TusTextos

Lagrimas de Tinta

Supongo que esta es la diferencia entre las relaciones vacuas y las que importan de verdad.

Quitando Lidia, que fue mi primer amor, todas las historias que he tenido han sido sin sentimientos, siempre me he asegurado que la chica supiera que no quería nada serio para que no hubiera mal entendidos.

Así que básicamente eran relaciones puramente físicas, nada de citas o pasar tiempo de calidad, tampoco lo quería, eran guapas, muchas de ellas mucho más guapas que tú a decir verdad, pero no me llamaban más que eso.
Alguna vez quedábamos para algo más que sexo, pero aunque no era algo que me desagradara, tampoco sentía que me aportara nada.

Y entonces apareciste tu, por pura coincidencia, simplemente Dama Fortuna que nos puso a un amigo en común.

Siendo sinceros, cuando nos conocimos, esa noche ni me llegue a fijar del todo en ti, eras mona, pero al finalizar la noche ni me acordaba de tu nombre.
Después de todo, esa noche era para pasar tiempo con mi amigo, y en ningún momento tenia intención de ligar.

Y al día siguiente veo que me has empezado a seguir en insta, cuando yo en ningún momento te lo di, por lo que supuse que se lo habías pedido a el, y pensé que por hablar no perdía nada.

Y así fue, hablamos, y fue cuando empezamos a hablar del maquiavelismo como uno de los primeros temas de nuestra conversación que pensé Hostia, va a ser divertido hablar con esta

Y seguimos hablando, de todo y de nada, de nuestro pasado y de lo que esperábamos lograr en el futuro, y cuando más hablábamos, más me decía que eras interesante.
Así hasta que quedamos, lo que más me gustó de esa noche no fue la carne o la cerveza, tampoco fue la química, fue algo mucho más raro, llamalo tonto.
Lo que más me gustó fue que viniste sin maquillaje.

Y como lo dijimos en ese momento, teníamos una concepción diferente de lo que era ese encuentro, para mi era un simple quedada, ya que no quería nada serio, pero tampoco quería tenerte de folla-amiga, simplemente quería conocerte como amiga, tu lo veías como una primera cita.

Me dio gracia, así que acepte que esa fuera nuestra primera cita, más que nada porque me apetecía volver a verte.

Y así pasaron los días, y las citas fueron sumándose, y llegó el momento en que me dijiste que querías algo serio. Y aunque en ese momento te dije que me parecía bien porque justo estaba cansado de las historias de una noche, la verdad es que simplemente me gustabas, y si era contigo, me gustaba la idea de algo serio.

Y así entramos en la vida del otro, hablamos de nuestros demonios, nuestras aspiraciones, miedos y esperanzas.

Ya te lo dije, nunca he sido de abrirme, es más, no mezclo grupos de amigos, no quiero que alguien sepa todo de mi, pero contigo lo hice.

Me puse al desnudo, hasta las cosas que me dije que llevaría a la tumba conmigo, te las revelé. Quería ser transparente, que me vieras por quien soy realmente, sin filtros ni artificios, y tu hiciste lo mismo, o eso quiero pensar.

El tiempo se nos pasaba volando juntos. Un fin de semana parecía durar un pestañeo, y un café rapidito duraba hasta el anochecer.

Todo iba perfecto, hasta que llegó la cuarentena y la distancia.

Aún así, las primeras semanas, todo iba bien, pero a la tercera semana me dijiste que sentías que el sentimiento se te apagaba.

Y desde ese día hice lo posible para hacer que la relación aguantase, y aunque conseguí tirar durante más de un mes de la relación, en cuanto flojee, decidiste que lo mejor era terminar, a una misera semana de poder volver a vernos.

Me dolió, aunque también reconozco que me liberó, pues ya no tenia que tirar.
Además iba ya con la idea de que en cuanto se pudiera, te llamaría para quedar, y eso hice.

Aunque como paso con la primera cita, nos lo tomamos de manera diferente, tu lo veías como el adiós final, yo como la oportunidad para hablar las cosas cara a cara. Allí fue cuando te comente la idea de hacer un par de citas antes de decidir nada definitivo.

Ya que hacia mucho que no nos veíamos, y siendo sinceros, entre tu psique y los problemas familiares que tuviste, pensaba y sigo pensando que antes que nada debíamos volver a una especie de normalidad.

No quisiste.

Eso si que me dolió, mucho.

Por mi parte había hecho todos los esfuerzos posible e imaginables para tirar de la relación, y aún cuando la terminaste antes de lo acordado, me focalice en la situación general para no renunciar antes de intentar todo lo posible.

Solo te pedí un par de citas para poder volver a un semblante de normalidad, y ver si así también resurgían tus sentimientos.

Pero ningún esfuerzo quisiste hacer por tu parte, aún cuando por mi parte hice todo lo posible y hasta llegue a tragarme el orgullo y pedirte que por favor aceptaras esas citas, pues aunque puede que no funcionaran, al menos lo habríamos intentado.

Pero no.

Y tu ausencia me duele.

Así que esa es la diferencia entre una relación vacua y una que importa.

En una vacua, no hay sentimiento, no hay compromiso, y al separarse los caminos uno ni lo nota.

En una que importa, uno se esfuerza en ser la mejor versión de si mismo, en cuidar y hacer sentir a la persona amada lo importante que es, solo para que al final le digan que sus esfuerzos no sirven, que no merece la pena y dejarle con un sentimiento de vació tanto por la ausencia de la amada, como por la misma ausencia de reciprocidad en las ganas de que la relación funcione.

Sonara tonto, pero como dice la canción Del amor un novato pero del sexo un experto 

Me he acostado con muchas, pero amar, solo a dos, eso es lo único en lo que no te puse en primer lugar, pues no puedo cambiar el pasado.

Y puede que por esa inexperiencia sigo dándolo todo cuando pienso que una puede ser la indicada, todo mi cinismo respecto al amor pasa a ser ganas de que esa relación sea la definitiva, y no me importa tragarme el orgullo, bien se que tengo ego de sobra para que no me afecte tragármelo de vez en cuando.

Pero duele, y si, esos momentos contigo fueron mágicos, no los cambiaría por nada, es más, si me dijeran que volviendo al inicio de mi carrera profesional, perdiendo todo lo que he construido en estos últimos años aseguraría nuestro final feliz, lo haría sin dudarlo, pues sé que todo eso lo puedo reconstruir.

Pero no piensas igual, pues ni siquiera te merece la pena intentar unas miseras citas antes de separarnos para siempre, y eso duele.


Y me siento gilipollas, porque aún con todo esto, no consigo quitarme el sentimiento que lo nuestro no ha terminado aún, que si hiciéramos ese esfuerzo volveríamos a estar como antes de la cuarentena.

Pero como dije en el pasado, para que una relación se rompa, solo hace falta que uno decida marcharse. Y aunque yo no quiera, tu te has ido.


Dijiste que admirabas mi lado solitario.

Es verdad que siempre me ha gustado la soledad, pero me has enseñado que cuando encuentras a alguien que lo merece, volver a ella duele.
Thecontradiction24 de mayo de 2020

Más de Thecontradiction

Chat