Si Me Tengo que Ir, al Menos
Me Voy Feliz.
Desde el primer día que me subí a un caballo supe que ese era mi lugar. He conocido lugares maravillos,personas increíbles, momentos inolvidables,pero nunca nada me ha hecho sentir tan increíblemente bien como este deporte.
Suena raro, verdad? Y es que al final va a ser cierta esa frase que dice "solo entiende mi locura quien comparte mi pasión".
Porque cada tranco, cada paseo, cada entrenamiento, me ha ayudado a darme cuenta que cada obstáculo se puede superar con esfuerzo y confianza, que para ganar primero hay que trabajar, que si todo falla, siempre nos tenemos que levantar.
Cuantas horas has estado entrenando y preparando a tu caballo para un concurso de doma? Y escuchar tu nombre cuando te reclaman en la pista y entonces, en ese momento recuerdas lo mucho que te ha costado llegar hasta ahí y sales, sales dispuesta a hacer la mejor reprise, a dejar a los jueces mudos y a demostrar que tu caballo y tu sois un binomio perfecto.
Y en un concurso de salto? Sales a por todas, segura de saltar cada obstáculo, pero... Y si los nervios te traicionan?
Porque cuando te subes a un caballo, todo puede volverse en contra, puedes perder el control y es entonces cuando piensas... Todo esto me ha merecido la pena?
Yo tengo la respuesta: SÍ. Porque el deporte de la equitación es un deporte peligroso, pero somos valientes, somos constantes, somos disciplinados, pero sobretodo, no tenemos miedo a perder la vida haciendo lo que mas nos gusta,disfrutar junto a nuestro amigo.
#RideForOlivia
