Nada que apuntar. La libreta en blanco.
Las manos vacías, ideas perdidas
Debajo de la cama no hay nada
Tampoco encima, salvo un lío de sábanas y cuentos esparcidos
por la almohada
afónica de tanta consulta a altas horas de la mañana
A mi ya no me quedan repuestos de momentos de esos
en los que salir corriendo
siempre tiene destino prefijado
Sueños a largo plazo
Tardes sin tiempo
en la playa
Amaneceres en alguna ventana
Tendidos en algún lugar
al sol de la mañana