TusTextos

Si Me Paro un Momento

He decidido sentarme en el banco por el que siempre paso, andando con prisas, sin pararme a descansar.
Mi mochila queda a mi lado; saco de ella la bolsa de patatas fritas, la botellita de agua que siempre me acompaña, y la calma para no decidir levantarme de allì.
Al lado hay una parada de autobuses. Una fila de personas aguarda su llegada. Al fijarme, observo las diferentes formas de espera. Un hombre màs bien bajito, de mediana edad, sujeta un periòdico con la mano izquierda, mientras lleva el dedo pulgar de la derecha a los labios para humedecerlo y asì poder pasar las pàginas repletas de noticias. Hacìa mucho tiempo que no veìa uno de verdad; ahora no se ven muchos de esos periódicos que abultan, que son pesados y gruesos.
Justo delante de él hay un chico con unos cascos enormes, mueve las rodillas ligeramente al ritmo de la música que imagino, porque es imposible que llegue a escucharla. Por la forma de moverse creo que es un rap, aunque su ropa no es acorde a la estética que siempre se asocia a esa clase de música.
De pronto una risa compartida hace que mi atención abandone al posible rapero, y se centre en dos chicas que ocupan la mitad de la fila. Una enseña a la otra su mòvil, las dos se miran y rompen en carcajadas cada vez màs altas.
Alguna tos insistente en la fila me dice dos cosas; o bien alguien ha cogido frìo, o es que le molesta el estruendo de esas risotadas en aumento. Busco el punto exacto de ese arranque de garganta, y efectivamente saco una conclusión bien acertada con mi segunda impresiòn.
Una mujer lleva en sus brazos a un niño pequeño, de unos dos años. Prácticamente es un saco muerto, tanto brazos como piernas cuelgan casi inertes , su mejilla descansa en el hombro de ella, y de sus labios asoma peligrosamente casi toda la tetilla del chupete.
Tal vez la mujer tenga miedo a que sea despertado el enano; el mal humor de un niño es muy difìcil de aplacar.

Tengo sed, cojo la botella y doy un largo trago. Al meter la mano en la bolsa de patatas, me doy cuenta de que ya no queda ni una, sin apenas enterarme me he ventilado una bolsa de tamaño familiar.

A la fila llegan nuevos pasajeros. Una pareja que evidentemente està discutiendo. Ella mira al suelo y parece ignorar a propósito a su compañero. Él se enciende màs a cada paso haciendo brusco cualquier gesto que sale de su persona. Ella mira hacia atràs como traspasando a su acompañante con la mirada, parece buscar algo a lo lejos.
Él sigue y sigue con su retahìla, mientras ella parece dialogar en silencio con su propio reloj al cuàl no hace màs que mirar.

No sé el tiempo que llevo en el banco. Imitando a la chica miro mi reloj.
Madre mìa! Casi una hora aquì sentada, me digo en voz alta.
Justo cuando meto las cosas en la mochila, un ruido se hace cada vez màs fuerte. Alzo la mirada y ahì llega.
El bus frena en la parada y abre las puertas permitiendo subir a los viajeros.
La fila se va haciendo cada vez màs pequeña mientras se va llenando; sólo queda la pareja
Me cuelgo la mochila a la espalda mientras ella sube los escalones.Al pisar la plataforma del bus se da la vuelta y extiende la mano frenando la subida de él.
No dice nada, tan sòlo le mira muy decidida, e insiste en parar su camino de subida al bus.
De pronto la mirada de él cambia de exigente a suplicante.
Ella mueve suavemente la cabeza de forma negativa.
Él baja el pie del escalòn y suelta el agarradero de la puerta.
Se queda mirando la acera con los puños apretados mientras las puertas se cierran.
Doy la espalda a la escena mientras decido el camino que tomaré para ir a casa, metiendo la mano en el bolsillo de mi chaqueta toco las llaves.
De forma simultanea arrancan el bus y mis pasos.
En direcciones distintas nos ponemos los dos en camino.
Prefiero caminar hoy, siempre podré coger el bus mañana.
Ther08 de febrero de 2016

Más de Ther

Chat