A mi Des-querida, Tía.
Se ahogan mis pupilas y mis manos toman vida tiemblan solas de frío, de rabia que quema por mis brazos hasta el centro de mi corazón.
Estoy explotando en palabras que por respeto, no he soltado por mi boca y ahora quieren salirme por los poros, mi piel se resquebraja y sangra el dolor, el corazón explota y ahora me palpita todo el cuerpo, desde las puntas del pelo hasta los dedos de los pies.
Este es otro texto más de pérdida,
de recuperación.
De sanación.
Algunos escribieron la canción más bonita del mundo.
Y yo para mí, te escribo la más triste.
A ti, la hermana mediana de mi padre.
Al que le arrancó la vida una enfermedad, en su sangre, en tu sangre, en la mía la de tus hijos y en la de mis hermanos.
¿Sabes lo que me dolió a mí vuestra niña pequeñita de ojos verdes y coletas hasta las rodillas?
¿Sabes cuanto me dolió tener que visitar su tumba y decirle en mis pensamientos que todo iba a estar bien desde el primer día que él nos dejó?
¿Sabes cuanto me duele ahora acariciar su nombre tallado en la lápida con el borde de mis dedos mientras sé que nada está bien? ¿Que alguien de nuestra sangre lo ha torcido todo? Y me avergüenzo de que nos esté viendo, sentado encima de una estrella, viviendo lo injusto que nos estás haciendo vivir.
Arrancándome los últimos días de vida que tuvo mi abuela, su madre. Tu madre.
Mintiéndole a mi abuelo para que deje de querernos, manipulando a un hombre de 90 años que acaba de perder al amor de toda una vida con la vejez, para que deje de querer a los hijos de su hijo, lo único que le quedaba de él, lo único que nos quedaba a nosotros.
¿Todo por que somos una amenaza para ti? No lo entiendo bien ¿Quieres abarcar con todo? Todo para ti, yo no quiero más que el cariño, el sentir la calidez que tú con tu hipocresía y tu embrollo nos estás queriendo quitar.
¿Por qué tan mala ahora si eras mi tía favorita?
¿Por qué ahora me rompes el corazón en pedazos yo que con mis manitas acariciaba tu pelo rubio y te quería hasta el fin tata?
Con esa voz tan dulce y esa sonrisa afable, siempre fuiste la más buena para mí,
¿Por qué generas tanto odio y tanto dolor?
¿Qué te pasa? ¿Por qué ya no nos quieres?.
Tú que me llenabas de besos y ahora me escupes.
¿Como puedo recordar yo con cariño cuando tú has cogido todos mis recuerdos contigo, con vosotros, y los has destrozado con las tijeras más afiladas?
¿Como puedo recordar tus ojos de ese azul zafiro sin que se congele toda mi estirpe hasta la raíz y se rompa?
Supongo que es muy difícil llevar un papel toda una vida, al final si tienes maldad, ella te corroe y tú, eres la maldad personificada, corroyendo como el óxido una familia a la que le quedaban dos telediarios por que ya somos todos muy mayores y desapegados ya no necesitamos el calor de la familia, pero la familia es la familia aun que queramos volar de ella, para siempre volver, pero no queríamos volar con este mal sabor de boca, sin haber hecho nada malo, el mal sabor de boca que nos hace no querer volver al nido donde todo se creó, ni querer ni poder, porque nos echaron de ahí a base de tu ponzoña, aún recuerdo salir de la casa de mi abuelo recién viudo abucheada por él sintiendo una impotencia insana, abrumada por la incoherencia y el no entender nada.
sintiendo como ese día mi concepto de familia se derrumbaba y aplastaba toda mi caja torácica.
Como tu imagen se evaporaba en el aire convertida en burbujas de hiel.
Y yo me quedaba sin respiración sintiendo tantas pérdidas a la vez.
A mi abuelo sé que no le he perdido, porque dentro de él hay luz aun que a veces la vejez juegue con la mente. Aun que te crea porque eres su hija.
Pero a ti si. A ti ya te he perdido tieta Encarnita.
Y tu marido, y tus hijos y todo aquel que te ha creído y nos ha girado la cara.
Habéis muerto panda de bellacos, carroña ruin.
Has muerto.
Para mí, aun que con suerte aún te queden unos 20 años.
y con suerte te arrepientas el ultimo día de tu vida.
y quieras pedirnos perdón.
Pero no servirá de nada porque ya has muerto y yo ya he ido a tu funeral.
Los fantasmas no existen, tú ya no existes.
No exististe nunca.
Descansen en paz los que vieron que todo estaba bien.
Y tú monstruo, púdrete en el infierno por los siglos de los siglos.
Que allí nos encontraremos.
Amén.
Crucifixión.
