Agarro con mis manos de argento
la báscula del sin sentido
tras haber retirado de esta ciudad
sin entendimiento
mi candela
de hijos perecederos.
No hay bajo tierra ningún muerto viviente
que ...
Ella, tumbada en el campo
buscaba la estrella,
escrutando entre los pequeños huecos
de las nubes corredoras
que amenazaban lluvia.
Ella, que nunca desprendio su nuca
de la madre tierra
impa...
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