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Un Buen Plan "costo" Part.4

Cabello negro, desenredado, cayendo sobre finos hombros, ojos en almendra y muy estirados sobre las extremidades dejando prever un posible mestizaje, una piel color canela que a simple vista deposita su sabor afrodisíaco sobre el chito. Leila se presentó delante del huesped y su marido, despertada por sus estruendos.
Una de las más bonitas criaturas nunca encontrado pensó Ali. Se sintió ridículo a consecuencia de su estado. Bajó los ojos, los levantó, los bajó de nuevo, luego los levantó aún, como no pudiendo faltar un único momento la vista de magnifica gitana.

- Leila! Dejaste ta aldita puera abiera! - soltó Paco.

Las palabras pronunciadas por su marido eran difícilmente comprensibles. El alcohol había atacado Paco más severamente que su invitado. Ali observó un ligero estiramiento de los labios de la mujer como queriendo sonreír pero, la sorpresa de ver a un extranjero en su salón a una hora tan matinal, le hizo guardar su seriedad.

- Yo, personalmente, te lo agradezco. - Dijo Ali los ojos clavados sobre su nuevo amigo que no comprendió esta observación inmediatamente.
Y continuó.
- Lamento mucho el ruido ocasionado. Llegó el momento de mi regreso a casa. - Esta vez los ojos fijados sobre la gitana que no le dejaba de mirar, sin percibir sin embargo, si su pensamiento fuera amistoso o no.
- Tú! - señalando a Paco de los ojos - vas hacerme el placer de permanecer a dormir en el sofá. No quiero de tus vapores de alcohol en la habitación. Te traigo una manta enseguida. Y tú! - indicando esta vez a Ali - cierra bien la puerta saliendo.
- Lo haré. Buenas noches a ustedes dos, y Paco, gracias.

Fueron las ultimas palabras que intercambiaron.
Paco observó a su invitado con claros signos de resignación a la voluntad de su mujer. Sus hombros subieron a altura de sus orejas y permanecieron en esa posición un segundo, como enganchado. Ali recuperó su cazadora y salió de la casa, tomando cuidado de cerrar bien a esta puta puerta que afortunadamente, a su llegada, siguió estando abierta.

La lluvia había dejado de caer sobre el lúgubre barrio del Cabañal, algunas gotas solitarias caían con perfecta precision para colocarse en el pequeño espacio dejado por la ropa y acceder a la piel caliente de la nuca. Gigantescos charcos de agua se formaron en medio de las calles, desviando así el camino más directo para llegar a destino por una multitud de zigzags con el fin de pasar estos mini lagos de una profundidad suficiente para sumergir estas zapatillas íntegramente.
Acto automático, Ali caló correctamente su casco sobre sus orejas, cerro hasta el limite posible su cazadora y dejó caer la capucha sobre su cabeza. Levantó los ojos para visualizar rápidamente el camino que tomar con el fin de evitar el agua depositada sobre el asfalto en grandes cantidades. No había ningún alma viva en las estrechas calles del barrio. Una noche muy negra y un cielo muy cargado no dejaban creer que la tormenta fuera terminada.
Acababa de recorrer unos cincuenta metros cuando repentinamente se detuvo, volvió sobre sus talones y retomó su marcha en la dirección opuesta. Volvió a pasar delante de la casa de Paco y siguió recto en dirección de la playa.
Se tomó un tiempo de paro bajo un porche, el tiempo para hacerse un peta y recogió la carretera.
La belleza del espectáculo vale bien esta pequeña vuelta, pensó llegando a altura de la larga calle peatonal que bordea el mar sobre todo lo ancho de la ciudad costera. El viento soplaba con mucha fuerza. Solo había que observar la curva forzada sobre las palmeras, muy inclinadas en la misma dirección. El Oeste. Este viento venía del mar, de Levante como lo nombraban aquí y entendió que el mar debía de estar muy revuelto. Estuvo rápidamente asegurado de este pensamiento cuando se quitó los auriculares. El sonido de las olas era espantoso.
Retiró lo que llevaba a los pies y franqueó la estrecha tapia que lo separaba de la gran amplitud de arena fina. El sonido pasaba a ser más potente a cada uno de sus pasos. La oscuridad esta noche en el cielo no le permitía averiguar claramente el alcance de la cólera de la naturaleza. No se encontraba tan lejos de descubrirlo, la cortina de la escena se abrió repentinamente.
Tosh11 de abril de 2010

3 Comentarios

  • Gabrielfalconi

    este capitulo es el que más me gustó
    está muy bien escrito toda esa parte de la costa y del mar
    muy bueno

    15/04/10 06:04

  • Tosh

    seguire dandote las gracias por tus elogios. Ya falta poco....o tal vez no. ;).
    mañana traere la quinta parte. Una vez mas Gabriel, merci.

    15/04/10 07:04

  • Mary

    Bueno me ley tu historia desde el primer capitulo, y me parecio
    muy interesante, resultaba imposible dejar de leer. Espero que
    publiques pronto el 5º cap. Aqui se suma una fiel lectora a tu
    historia. Besoss.

    30/04/10 01:04

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