Recuerdo aquel día como si de ayer se tratase, era un día muy frío y la lluvia lo empeoraba, llevaba lloviendo varias horas y mi chaqueta parecía no solo dejar pasar el agua,sino atraerla hacia mí, cada vez tenía mas frío. No podía pararme, tenía prisa, caminaba bajo algun arbol y buscaba alguna cornisa lo bastante grande como para refugiarme de este vendaval que parecía no acabar nunca. Encontré un edificio antiguo que parecía estar abandonado y no dude en descansar, mientras permanecía agachado intentando coger aire despues del sprint, pude ver a alguien al otro lado de la calle, era una chica, estaba sentada en la acera, empapada, no dejaba de mirar al suelo, su pelo chorreaba y por sus pies corría una corriente de agua que bajaba calle abajo.
Cruzé la calle corriendo, me quede plantado delante suyo y tendí la mano con la esperanza de que la cogiera. Pero no lo hizo. La agarré con suavidad y la llevé en brazos al otro lado,debajo de la cornisa, ella no levantaba la cabeza, pero mientras la llevaba en brazos pude ver que era preciosa, un cúmulo de sensaciones recorrieron mi cuerpo y me puse nervioso. Esto ya me había pasado una vez, en el accidente de mis padres, el teléfono sono y alguién me lo dijo,era el mismo sentimiento, los mismos nervios, pero esta vez eran algo bueno, pude sentirlo.
Puse mi chaqueta sobre sus hombros y froté sus manos, estaba helada, pude oír una palabra de su boca, un "gracias" casi indescriptible que, aunque me estaba muriendo de frío, no sentía las manos y estaba empapado, dió pie a una sonrisa. No sabía que hacer, me sentía impotente.
-No está muy buen día para tomar el sol no crees? ¿qué hacías ahí?- pregunte con tono gracioso con el fin de que olvidara que estaba helada.
En ese momento se incorporó de un salto y dijo: " Tengo que irme!"- con voy alborotada y incluso llegó a asustarme.
-Ei ei ei...no puedes irte ahora, me debes una, recuerdas?-otra vez buscaba la misma finalidad que antes-¿puedo ayudarte en algo?-dije preocupandome.
-No! esque mi madre esta en el hospital y tengo que ir a verla-dijo con intencion de evadirse- en realidad pense que intentaba alejarse cuanto antes de mí.
-De acuerdo, voy contigo, hasta la puerta y me marcho, vale?-no entendía a esta chica pero creo que me había enamorado...algo había en ella que la hacía diferente a las demás, y quise ayudarla.
Ella no contestó,simplemente asintió con la cabeza, cojimos el primer bus y en el camino le hice algunas preguntas que tampoco contestó. Cuando se veía el hospital desde lejos le pregunté si podriamos quedar algún día para tomar algo o vernos en el parque, otra vez, no dijo nada, al levantarse se giró en el medio del pasillo y me dijo dos palabras que hicieron que una cristalina lágrima se deslizara por mi pómulo y no no eran "te quiero" las palabras eran "lo siento".
Nunca la volví a ver, pero dos o tres semanas después vi una foto de la chica en una revista del instituto,no dude en preguntar al escritor quien era,me dejó un articulo que hablaba de ella.
Melinda Feet había perdido a sus padres a los ocho años, padecía una enfermedad terminal llamada deficiencia inmunológica, en el hospital en el que estaba tenía un día libre para visitar a su abuela que no podía moverse de su casa, Melinda iba y volvía sola al hospital. En el artículo ponía que la causa de la muerte había sido hipotermia muy avanzada y entre comillas que muchos órganos internos estaban congelados. En ese momento me di cuenta de que había muerto el día que la conocí.

Me llamo Steven, sufro depresión postraumática y esta es mi historia.

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1 Comentarios

• 

  Johnnyhoyer

  Buenísimo, Steven...
  Buena forma de narrar...me gusta...me gusta...
  Sigue...trataré de leerte siempre....
  Un abrazop!...=)

  10/10/09 01:10