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Un Buen Plan "costo" Part.6 y Ultima.

Había mucha gente un poco por todas partes. Una ambulancia y dos patrullas de policía habían causado el estruendo suficiente para alertar a toda la vecindad. Todas las familias gitanas habían salido de sus chabolas para reunirse alrededor de una barrera improvisada por las fuerzas del orden a una decena de metros de la entrada del alojamiento de Paco. Ali se acercó lentamente, sin poder intuir lo que estaba pasando. Asomó la cabeza sobre el hombro de un hombre, del cual los ojos estaban llenos de lágrimas. Su MP3 seguía su lectura, Ali no oía el caos que visualmente los gitanos del barrio abastecían. Un policía local, tomaba algunas notas del testimonio de una zanfoña mujer, bajo el porche de la casa. Repentinamente, dos hombres con guantes salieron de la casa, cada uno de ellos con una extremidad del cuerpo de una persona adulta, envuelto en un bolso aislante color aluminio y penetraron rápidamente en la ambulancia.
Ali no podía creer el espectáculo ante sus ojos.
Un segundo bolso surgió y siguió al primero, también llevado por dos agentes y se refugiaron en la misma furgoneta.
La cara incrédula, Ali dejó caer su casco sobre su cuello. Toda esa escena se convirtió entonces en verdadera pesadilla. Gritos de aquí y allí, venían a percutir su cabeza. Aullidos de dolor.
¿Qué ha pasado? ¿Quién hizo eso? ¿Cuántos eran? eran las cuestiones que se planteaban en voz alta la multitud a su alrededor.
Ali observó su reloj, eran las 6h15. Las 6h15. Se le paró el corazón por un instante.
Eso significaba que al salir aproximadamente a las 5h de ese lugar, en la hora y cuarto siguiente ocurrió esa tragedia.

- Debía devolver 1 kilo de blanca, vinieron a hacerle la piel estos bastardos. Salió de la boca de un coloso que se encontraba ante él.
- Hijos de la gran puta. Lo van a pagar muy caro estos cabrones. Afirmaba otro.

La ambulancia se puso en marcha con en su interior, el cuerpo de las dos últimas personas con quienes había dirigido la palabra. Se alejó de la masa de personas que los policías se esforzaban en calmar e invitar a retomar el camino de sus casas. Andó algunos pasos, la cara fijando el suelo y sus charcos, triste de no sentirse más triste por las consecuencia del drama que acababa de caer sobre los miembros de la familia de Paco, y su tan bella mujer, Leila. El ligero roce de dolor que le cruzó el espíritu se evaporó inmediatamente.
Siguió su camino sobre un centenar de metros y llegó a altura de una plaza, vacía y fangosa. A la vista de un banco, sus pasos tomaron la iniciativa de su dirección. Pasó su manga de chaqueta sobre la superficie donde sentarse, y se planteó sin saber demasiado porqué este paro.
Una hora y media más en casa de Paco y estaba en una bolsa de aluminio. O menos tiempo incluso. Tal vez 5 minutos. Pensó.
Se sacó del bolsillo el material, y se ruló otro porro sin dejar de fijar el suelo una única vez.
Es verdad que es buena tu weed Paco, si hubiera sabido que ibas a encontrarte con las estrellas, te habría tomado un poco más. Se decía a sí mismo, liberando su mirada del suelo para ofrecerle las pocas estrellas accesibles gracias a un cielo muy ligeramente despejado de nubes. Tal vez anunciando el fin de la tormenta. Escape del infierno.
Terminó el peta rápidamente, se levantó del banco el culo empapado y frío, y regresó a la calle, en música, como siempre.

