Cuando me digas que me amas,
cuando me digas realmente que me amas,
no dejarán de dar higos las higueras
ni de internarse en la arena las almejas.
Cuando me beses,
cuando sientas el beso que me entregas,
una ráfaga hará danzar
las hojas en la vereda.
Como siempre guardará
el ruido del mar
un caracol en la oreja.
Romperá la cáscara
un pichón
y hará sombra en el suelo
una palmera.
No estará el cielo
celeste, nublado, gris
o se pondrá a llover
por tu presencia.
Pero para mí
todas las cosas
los días y las noches
el mar y las estrellas
se encastrarán
como si acabara de armar
rompecabezas.