Cuando se prendieron las cortinas de la cocina, tenía solo seis años, pero, ya entonces, aquello
logró cautivarme. No sentí miedo, no corrí buscando una salida. Sin dudar un instante, me quedé muy
qui...
Desde el centro de la tiniebla se alcanzan a ver solamente, las difusas barras que privan a los
gladiadores de la paz onírica del olvidado afuera. Debajo batallan y se retan. Vispanio, de cara
tupida ...
Con el estruendo infernal del motor acallaron las plegarias. Con la frente arrugada del sabio
precavido y el orgullo colosal del titán moderno, marcaron una línea vertical perfecta que culminó
la eter...
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