Llegó por fin a casa y como de costumbre, Luis, coinquilino, dormía en el sofá con la tele ofreciendo una luz azul fría pero reconfortadora. Entró en su habitación, encendió su portátil y abrió la carpeta music. ¿Qué haría él sin ella?
Optó por “Múm”, una música suave y emotiva. Se instaló confortablemente en su asiento y abrió “Word”. Comenzó el relato de los acontecimientos de la tarde. Los había vivido con una gran tranquilidad pero, era perfectamente consciente de que esos acontecimientos eran un tanto particulares. No tenía en ningún momento la pretensión de vivir cosas extraordinarias, sino simplemente una vida, su vida. Esta noche, decidió compartirla con quien leería sus líneas. Eran ya de madrugada cuando termino el relato. Se dejó caer sobre la cama con la desagradable sensación que le había dejado el sueño que tuvo al dormirse en la playa.
El rostro de Bernard en la cabeza, acabó por dormirse.
Ali tenía por práctica de nunca cerrar las persianas de su habitación integralmente en las horas de sueño. Por el pequeño espacio que dejaba libre de cierre entraba un suave atisbo azulado que le aportaba consuelo, lo tranquilizaba. No pensaba que este hábito podía ser causado por el miedo del negro u otro miedo cualquiera que sea. Gozaba simplemente del borde de este color, que lo mecía con una gran delicadeza y cuya percibía la ternura de manera progresiva. A pesar de estos beneficios en el momento de ir a dormir, era cualquier otra cosa por la mañana al despertar. Lo agradable muestra repentinamente síntomas de algo desagradable.
La luz resulta entonces más bien más constante y clara, causando en numerosas ocasiones, un despertar prematuro, para una persona encontrando el sueño solamente a horas tardías o matinales. Entonces machinalement esta mañana, Ali, cerrados los ojos aún, estiró su brazo derecho tomando al mismo tiempo apoyo sobre el lateral izquierdo de su cuerpo, con el fin de coger la correa que permite la subida y la bajada de la persiana. De un gesto seco, la hizó descender, privando así la luz de poder penetrar en su universo de descanso.
No obstante abrió un ojo para ver la hora que era. 8h16 indicaba su móvil. Había 1h30 como mucho que se tumbo en la cama y ya sentía el sueño abandonarlo a una simple y suave somnolencia. Acostado sobre la espalda, las manos partes posteriores tras la cabeza y abrió los ojos para clavarlos en el techo. Imágenes de su particular noche vinieron a elaborarse en su espíritu, luego de otro, igualmente particular, haciéndole repentinamente realizar que a pesar de la dureza de la vida a su aspecto en muchas ocasiones, vivía una vida extraordinaria. Una vida extraordinariamente plena de vida.
Se rectificó sobre su parte inferior, buscando de la mirada su “cajita de libertad” como le gustaba llamarla. Encendió su pequeña lámpara de cabecera y por fin la encontró sobre la esquina de su mesita. Su agilidad para rodar un porro de hierba, le permitió sólo permanecer algunos momentos fuera de su nórdico. Colocó el porro en su boca, una mano bajo la nuca y encendió lentamente su weed tomando varias grandes caladas. Entonces de nuevo varias imágenes de su vida enmarañaron, como una película revelando su contenido bajo la presión del índice sobre la tecla de adelantado rápido.
Vivo tantas cosas que me siento en el deber no olvidar nada, nunca. Se dice asimismo, antes de cerrar los ojos con el fin de intentar encontrar el sueño. A fin, de pasar a otra cosa.

Lo que no se imaginaba aún durmiéndose, es que efectivamente tres días más tarde, Mikou le anunciaría la muerte de Bernard, privado de una agradable y merecida jubilación gracias a un cáncer al cerebro.



R.I.P Mr Sotty, Paco y Leila.
Tosh02 de marzo de 2011

2 Comentarios

  • Mary

    Vaya, una noche dificil de asimilar. En esos casos o uno se vuelve loco
    intentando comprender o aprende a aceprar la realidad, lo que es la
    vida.

    Me gusto mucho como transmitiste los pensamientos y reflexiones de
    Ali, hiciste que durante la lectura pudiera ponerme en su lugar y
    acercarme un poco a sentir lo que el sentia.

    Es muy buena tu historia, y estare atenta por si comienzas otra.

    Un besso!

    26/06/11 06:06

  • Tosh

    Bueno...merci por tu critica. Pronto soltare otro relatito que tengo y espero que te guste igualmente. Un saludo.

    Me animan tus palabras ya que, transmitir lo que siento en un idioma que no es el mio, me supone complicado y a mi gusto, siempre falta algo...que no falta creo en francés. Seguire trabajando para acercarme cada vez mas al texto original que siempre son en mi idioma nativo.

    02/07/11 07:07

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