¡Pobre director! Estaba desesperado. Movía la batuta descontroladamente de un lado a otro y, aún así, el único que le hacía caso era el triángulo. ¡Esto era un caos! Los saxofones, compinchados con la trompa, habían establecido una estridente batalla contra los clarinetes, mientras la agotada tuba intentaba poner paz. Los platillos luchaban por silenciarlos a todos, pero las maracas y las claves alentaban la pelea. Los trombones se burlaban de los asustados clarinetes, que se encontrarían indefensos si no fuera por las amenazas del bombo. Sin duda, los más listos eran los oboes, que se quedaron en silencio tras haber perdido la cuenta de los compases de espera. ¿Y los fagots? Iban cada uno a su aire, completamente a contratiempo del resto. Las flautas también eran de las que querían apaciguar el embrollo, emitiendo notas agudísimas que casi dejan sordo al desdichado director. Y todo esto había empezado con la tontería de las trompetas, que se hicieron las locas cuando los tambores comenzaron a sonar. 03-05-15

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2 Comentarios

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  Indigo

  Una historia amena y divertida, me gusta igualmente porque sales de una rutina que te percibía.
  *Cambia sejan por dejan.
  Saludos.

  28/05/15 04:05

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  Superandoloimposible

  Gracias Indigo, es cierto que no acostumbro a escribir este tipo de cuentos. Gracias por la errata, no me había dado cuenta. Un beso.

  28/05/15 03:05