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Sin Razones

Ella no lo podía entender. No podía entender que el mundo estaba lleno de sin razones. Que lo que gobierna son las dudas. Un mundo plagado de misterios, que seguramente nunca llegaremos a descubrir. La verdad se oculta tras la sombra de cada ser humano. La oscuridad lo envuelve todo, porque no somos suficientemente valientes para mostrar nuestra verdadera cara. Somos como la luna, con la diferencia que ella reina en la noche y en el cielo y nosotros nada más creemos que lo hacemos. Reconocer nuestros errores, pedir perdón, sentirse avergonzado de si mismo, son cosas que a la mente humana le cuesta de asimilar. Tenemos que dejarnos llevar por nuestro corazón. Él no nos puede hablar pero nosotros si podemos escucharlo. Debemos dejar que estalle, tanto de felicidad como de dolor. Debemos dejar que los impulsos nos dominen y dejar que el corazón le gane la batalla a la mente. Aunque a veces sintamos que nos hundimos poco a poco, no podemos ignorar esos sentimientos. A eso se le llama engaño. Y no hay cosa peor que engañarse a uno mismo. Eso es lo que hacia ella. Se engañaba. Quería creer que esos sentimientos no eran suyos. Quería creer que todo aquello no estaba sucediendo, y por mucho que le diera vueltas a la cabeza, lo único que seguía encontrando eran sin razones. Quería encerrar todos aquellos sentimientos a flor de piel, en una caja, cerrarla y tirar la llave. No comprendía que si continuaba así, su corazón iría muriendo de dolor lentamente hasta desaparecer. Las lágrimas intentaban salir, pero no lo conseguían. Su cuerpo iba perdiendo fuerzas. Pensaba y pensaba. Las noches para ella no existían. Desde que sus sueños se rompieron, no quería volver a cerrar los ojos y dormir. El mundo cada vez iba más aprisa o ella cada vez más despacio. Se perdía cada vez más rápidamente. Ella seguía empeñada en no dejar a su corazón libre. Quería continuar escondiéndolo. Hasta que una tarde una cristalina perla calló por su mejilla. Esa perla consiguió abrir todas las puertas en su interior. Sus sentimientos se desbordaron. Lloro y lloro toda la noche sin dar tregua alguna a aquello pequeños ojos marrones de mirada perdida.
Cuando el sol empezó a asomar sus rayos por la ventana no quedaba ni una gota para derramar dentro de su cuerpo. Por fin vio la luz. Por fin se dio cuenta de que no valía la pena sufrir. Se prometió a si misma que volvería a ser la de antes. Se prometió a si misma que intentaría volver a ser feliz y con la cabeza bien alta y la cara repleta de lágrimas secas, abrió la puerta de su habitación y salió dispuesta a descubrir como había cambiado el mundo durante su refleja batalla.

Stupiidhappines04 de agosto de 2008

1 Comentarios

  • Jorge

    Stupiidhappines; Me parece, que eres de esas personas, que cre? que lo que pasa desapercibido para algunos, a otros les es de provecho en la reflexi?n. Y en esas nimiedades, seg?n percibo, se encuentra el codigo de nuestro universo (Nosotros) ; nuestro despertar. "Quer?a continuar escondi?ndolo. Hasta que una tarde una cristalina perla call? por su mejilla. Esa perla consigui? abrir todas las puertas en su interior".
    Saludos...

    05/08/08 11:08

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