días grises, mi risa cuando estaba triste, mi refugio cuando me sentía pequeña, la amnesia de mi mundo ya que cuando estaba contigo me olvidaba de todo. Mi fuerza cuándo me tenía que levantar tras la caída, mi paz cuando me envolvías en tus brazos. Mi sonrisa tonta entre medio de nuestros besos. El café de mis despertares sin energía. La droga que me produjo la mayor adicción. Mi alegría día a día, mi nostalgia cuando no te veía.
Tú y yo éramos una perfecta armonía haciendo de las llamas del amor la melodía más hermosa. Pero como cada melodía, tuvimos un final y, al menos para mí, no fue feliz.
