El progreso es implacable y no respeta a los que le hacen frente en nombre del pasado o de un tiempo
de leyenda. Sin embargo, lo que le han hecho a la princesa del cuento y a sus animosos
benefactores...
Hasta en lo más nimio
hay poesía; en la
rutina diaria, en abrir
la ventana cuando
sale el sol, limpio
y radiante, cada mañana.
Y también en atardeceres
tiernos que cierran con
su efímera luz...
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