Empañado, Nuestro Vidrio.
Han roto mi corazón ya demasiadas veces,
dirás, y trataré de no entenderte
por el vidrio helado que besas al hablarme.
¿Será polvo, entonces?
Y un tintineo más
luz tenue, olor a cera fina
risas controladas,
manerismos pretenciosos.
Polvo, polvo, polvo,
repetirás
como una broma privada
repetirás
un secreto de a dos.
Como una droga,
reiré yo,
ocultando mi
deseo de aspirarte entera.
Un brindis por la arena,
y alzaremos las manos,
nos pesarán los brazaletes,
nos pesará el recuerdo
y nos hundiremos en tragos finos
tratando de dejar el menor rastro de
labial posible en el borde de la copa.
Por esta noche,
pero eso no lo diré
ni lo pensarás tú,
mas quedará en el aire
que respiraré cuando
vuelva a casa;
a las cuentas,
a las sonrisas
y a la corbata ajena que nunca
aprendí a anudar.
