Hacía tiempo que no escribía algo bonito, supongo que porque no había encontrado la razón,
era fácil divagar por las calles vacías mientras todo estaba en ruinas,
Bajo el cielo ennegrecido, que caía como ceniza, sobre mis hombros.
lunática loca y sin freno, bebiendo veneno.
convencida de que en el mundo, las cosas no suelen durar mucho.
Que la piel no cubría el frío y que no existía una cura para la perdición.
Había vuelto a casa sabiendo que había perdido algo.
Lo que cualquiera podía comparar con su amuleto de la suerte.
Una foto vieja de cualquier lugar.
Algo que al mirarlo,
te hiciese sentir tranquilidad.
Aun que estuvieses perdiendo la última guerra de tu vida.
La última imagen que quisieras ver antes de hacerte pedazos.
Como te muerdes los labios y como te cae el pelo sobre los hombros.
Esa expresión curiosa que a chispas, explota alrededor de todo tu iris.
Bendito el sol, que evaporó todos los charcos en mi jardín de flores muertas,
que se ahogaron de tanta lluvia.
Que se marchitaron a base de días grises.
Que yo misma regué con mi propio veneno.
Amaneció de nuevo y ya no hay nubes, los pájaros cantan y la brisa me suena a tu voz.
Encontré de nuevo eso que por el camino, había perdido.
No me di cuenta de que lo había pisado una y otra vez,
Que todo el rato estuvo ahí, la llave escondida entre las zarzas.
Una vez encuentras lo que buscabas cualquier herida deja de doler.
Y yo que buscaba entre todas las miradas, volví a encontrar la tuya.
Solo me hizo falta usar la llave que perdí
Para volver a abrir la ventana y dejar entrar el sol.
El sol que tanto extrañé.
El aire que purifica.
Para mí la primavera empezó un 19 de Febrero.
Las estaciones del año siempre son recordadas por una experiencia personal, en este caso, como en el mío, mis inviernos empiezan cualquier día del año.
